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Detrás del éxito deportivo de Águilas Doradas, el equipo de moda en la Liga colombiana, hay una dirigente a la que poco le gusta figurar en los medios y quien supo implementar una estrategia administrativa en este club que hoy tiene su sede en Rionegro.
Se trata de Paola Salazar, egresada de Ingeniería de Producción de Eafit, mamá de Lucas, de 9 años, quien se convirtió en el eje de su vida y que como ella, tiene sangre futbolera. A su corta edad ya pule el talento en el Club Estudiantil de Medellín.
La presencia de esta mujer en el balompié no es nueva. El próximo 16 de julio celebrará con su único hermano, Fernando, y su mamá, los primeros 15 años del club al que ellos consideran un proyecto familiar. Y lo hará como presidente, cargo que asumió sin ningún temor en 2015.
¿Cómo empezó esta aventura en el fútbol?
“Mi hermano José Fernando era futbolista y se tuvo que retirar rápido por lesiones de rodilla. A raíz de eso se dedicó a los negocios y fue distribuidor de Cervecería Unión durante 10 años. Yo soy ingeniera de producción de Eafit y trabajé con unos austriacos en La Ceja casi 8 años. Un día a mi hermano le empezó a picar la idea de tener un equipo de fútbol, pero tenía que formar un patrimonio. Entonces resultó la venta de la ficha de la Corporación Bajo Cauca y nosotros la adquirimos y pasó a llamarse Corporación Deportiva Itagüí Ditaires, con el apoyo de la Alcaldía. Así arrancamos el proceso”.
¿Usted siempre ha estado metida en el proyecto?
“Claro, desde el principio, pero la cabeza visible era mi hermano. Ya en 2011 las corporaciones se tenían que convertir en sociedades anónimas por la Ley 1445 y desde el 1 de enero de 2012 empieza la sociedad Talento Dorado S.A. que es la propietaria de Águilas Doradas. En 2015 asumí la presidencia”.
¿Le dio temor enfrentarse a ese cargo, porque son pocas las mujeres en el fútbol?
“Yo siempre había hecho parte de la Junta Directiva y para mí ser presidente de un equipo de fútbol es igual al de una sociedad anónima cualquiera. Solo que el fútbol tiene más visibilidad, pero es exactamente lo mismo. Como ingeniera manejo a Águilas como si fuera cualquier empresa de producción. ¿Qué pasa?, que la persona visible ha sido mi hermano, porque a mí no me gusta aparecer en medios, prefiero el bajo perfil, estar tranquila, trabajando”.
Pero este deporte tiene muchas cosas especiales...
“Por tradición en nuestro país ha sido de hombres. Al principio fue un choque muy tremendo, porque yo venía de trabajar en una empresa donde manejaba 150 personas entre hombres y mujeres. El fútbol se maneja muy distinto, por ejemplo los objetivos se cumplen y se deben dar muchas bonificaciones. En una empresa normal no, usted tiene un contrato con un salario y te pagan para hacer las cosas bien. En el fútbol te remuneran muy bien y además de eso te tienen que incentivar para que logres las metas. Es un tema de mucha pasión, es un mundo donde la materia prima es el ser humano. Entonces si los 11 jugadores, que pueden estar bien, regular o mal, no toman bien las decisiones en la cancha, de nada sirve que desde la parte de directiva y administrativa se planee bien. Es complejo entender este negocio como tal”.
Además es un mundo de muchos egos, de jugadores estrellas. ¿Cómo ha hecho este manejo, ser mujer le ha servido para ello?
“Sí, eso ha suavizado un poquito las cosas porque definitivamente los futbolistas son seres humanos especiales. Es difícil, pues como sea hay que tenerlos como en algodones. Pero desde el lado femenino uno se acerca a ellos. Entiende ese lado diferente al de los directivos hombres. Cuando termina un partido yo les pregunto cómo está su familia, su esposa, sus hijos, algo que no van a indagar los directivos tradicionales. Yo siempre me inclino más por el lado humano, soy consciente de que algunos vienen de hogares disfuncionales, entonces tratamos de compensar eso. Es como un apoyo diferente al que se tiene con un equipo liderado por un hombre”.
¿En 15 años hay jugadores que han dejado un sello en el club?
“Muchos. Hoy tenemos a Kevin Castaño que ya es de Selección Colombia. También a Sebastián Rodríguez, jugadores que empezaron con nosotros desde el Babyfútbol. A Javier López, que ya no está en el club, le hicimos terminar el bachillerato. Verlos cómo han avanzado deportiva y personalmente es increíble, porque eran unos niños cuando llegaron a Águilas. Muchos jugadores han quedado en la historia de este equipo y en nuestro corazón”.
También han tenido entrenadores famosos y complicados...
“Yo creo que todos los seres humanos lo somos de alguna manera. Hemos tenido cerca de 10 y he entendido que para ser técnico hay que ser terco. El cuerpo técnico actual es bastante especial. