La religión, el interés por la ecología y el ecoturismo, y la gastronomía son algunas de las ventajas que los municipios del sur del Valle de Aburrá tienen a su favor al momento de convertirse en destinos atractivos para turistas internos y foráneos.
En esta zona del área metropolitana, la existencia de varias reservas forestales y ecológicas se convierte en un atractivo turístico para las personas que buscan espacios de contacto con la naturaleza, quieren observar de manera tranquila y en su entorno propio especies de fauna o flora y también buscan espacios para el descanso y la desconexión de la cotidianidad, siempre respetando el paisaje y sin intervenciones agresivas.
La Romera, en Sabaneta; el Alto de San Miguel, en Caldas; el Romeral en La Estrella, o La Catedral en Envigado, son algunos de esos espacios en los que el turismo verde cobra importancia para las localidades cuando de fomentar el turismo responsable se trata.
El senderismo, el avistamiento de aves y otras especies, descenso o rápel, son algunas de las actividades que estos parajes permiten a los turistas, en su gran mayoría, contando con el apoyo de guías especializados para evitar pérdidas o daños al entorno natural, explica María Elena González, del área de comunicaciones de la secretaría de Educación y Cultura de Envigado.
El potencial turístico también quiere emular la fórmula que ya funciona en el Eje Cafetero, es así como La Estrella está evaluando la posibilidad de impulsar la estrategia de las fincas hoteles como mecanismo para hacer más sólida la infraestructura de atención a los visitantes, explica Alejandro Cano.
A Dios rezando...
La tradición católica antioqueña en particular, y colombiana en general, también es un caldo de cultivo propicio para convertir a santos, vírgenes, imágenes e iglesias en verdaderos atractivos turísticos.
Para la muestra, el botón que entrega Sabaneta. Allí todos los días, pero con especial énfasis los martes, cientos de devotos se congregan con el fin de elevar peticiones y dar gracias a María Auxiliadora.
Sabaneta, cuenta la directora de su oficina de turismo, Ana María Montoya, ha convertido esta devoción también en una posibilidad de proyección local, regional y nacional.
La parroquia de Santa Ana, y el Santuario de María Auxiliadora son de los sitios más visitados de la localidad.
Los martes son 15 misas, una cada hora, desde las 6 de la mañana, que congregan a devotos y curiosos que quieren presenciar de cerca este fenómeno religioso.
Pero unos kilómetros más hacia el occidente, La Estrella también cuenta con otra virgen taquillera, ni más ni menos que la patrona y reina de Colombia, la Virgen del Rosario de Chiquinquirá.
Su Basílica menor alberga una réplica de más de 300 años del cuadro con su imagen que se había restaurado de manera milagrosa.
Pero el turismo religioso en La Estrella no se confía solo al poder milagroso de la Virgen, explica Alejandro Cano, operador logístico en comunicaciones de la administración siderense. También el municipio alberga varios claustros y centros santuario a los que los turistas pueden acceder con la guía de los vigías del patrimonio del municipio, cuenta.
Ellos también están preparados para desarrollar recorridos que les muestran a los turistas el patrimonio material e inmaterial que La Estrella ofrece en sus construcciones, en sus calles, y a través de sus pobladores.
A comer
Pero no todo se va en rezar o caminar por senderos rurales. También el estómago es un poderoso impulsor de encuentros y oportunidades para jalonar el turismo.
En Sabaneta esta opción de turismo del paladar se ha venido impulsando con el establecimiento de varios restaurantes con diversas especialidades, incluso se plantea la creación de una ruta gastronómica desde la Mesa de Turismo de la población. Claro que si va por Caldas, la recomendación que hace Juan Felipe Palacio, de la Alcaldía de esa población, es no dejar de probar las obleas de Las Mellas. “En el municipio todos saben donde están”.
181
hectáreas tiene el parque ecológico y recreativo La Romera en Sabaneta.