Tenis, botas, sandalias, mocasines, tacones, zapatillas, zapatos...todos cumplen una misma función: proteger a los pies de los peligros de la calle.
Existen desde que el hombre aprendió a usar el cuero de los animales y se han ido transformando al lado de la humanidad. En la Edad Media empezaron a utilizar telas para aislar los pies del frío del invierno y en el siglo XV los jinetes persas inventaron los tacones para que les fuera más fácil pararse sobre los estribos.
Lea también: Andrés Pajón, un maestro del glamur
Pero los zapatos tienen también una función cultural. En China, por ejemplo, los padres vendaban los pies de las niñas para que no crecieran y fueran consideradas más atractivas por los hombres, en una tradición que se mantuvo hasta el siglo XIX. El calzado en forma de cono que usaban estas mujeres se llamaba zapato de loto.
Hoy, el mundo de los zapatos es tan vasto como el de la música, la cocina o el arte. Y aunque siguen cumpliendo con la función práctica para la que fueron diseñados, las personas también los eligen por razones estéticas.
Caminamos por Colombiamoda preguntando a las mujeres por sus zapatos y nos dimos cuenta de que lo que calzan dice mucho de lo que son. Esto fue lo que encontramos:
Elvia Noya, la mujer ecléctica
Hoy lleva puestas unas bailarinas anaranjadas que amarran hasta la pantorrilla pero mañana pueden ser unos zapatos de tacón alto o unos mocasines con toque masculino. Elvia Noya es diseñadora, barranquillera y ecléctica: le pega a todo y no se encasilla en ninguna tendencia; es arriesgada pero conciliadora.
Para Noya, los zapatos son importantísimos. “Tú no puedes salir sin calzarte los pies. Algunos dicen que son complementos, otros dicen que son accesorios. Pero no son accesorios porque es algo que tú siempre tienes que llevar. Eso sí: los zapatos dicen mucho de una persona”, asegura la barranquillera.
Además: 10 tips para vestirse fashion
-¿Y cuál es la tendencia en calzado en este momento?
-La tendencia que está marcando el calzado son los tacones cubanos (esos tacos bajitos y anchos, generalmente de madera), de siete centímetros y medio y cinco y medio. O sea, sí prima la comodidad, pero sin dejar de lado la estética.
Paola Gutiérrez, la marroquinera
En teoría, Paola Gutiérrez no necesita usar zapatos -su silla de ruedas cumple esa función- pero le encantan los tacones y las plataformas, y entre más altos, mejor.
Paola es una de las emprendedoras de Crisálida, una iniciativa que apoya la Alcaldía de Medellín y la Unidad Municipal de Víctimas. Hace ocho años aprendió a manipular el cuero en un curso de pequeña marroquinería en el Sena, y desde entonces se dedica a fabricar bolsos de cuero artesanales tallados a mano.
Siga leyendo: Buenaventura viste a Nueva York: Edwing D’Angelo
El camino no ha sido fácil. Cuando tenía 14 años Paola se convirtió en otra víctima más del conflicto armado colombiano y quedó en situación de discapacidad. Pero aunque no puede caminar, aprendió a hacer maravillas con sus manos. La medellinense asegura que “la discapacidad no es un impedimento para nada”, ni siquiera para usar los zapatos que le gustan.
“Las personas creen que porque estoy en silla de ruedas tengo que usar tenis o sandalias, y se sorprenden cuando me ven en tacones. Pero resulta que para mí es más fácil usar zapatos altos que para el resto de personas, porque puedo tenerlos puestos todo el día sin cansarme”.
Esperanza Perea, la tejedora
En el puesto de exhibición de Crisálida, en el pabellón amarillo de Colombiamoda, hay una foto de una mujer negra que mira profundamente a la cámara y parece estar a punto de llorar. La fotografía hace parte de un trabajo de los estudiantes de diseño de vestuario de la UPB, que quisieron retratar las consecuencias del conflicto armado, y la mujer de la foto se llama Esperanza Perea.
