x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

A punta de sudor y goles llegó la reivindicación de Kevin Viveros en Nacional, ¿por qué no ha sido fácil para él?

El delantero de Atlético Nacional, figura en el duelo frente a Internacional, no la ha tenido fácil. Todo se lo ha ganado a pulso.

  • En este 2025, Kevin Viveros suma 18 partidos (12 como titular), en los que ha logrado 8 goles y 3 asistencias. FOTO Juan Antonio Sánchez
    En este 2025, Kevin Viveros suma 18 partidos (12 como titular), en los que ha logrado 8 goles y 3 asistencias. FOTO Juan Antonio Sánchez
09 de mayo de 2025
bookmark

En la noche mágica del Atanasio Girardot, cuando el reloj marcaba los momentos de mayor tensión, emergió desde la resiliencia más pura el nombre de Kevin Viveros. Con dos goles que ya son parte del archivo dorado del club, el delantero nacido en Buenaventura le regaló a Atlético Nacional una victoria crucial frente al Internacional de Brasil, manteniendo viva la llama de la esperanza en la Copa Libertadores. No fueron dos tantos cualquiera, fueron los más importantes de su carrera, los que transformaron las dudas en certezas, los murmullos en aplausos, el pasado errático en un presente de consagración.

Para Viveros, ese grito de gol fue más que una celebración: fue una liberación. Llegó a Nacional en julio de 2024, cumpliendo el sueño de su niñez, ese anhelo que acariciaba mientras veía por televisión las hazañas de los ídolos verdolagas. El técnico Pablo Repetto creyó en él, le abrió la puerta de su ilusión. Pero el fútbol, como la vida, rara vez transita caminos rectos. Repetto se fue y con él, parte de la confianza que lo había traído a Medellín.

Llegó Efraín Juárez y con él, Alfredo Morelos como delantero de referencia. Viveros quedó a la sombra, pero nunca en el olvido. Entendió que su lucha apenas comenzaba. En cada práctica se mostró dispuesto a competir, a asociarse, a sacrificarse. Sus goles esperaban en silencio, mientras él hablaba con su esfuerzo. Minuto a minuto, entrenamiento tras entrenamiento, fue escalando posiciones hasta convertirse en el complemento ideal de Morelos. Pero justo cuando parecía haber encontrado estabilidad, el fútbol volvió a sacudir su estructura: Juárez renunció, y otra vez el tablero se reinició.

Javier Gandolfi tomó las riendas del equipo y no tardó en notar que había en Viveros algo más que un delantero alternante: había actitud, entrega, juego sin balón y, sobre todo, olfato goleador. Le dio minutos, confianza, y Kevin respondió con lo que mejor sabe hacer: estar en el lugar indicado, con el alma dispuesta a convertir. Su lugar en el once titular se consolidó, su nombre dejó de ser solo una promesa y se convirtió en un pilar del ataque antioqueño.

Pero nada ha sido fácil para Viveros. Una lesión lo volvió a alejar de la titularidad Desde la banca, con frustración silenciosa, Viveros veía pasar las oportunidades. No se rindió. Se curó, volvió a entrenar con la misma intensidad, con esa hambre que lo define, y cuando Morelos bajó su nivel, Kevin no dejó pasar el llamado del destino. Lo hizo suyo.

Sus compañeros lo saben. Marino Hinestroza lo dijo sin dudar: “Venía trabajando muy bien y me alegra que haya tenido un gran partido”.

William Tesillo, capitán y voz de experiencia, lo respalda con sinceridad. “Es uno de los que más trabaja”. Viveros ha logrado que su historia de lucha se escuche con respeto en un camerino exigente, que ahora lo abraza como a uno de los suyos. “Siempre trato de dar lo mejor de mí”, dijo Viveros al final del juego ante Inter.

Detrás de su sonrisa tímida hay una historia de dolor y distancia. Kevin no puede regresar a Buenaventura, su tierra, por la violencia que azota a su gente. Extraña a su familia con la nostalgia del que no puede volver. Ha llorado en silencio por ellos, pero también ha jurado luchar desde lejos para cambiarles la vida. Cada gol suyo es también una promesa a los suyos, una semilla de futuro sembrada con sudor y lágrimas.

Su trayectoria ha sido un peregrinaje de aprendizajes. Desde América de Cali, Atlético y Leones, hasta Carabobo, Deportivo Cali, Sarajevo y La Equidad, siempre dejó su marca. Siempre avanzó.

Su formador, Carlos ‘La Gambeta’ Estrada, lo define mejor que nadie: “Kevin es disciplinado, siempre abierto a aprender. Estoy seguro de que será muy importante para el fútbol colombiano”. No se equivoca. A sus 25 años, Kevin Viveros ya tiene cicatrices de veterano, pero la energía inagotable de un soñador.

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto

Liga Betplay

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD