Bajo el concepto de “Wabi - Sabi” que simboliza la belleza de las cosas modestas y humildes, se está realizando en el centro comercial Sandiego la decimoctava exposición Bonsái que va hasta el 17 de agosto. Un evento en el marco de la Feria de las Flores para que turistas y residentes de la ciudad acudan y contemplen la grandeza de estos árboles.
Precisamente, esas cualidades que los enaltecen van más allá de la belleza que evocan. La grandeza del bonsái está en su historia, milenaria y de raíces orientales, específicamente en China, donde según Oswaldo Copeland, un experto en el arte del bonsái, tuvieron origen estos árboles.
De China pasó al resto del mundo, primero a Japón que fue el país que en 1878 trajo los primeros bonsái a occidente para la exposición de artes y ciencias que se hizo en París en aquel año.
En la exposición que se presenta por estos días en la ciudad están adecuados como únicos protagonistas. Los acompañan grafías, símbolos y estructuras que remiten al espectador a culturas orientales donde el árbol no es simplemente una planta decorativa sino que puede ser un medio de conexión espiritual y por eso es cuidado, se respeta y se le trata como a un maestro.
Son cinco puntos principales del centro comercial en los que están reunidas la mayoría de las especies. La muestra es visitada por miles de personas al día. Nadie pierde oportunidad de posar para una foto, de recorrer los espacios con cautela y, sobre todo, de apreciar la vida en el bonsái con admiración y sorpresa en el tallo, las hojas, sus colores y sus formas.
“La intención del centro comercial es que los medellinenses y turistas aprecien bosques (árboles en conjunto) y árboles individuales, enmarcados en bellísimas composiciones, que este año traerá un atractivo adicional y es el Parque de Bonsáis en la plazoleta principal” comenta el centro comercial.
El gusto que hay en nuestra ciudad, según Copeland, es por el bonsái japonés “y apenas estamos empezando a conocer el chino” dice.
Y es que después de que el arte del bonsái se expandió por el mundo, surgieron distintas escuelas como la vietnamita, la americana, la china y la japonesa; cada una le imprime sus características dadas, por ejemplo, por las especies autóctonas.
Oswaldo, que es conocedor del tema, menciona que con solo ver el perfil del árbol o el matero se reconoce la escuela. “Los de la china son sueltos, los de la japonesa más simétricos: una rama a la derecha, una rama a la izquierda, y así”.