Hay hechos inobjetables, como el anti récord que estableció el DIM tras finalizar su participación en el campeonato esta temporada.
Luego de 40 fechas disputadas, sumando las 20 de cada semestre, el cuadro rojo solo estuvo dentro de los ocho en siete jornadas, algo que jamás le había ocurrido desde que se juegan torneos cortos (2002).
Ni siquiera en temporadas tan complejas como la de 2013, en la que estuvo involucrado con la tabla del descenso por el promedio de los años anteriores, o la campaña en 2011, cuando apenas ganó 10 partidos en todo el año y estuvo fuera de los ocho clasificados en 23 de las 36 fechas, compilando ambos semestres.
La anterior estadística justifica el malestar de la afición. Sin embargo, hay otros factores, que matizan el registro mencionado.
El principal es el desempeño con el cual afrontó el Poderoso la segunda mitad del torneo y que lo llevó, bajo la conducción de Aldo Bobadilla, a sumar seis triunfos, tres empates y una sola derrota, para un rendimiento con el paraguayo del 70 por ciento.
Más allá de lo numérico, el plantel asumió este tramo final en un estado de forma mental y futbolístico muy alto, como lo señala Andrés Ricaurte, quien junto a Adrián Arregui, fueron baluartes del equipo en estos últimos encuentros.
“El orden y la convicción que tuvimos para replicar una idea táctica permitió que las individualidades se potenciaran y salieran a la luz cosas positivas que no se estaban viendo por los malos resultados anteriores”, sopesa el volante antioqueño.
Con la condición actual, el cuadro rojo tiene buenas perspectivas para afrontar la final de Copa Águila ante Cali, un equipo bien estructurado, pero con vacíos tácticos.
Con 180 minutos por delante y cerrando la serie final en casa, Medellín tiene la oportunidad de garantizar su presencia en Copa Libertadores, un alivio económico y un aliciente deportivo fundamentales para edificar el proyecto institucional en 2020.
Asistir a fase preclasificatoria en Copa y lograr el posterior cupo a zona de grupos le representaría más de US$4 millones (unos 13.700 millones de pesos).
El atractivo de disputar un torneo internacional también sería uno de los últimos alicientes para mantener a Germán Cano, a quien se le cumple el contrato en diciembre y parece difícil retenerl.o.
De manera que es necesario que tanto el equipo como la hinchada cierren filas en torno a la Copa porque está en juego más que un premio de consolación