Berrío sintió respaldo de entrenadores
“Gracias a Dios las personas que me han guiado en mi proceso de formación deportiva han sido ángeles. Hacen las veces de padres, amigos y hasta sicólogos. Desde los 16 años, cuando fui campeón departamental en Guarne, empecé a entender que tenía condiciones para el alto rendimiento, pero jamás he sentido presión por parte de esos seres que me han acompañado. Creo que todo parte de casa. Mi mamá (Olga Lucía Valoyes), más allá de las adversidades con las que nos levantamos, nunca me ha exigido responder por algo en el hogar. Solo me pide que sea una persona de bien y que luche por mis sueños. Luego, cada entrenador, entre ellos Geimer, Jhonley y Javier Mosquera, Marco Ibargüen y ahora Regla Sandrino me han inculcado que todo es de paciencia y que con trabajo, esmero y disciplina las marcas llegan solas. Me recalcan que para salir adelante en el deporte se requiere de un 99 % de fe de que lo puedes lograr”.
Andrés Berrío
Subcampeón mundial de salto largo
Al joven se le debe incentivar
“Se asusta uno al notar que ahora el deseo es ver campeón a un niño a los 12 o 13 años, cuando a esas edades debería estar haciendo introducción a un deporte y ocupado en otras tareas. Una primordial, el estudio.
En ese tiempo, lo mejor es que al menos el chico esté jugando con la bicicleta, con los patines, disfrutando de una piscina, pero no haciendo 100 kilómetros de recorrido en una cicla como si ya fuera un atleta de élite. Por eso es que al llegar a los 18 años nos quedamos sin gente, sin relevos, pues le quemaron su etapa de competición.
Al joven se le debe incentivar llevándolo a carreras a participar, no a competir ni exigirle que gane. Al contrario, con el solo hecho de llevarlo a un pueblo o a un departamento a participar y conocer, eso ya debe ser sinónimo de motivación para un muchacho. En ciclismo el momento ideal para ingresar al alto rendimiento debe ser a los 17 años, antes muchos se queman, se quedan en el camino”.
Benjamín “Mincho” Laverde
Formador y entrenador de la Liga de Ciclismo de Antioquia
“El deporte no puede ser una carga”
“Mi papá (José) fue ciclista, mi esposa (Milena Henao) voleibolista, mientras que yo entrené fútbol y sigo haciendo boxeo. A mis hijos también les gustó el deporte: Juan David es actualmente Selección Colombia de pista, mientras que Emily hizo patinaje, gimnasia y pesas.
De esta última actividad se retiró porque en la liga le exigían triunfos, un tema por el que aún no se ha podido recuperar mentalmente pues en realidad le apasiona esta disciplina, en la que logró preseas departamentales. Como padre pienso que el deporte no puede ser una carga y que el acompañamiento, en lo que los hijos decidan practicar y disfruten, es lo más primordial camino a la alta competencia. Yo no le puedo exigir a un hijo que entrene fútbol porque yo lo hice. Así mismo, se debe pensar primero en el bienestar del menor y no en otros intereses. En cuanto a los entrenadores, estos no pueden ver a un deportista como un trofeo y cortarle los sueños, tienen que entender que son personas y que el mismo deporte forma gente de bien más allá de un resultado”.
Juan José Ochoa
Boxeador y director Fundación Saetas
Análisis
Jonathan Bustamante Villanueva
Médico y entrenador mental
“La mente de los jóvenes es, en gran medida, el resultado de la influencia que ejercen sobre ellos sus padres y entrenadores. Esta influencia trae consigo efectos sobre los comportamientos de los deportistas en sus procesos de formación y rendimiento. Es decir, se transfieren determinadas expectativas, certezas, temores y presiones, así como promesas, motivaciones y exigencias desmedidas, todas con un lenguaje propio que terminan motivando o frustrando sus sueños.
Por esto, la invitación es a que trabajen por un mismo propósito dentro de una visión compartida enmarcada en virtudes de triunfo como el pilar fundamental del éxito, no solo en lo deportivo sino en la vida.
Para ganar el oro hay que convertirse en oro. Se debe establecer una filosofía de formación dentro del proceso de entrenamiento para inspirar en el desarrollo de valores y principios: ser mejor persona para ser mejor deportista, sin perder el disfrute, la pasión y la motivación que trae la práctica deportiva, junto con la sana competencia, el buen relacionamiento, el esfuerzo y la resiliencia durante el proceso y en su debido momento, los logros competitivos.
Los niños y jóvenes son los verdaderos protagonistas de sus sueños y objetivos deportivos, los cuales requieren de la construcción de un liderazgo transformacional en el que se genere un clima inspiracional hacia el disfrute para que el compromiso, la constancia y el esfuerzo no corran peligro.
Compartir una filosofía de esfuerzo, disfrute y valores con los padres y entrenadores, escucharse, dialogar, establecer los límites y fortalecer los vínculos podría favorecer los procesos.
Los conflictos que se presentan se pueden solucionar con una comunicación efectiva, comprensión, claridad y respeto, teniendo en cuenta que son personas, hijos, y los están poniendo en el campo de influencia de los entrenadores”.
“El deporte en el que se especialice un joven no puede practicarse como un castigo”.
Rigoberto Urán