El papá le está enseñando al hijo a hacer una silleta, porque este último quiere ser silletero y seguir la tradición. Será para el hijo la primera vez que vaya a Medellín, así que le pregunta al papá que si es muy grande. “Que si qué –le responde. Eso es tan grande que llega casi hasta el río”.
El camino de las flores es un sainete carnavalero con el que el teatro Barra del Silencio le cuenta no solo la historia de los silleteros, sino también su vida.
Luis Alberto Correa Zapata, el director de la obra y del grupo, cuenta que él empezó la investigación a partir de la pregunta de por qué empezaron a vender flores, y las condiciones de vida de entonces. Así llegó a una obra que cuenta las costumbres y la tradición, además sobre el trabajo, la familia y el respeto a los padres.
Por eso en esta obra hasta se aprende a hacer arepas de tela, cuando la hija le pide a la mamá que le enseñe. “También vamos viendo –precisa Luis Alberto– que hemos ido perdiendo nuestra memoria”.
El camino de las flores tiene además esa intención, recoger la memoria de los silleteros y contarla, para que no se olvide. Entonces mientras ellas arman la arepa, ellos arman la silleta, con palos, tablas, clavos y martillos.
Añade el director que al ser un sainete carnavalero buscan transmitir alegría y hasta poner a bailar al público al final. Incluso eso se nota en el vestuario, “que no es el tradicional, sino lleno de color, más teatral, más carnavalero”.
Hay en esta pieza títeres, actores, danza, cantos, y si bien la familia no tiene apellidos, para que pudiera ser cualquier familia, hay datos, fechas y nombres que sí son reales.
“Una cosa muy bonita es que cuando hablé con los silleteros, me contaron que bajaban de 80 a 100, que salían a medianoche para llegar a la Plaza Cisneros con sus flores. Yo me los imaginaba pasando Buenos Aires, alumbrando con un tarrito y una vela, descalzos. Por eso la obra se llama El camino de las flores”.
Una historia que le hace homenaje a la tradición.