Hace 25 años, época turbulenta para el país y particularmente dura para Antioquia, nuestra democracia sufrió un golpe demoledor, y además una de las afrentas más humillantes a las autoridades encargadas de garantizar la seguridad ciudadana: el secuestro y posterior asesinato, en completo estado de indefensión, del entonces Procurador General de la Nación, Carlos Mauro Hoyos, a manos de los sicarios de la mafia. Político antioqueño, Hoyos Jiménez era un hombre probo, respetado y de reconocida calidad humana. Sus posiciones verticales frente a los narcotraficantes le costaron la vida. No utilizó su alto cargo para hacer proselitismo ni para glorificarse. Su muerte fue una pérdida irreparable para Colombia.
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