La temporada pasada al PSG no le fue mal: ganó la Liga francesa y fue semifinalista de la Champions. Sin embargo, sus aficionados se mostraron inconformes. Acostumbrados a quedarse con el título en Francia (ganaron 9 en los últimos 10 años), querían mínimo ser finalistas a nivel europeo.
No lo lograron. El Borussia Dortmund alemán los dejó en el camino. En mayo de 2024, ni la presencia de Kylian Mbappé fue suficiente para que los parisinos llegaran a la disputa por “La Orejona”, el deseo más grande de los inversionistas qataríes desde que adquirieron el 70% del club en 2011.
Desde que ellos llegaron, derrochando dinero para comprar a estrellas como Zlatan Ibrahimovic, Edison Cavani, David Bekcham, Neymar, Mbappé y Lionel Messi, los parisinos solo disputaron una final de Champions: la de 2020, en la burbuja de Lisboa por el covid, contra Bayern Múnich.
La perdieron 1-0. El gol de los bávaros fue del francés y canterano del PSG, Kingsley Coman, que debutó en 2013. Después de eso, ni teniendo a Neymar en un momento brillante, a Messi, uno de los mejores de la historia, y a Mbappé siendo un delantero letal, consiguieron luchar por el trofeo.
¿Cuál es el secreto del PSG que no tiene estrellas?
Sin embargo esta temporada, ya sin tantos “nombres de peso” en su plantel, sí lo consiguieron. ¿El secreto? La capacidad que tuvo el técnico español Luis Enrique Martínez, quien cumplió 55 años este jueves, de armar un equipo que no dependiera por completo de las individualidades.
Esta campaña, el futbolista más costoso del PSG es el georgiano Khvicha Kvaraskhelia, que en el mercado cuesta 80 millones de euros, 100 menos que Mbappé, la figura y goleador del equipo el año pasado.
Antes, Mbappé era la estrella. Ahora, no hay una. “Prefiero 4 jugadores que hagan 12 goles, a uno que meta 40”, dijo al inicio de temporada Luis Enrique, quien se volvió famoso en redes sociales cuando se filtró un video en el que le pedía al delantero francés sacrificio defensivo en una charla.
Al atacante le costaba. Hoy, su equipo pragmático lo hace: ataca cuando encuentra espacios, defiende cuando lo debe hacer y no se desespera sin el balón o si va perdiendo. Solo juegan, en conjunto.
“¿Cómo ganar la Champions si no tienes un gran portero como Donnarumma, grandes jugadores en la defensa que juegan por todo”, aseguró después de clasificar a la final de Champions del 31 de mayo en Múnich. PSG, sin estrellas y de la mano de Luis Enrique, puede levantar el título que el dinero no le dio.