No para todos es un enorme placer. Aparearse, de hecho, puede tener sus costos.
Si no, que hable la Drosophila melanogaster, la mosca de las frutas, a las cuales el apareamiento les transforma su fisiología y comportamiento. Las enferma.
Cuando se aparean, se activan los genes de la hembra, como cuando se produce una reacción inmunológica.
Mediante tecnología genética y estudios de comportamiento, científicos de Uppsala University en Suecia, revelaron que si a las hembras no les resultase tan costosa la unión con el macho, podrían producir 20 por ciento más de hijos.
Para ellas es costoso aparearse dado que la competencia entre los machos ha derivado en conductas y adaptaciones en ellos que son injuriosas para las hembras, debido al acoso durante los rituales de apareamiento y a las proteínas tóxicas que contiene el fluido seminal.
Puede decirse, en realidad, que los machos son una enfermedad para las moscas, una enfermedad que iría más allá de simplemente estar enfermas de amor.
El sistema inmune se ha adaptado para combatir patógenos, pero también cierto contenido en el esperma.
Las hembras se aparean para producir huevos fértiles, pero apareamientos adicionales tienen un efecto negativo, según el estudio liderado por Ted Morrow y publicado en el Journal of Evolutionary Biology.
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