Después de 56 años como la empresa insignia en la producción de aluminio en el país, comenzó el fin de Aluminio Reynolds, la empresa que el recién fallecido magnate Julio Mario Santo Domingo conformó con el empresario norteamericano Louis Reynolds en 1955.
Sus directivos presentaron ayer ante la Superintendencia de Sociedades la solicitud de acogerse a la Ley 1116, de Insolvencia Empresarial, tras acumular pérdidas por 8.200 millones de pesos a septiembre pasado.
La difícil decisión se tomó antes de poner en riesgo los recursos que permitan asegurar el pago a los pensionados y cerca de 500 trabajadores de esta compañía con sede en Barranquilla y que tenía una participación del mercado nacional que oscilaba entre el 15 y 25 por ciento, según la línea de negocio.
Después de aceptada la solicitud, el proceso de liquidación podría tardar entre seis meses y un año, explicó José Eugenio Muñoz Menéndez, presidente del Grupo Alúmina, del que aún permanecen las empresas Emma y Alúmina.
"Estamos esperando que las autoridades acepten la solicitud y proceder a la conmutación de las pensiones y la liquidación con los trabajadores será acorde a la Ley y la convención colectiva", explicó el directivo, quien estimó que ese proceso cuesta alrededor de 22.000 millones de pesos.
La ruina llegó de afuera
Hoy los pasivos de Aluminio Reynolds son cercanos a los 68.000 millones de pesos, y los principales acreedores son los bancos y las otras empresa del Grupo.
Y llegó a esta situación pese a los esfuerzos recientes por recuperarla, entre ellas, la capitalización por 30.000 millones de pesos y mejoras importantes en la productividad que vendía un promedio de 800 toneladas mensuales tanto de productos laminados o sometidos a extrusión.
Pero los esfuerzos no resultaron ser suficientes. La entrada de productos mucho más baratos de China y Venezuela, quebraron el precio en el mercado nacional.
"Nos toca competir en unas condiciones que no generaba utilidades. Por cada kilo de aluminio que vendemos, perdemos 532 pesos", explicó Muñoz Menéndez.
Aluminio Reynolds importaba un kilo de aluminio para procesar a 2,73 dólares, mientras que productos venezolanos terminados han entrado a precios entre 1,5 y 1,6 dólares por kilo. "Para competir nos tocaría regalar a mitad de lo que nos costó la materia prima", agrega con preocupación el presidente del Grupo Alúmina.
Las importaciones Chinas, por su parte, solo dan un margen, a lo sumo, de 40 centavos de dólar en el procesamiento, que es mucho menos de lo que vale procesar el aluminio en el país. "En esas condiciones es imposible competir. Por eso no hay otro camino que la liquidación", concluyó Muñoz.
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