Como si fueran reinas

09 de diciembre de 2008

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"Yo creo que el hombre se complementa al hombre, mujer con mujer, hombre con hombre, y también mujer a hombre del mismo modo, en el sentido contrario". La retahíla más dicha en los últimos tiempos en Colombia. Y no la propició Cantinflas. Lo hizo la boca llena de nervios de la señorita Antioquia, Verónica Velásquez, en el pasado Reinado de Cartagena, lo cual le restó todas las posibilidades de ganar la ansiada corona para esta tierra.

Hombre con hombre, mujer con mujer. No pasan ni dos minutos para que, si aparecen estas palabras reales, quien sea se trague literalmente a Verónica. Así es. Le han dicho de todo: que da pena ajena, que es la estupidez más grande pronunciada en mucho tiempo. Pero, para consuelo de tontos, otros, han esbozado un amago de defensa: que los nervios, que la presión generada por el favoritismo, que la pregunta estuvo mal formulada, en fin, paliativos para apaciguar las aguas causadas por el repentismo, memorable y que entrará a la historia de la diversión que genera la Belleza con un Propósito, como reza el eslogan del Concurso Nacional de la Belleza, fortín de quién sabe qué de Raimundo Angulo. Les refresco la memoria para que vean el calibre del que estamos hablando: "Definitivamente me gustaría conocer a Lady Di, quien afortunadamente ya se murió?". ¿En caso de un incendio a quién salvaría: a un cuadro valioso o al perro guardián? "Ay, Pacheco, pues al perro, porque es vida y la vida hay que conservarla". Ah, y la que respondió que quería conocer Roma, específicamente Jerusalén, donde nació nuestro señor Jesucristo. Y ni se diga nada de la que habla inglés pero despacito (" I fron iso socialiti. I lovin in Colombia, its I felici de estar in Catagenin Hitlon ").

¿Qué puedo decir? La verdad, el tema me divierte pero no me trasnocha. Mejor dicho: no sufro por la respuesta de mi querida coterránea. No se le pueden pedir peras al olmo. Pero la cosa cambia cuando las respuestas tipo reina salen de la boca de muchos personajes públicos, que representan los intereses del pueblo, que rigen los destinos de esta patria de reinados, que generan opinión pública y en quienes la gente ha confiado. Ahí sí el asunto causa urticaria y lo triste es que en la tierra del Sagrado Corazón, esto pasa con frecuencia: proyectos de ley que dan risa, propuestas de paz totalmente salidas de la realidad, declaraciones a medios de comunicación que no dicen nada, llenas de lugares comunes y abuso del gerundio para disimular lo que no se hace: estamos trabajando, lo estamos pensando, lo estamos logrando?

Cuando pasan cosas de esas, no hay explicación más allá de que vivimos en un país en el que para muchos, la responsabilidad pública es tan liviana como las respuestas de las reinas y lo peor es que muchos les hacen eco y, como en reinado, les gritan: ¡ese es, ese es!