No se cambiaba por nadie. A sus 10 años Juan Esteban Hincapié logró un sueño: que James Rodríguez y Luis Díaz le firmaran un balón y la camiseta de la Selección Colombia durante el paso del equipo nacional por Medellín, previo al partido contra Ecuador en Quito.
Hacerlo no fue fácil, pero el menor contó con la complicidad de sus padres, quienes aprovechando la semana de receso escolar madrugaron para pararse con el niño en la parte de afuera del parqueadero del hotel Intercontinental, frente a la avenida Las Palmas, donde estaban ubicadas las vallas de publicidad que la Federación puso para garantizar la seguridad de los futbolistas.
La esperanza no se acabó
Eran las 9:30 de la mañana del viernes y hacía un sol picante en Medellín. El bus de la Selección Colombia salió hacia el Polideportivo Sur de Envigado con los jugadores que tuvieron pocos minutos frente a Uruguay y los que estuvieron en el banco de suplentes, para que realizaran su primera sesión de entrenamiento en territorio antioqueño.
Entre los que participaron en la práctica a puerta cerrada se cuentan Álvaro Montero, Kevin Mier, Yáser Asprilla, Richard Ríos y Déiver Machado, entre otros. Mientras estos entrenaban en el sur del Valle del Aburrá, los que actuaron de titulares contra el equipo charrúa realizaban trabajos de recuperación en el hotel.
Uno de los lugares que los preparadores físicos escogieron fue la piscina. Juan Esteban no había llegado cuando el bus se fue. No vio salir a los jugadores. Por eso en un primer momento no supo si James había salido. Preguntó a uno de los periodistas, que lo puso al tanto de que el cucuteño seguía en la concentración.
El niño no perdió la esperanza de ver a los ídolos, aunque con el paso del tiempo se dio cuenta de que sería complicado. Entonces a Mauricio Hincapié, su papá, se le ocurrió la idea de entrar a comer algo en el restaurante del hotel para ver si se encontraban a algún jugador en un pasillo.
El sueño se cumplió...
Juan Esteban se sentó en el restaurante y miró hacia la piscina. Sus ojos se encontraron con algo que lo sorprendió: estaban Frank Fabra, Rafael Santos Borré, Wílmar Barrios, Santiago Arias, Mateus Uribe, Dávinson Sánchez, Luis Díaz y James Rodríguez.
Esperó a que se sentaran y llegó hasta donde estaban. Uno a uno le firmaron la camiseta y el balón. Él lucía emocionado. Por eso le pidió a su papá que le tomara una foto. Juan se paró al lado de James. Luis Díaz se hizo detrás de ellos dos. El resto posaron sentados, con el pulgar arriba. La familia Hincapié cumplió la misión por la cual llegó hasta el “Inter” en la mañana.
Aprovechar la tarde de descanso
Al mediodía el sol se opacó. Empezó a ventear frío y unas nubes negras avisaron que pronto llovería. A las 12:30 p.m. una van blanca llegó hasta la puerta del parqueadero que se destinó para el ingreso de los jugadores de la Selección Colombia.
Un par de minutos después el arquero Camilo Vargas, quien fue expulsado en el partido contra Uruguay, salió por esa puerta, maletas en mano, y se montó al carro que lo llevó al aeropuerto José María Córdova para que regresara a México, donde juega.
El remplazo de Vargas en la convocatoria será José Luis Chunga, arquero del DIM, quien se unirá al grupo después del clásico antioqueño de este sábado.
Un par de minutos después de que se fue Vargas, llegaron una camioneta negra y otra blanca. En una se montó James Rodríguez. En la otra, Mateus Uribe. Ambos jugadores se fueron a disfrutar con sus familiares de la tarde libre que tenían.
A la 1:00 p.m. el sonido de los truenos se mezclaron con el de las sirenas de policía que avisaba que el bus con los jugadores que entrenaron en Envigado estaba a punto de llegar. Todos se bajaron rápido y entraron al hotel. En medio de la lluvia intensa que cayó, los futbolistas de la Selección se fueron a descansar a sus habitaciones. Juan Manuel, con la sonrisa de quien ha cumplido un sueño, regresó a casa.