“En esa foto me veo muy triste, pero yo ya no estoy triste. Ahora soy una mujer feliz”, dice Esperanza, otra víctima del conflicto que tuvo que salir huyendo de la violencia de Vigía del Fuerte, el municipio del Urabá antioqueño donde nació hace 59 años. “Tengo un nieto de 19 años pero todavía me siento como una adolescente”, asegura la mujer.
Ya lleva casi dos décadas en Medellín y tiene un almacén en el centro donde vende los zapatos que teje a mano. Sí, leyó bien, Esperanza teje los zapatos a mano con aguja de croché y el mismo hilo con el que hacen las redes de pescar en la tierra de sus ancestros.
Además: ¿Cómo se formaron seis diseñadores colombianos?
Se demoró un día y medio en aprender la técnica en Ecuador, a donde fue para un encuentro de mujeres víctimas de la violencia, y ya se la ha enseñado a siete personas que la ayudan a fabricar sus zapatos. “Son muy finos, son bonitos, cómodos y se pueden lavar”, dice Esperanza Perea y sonríe.
Los zapatos que lleva puestos, tejidos en hilo verde aguamarina, la demoraron dos horas y media. “Pero porque yo ya tengo mucha experiencia”, aclara la morena. Y la experiencia se le nota: la blusa y el turbante que tiene sobre su cabeza también los tejió a mano, como tejían su madre y su abuela en Vigía del Fuerte.
Juliana de la Rosa, anclada a la tierra
Lleva puestos unos tenis Adidas color ocre que hacen juego con el resto de su ropa: ni deportiva ni elegante, simplemente casual. Para Juliana de la Rosa, estudiante de diseño de vestuario de la UPB los zapatos son “esa pieza del vestuario que nos conecta con la tierra”.
“Para mí las personas que usan tenis están más ancladas a la tierra”, dice Juliana y agrega que los zapatos hablan mucho de la personalidad de quien los usa. “Por eso mucha gente cuando conoce a alguien le mira primero los zapatos”.
-¿Y qué es más importante? ¿La estética o la comodidad?
-Sí es importante que sean cómodos, pero más que tú te sientas cómodo con ellos. Es decir, que puedas caminar con ellos pero que también vayan con tu personalidad.
Tata Prada, siempre a la moda
Se llama Catalina pero todos le dicen Tata. No estudió diseño -sino administración de empresas-, pero gracias a su papá toda su vida fue cercana al mundo de la moda. Así, hace cuatro años, Tata y sus dos hermanos montaron su propia empresa de calzado y accesorios.
“Los zapatos pueden arreglar una pinta o arruinarla”, dice Tata, quien lleva puestas unas sandalias negras que ella misma diseñó. Sin embargo, lo que más le gusta del ‘outfit’ que llevó a Colombiamoda son sus aretas, que compró de afán cuando iba para un matrimonio.
-¿Qué se viene esta temporada en materia de calzado?
-Hay para todos los gustos, pero básicamente son tres estilos: el marinero, el pastel y el boho chic, una tendencia que ya lleva varios años en el mercado y que cambia de nombre cada temporada, pero que básicamente es lo mismo, una modernización de los estilos étnicos.
Kellen Daniela Piedrahita, primero la elegancia
Los tacones que lleva puestos Kellen Daniela pasaron recientemente por las manos del zapatero: les mandó a cambiar las correas porque las otras ya estaban acabadas de tanto uso. “Es que con estos zapatos me siento tan cómoda que no me los quiero dejar de poner”, dice la mujer.
Aunque sus tacones son de punta -muchas mujeres dicen que son los más difíciles de usar-, Kellen asegura que puede caminar días enteros con ellos, y que la horma se acopla perfectamente a la de sus pies. Además, “son femeninos y tan cómodos que a veces llego a mi casa a mi casa y se me olvida que los tengo puestos”.
-¿Qué son los zapatos en la vida de una mujer?
-¡Todo! Me ha tocado salir en pijama a la calle pero nunca sin tacones, que me den glamour y sensualidad. Yo creo que los zapatos son más que la blusa y el pantalón.