Para llegar a la élite del tenis de campo no solo el talento es suficiente. El apoyo económico, el acompañamiento de familiares y especialistas son vitales, así como una mente poderosa para soportar las vicisitudes y no dar un paso atrás en ese largo camino.
Desde pequeña, mientras empuñaba una raqueta y se batía en cada punto en las canchas de polvo de ladrillo de la Liga Antioqueña, donde llegó a los 7 años acompañada por su primer entrenador, su padre Yovanny Monroy, Yuliana Monroy Betancur, quien creció en el barrio Aranjuez de Medellín, sorprendía con su convicción y carácter, virtudes que consolidó no solo para lograr su propósito de jugar contra grandes exponentes de este deporte, sino a la vez para mantenerse firme en esa lucha de jugar importantes torneos y ganar respeto.
Por ahora es una de las mejores tenistas del departamento y el país, como lo evidenció el año pasado en el Circuito Profesional Colsánitas al lograr el subtítulo de la parada de Armenia y las semifinales de Cali y Bogotá.
Pero no solo eso, como lo expresa Daniel Hernández, vocero de la jerarca paisa de tenis, Yuliana también rompió paradigmas al competir de igual a igual contra hombres en el Match Play UTR Teleantioquia, certamen que reanudó la actividad de este deporte tras la cuarentena obligada por el coronavirus y en el cual fue subcampeona.
“Estuve jugando a nivel universitario, en Estados Unidos, dos años, pero me di cuenta que para mí ese no era el lugar para llegar al profesionalismo y por tal motivo me devolví para Colombia. Sigo haciendo muchos cambios en la parte técnica, ahora de la mano del entrenador Michael Quintero -extenista- y compitiendo con hombres”, contó Monroy, quien ya recuperó su ranquin WTA (es 1.130° del mundo) luego de estar entre las primeras 900.
Cuando estaba en la categoría júnior, en la que ganó tres títulos en 2014, Monroy jugó, en 2015, una final en Bolivia ante la canadiense Bianca Andreescu, campeona hace dos años del US Open después de vencer a la estadounidense Serena Williams.
“Se trata de creer, tener paciencia y luchar por lo que se quiere, más allá de lo costoso que puede ser el tenis y más por la escasez de patrocinios”, comentó Yuliana, quien alterna sus entrenamientos deportivos con la carrera de Fisioterapia -cursa cuarto semestre en la Universidad María Cano.
“Al lado de Michael he aprendido mucho. Por ahora entreno contra hombres porque son demasiado fuertes. Es un reto, pero me permite superar nervios, adquirir mayor seguridad y confianza para cuando me mida a las mujeres logre consolidar el trabajo que vengo realizando. Sé que aún puedo dar mucho en este deporte y por eso me esfuerzo cada día para ser mejor”, dijo Yuliana, con la seguridad que la caracteriza