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Cuando tenía once años y ajustaba seis en los clavados, la entrenadora Carolina Saldarriaga Bustamante le dio un ultimátum a Tomás Tamayo, a quien el talento para los saltos le salía por todos los poros, pero el miedo lo frenaba un poco.
“La mamá de Tomás y mis compañeros me decían que yo le tenía mucha paciencia, pero lo que pasaba era que él, aunque era muy disciplinado, tenía dos saltos le causaban dificultad y no los hacía. Nos quedábamos horas luchando para que los ejecutara, por eso un día le dije: ‘Si usted no hace el salto simple atrás y el simple inverso, lo devuelvo a la categoría recreativa”, recuerda entre risas la entrenadora.
Pero el niño, que es un deportista competitivo, al que no le gusta perder y siempre se pone como meta estar el podio, cambió, y no se dejó sacar del equipo. Confrontó el miedo y realizó las pruebas que en el mundo de los clavados son básicos y exigidos en las competencias.
Desde entonces no ha parado de ganar: fue campeón suramericano y subcampeón panamericano en la categoría infantil, y siguió con una carrera llena de medallas y exaltaciones.
Carolina, quien es entrenadora del club Alcatraz en la categoría infantil y juez de clavados, afirma que todo lo que ha cosechado el nadador este año es fruto de su dedicación, determinación y constancia, pues se exige bastante.
Desde que lo vio, a los 5 años de edad, en el grupo del Cifar (Centro de Iniciación y Formación para el Alto Rendimiento de la Liga de Natación), sabía que tenía potencial y por eso se dedicó a darle unas bases sólidas.
Luego fue entrenado por Laura Cardona, y en marzo del presente año pasó a manos del técnico Jerry Jaramillo Ríos, quien también captó el potencial del joven y siguió perfeccionando sus movimientos para alcanzar la meta de ser medallista mundial, algo que el antioqueño obtuvo en Ucrania el pasado domingo, cuando ganó la presea de plata en la prueba de trampolín un metros con una calificación de 413.15 puntos.
Su cosecha pudo ser más amplia, pues este martes el saltador avanzó a la final de trampolín de 3 metros y estuvo cerca de un nuevo podio, pero una falla en un salto lo envió a la séptima casilla, actuación que también es meritoria.
De esta manera, Tomás cierra un año lleno de alegría, medallas y satisfacciones internacionales, con la promesa de que este es solo el inicio.
“Estoy feliz con este resultado, logré el objetivo por el cual trabajé durante todo el año, vienen más cosas, es el primer paso”, comentó el quinceañero desde Ucrania
Periodista de la Universidad del Quindío. Cuyabra hasta los huesos y mamá de un milagro llamado Mariana, amante de la salsa y apasionada por el deporte.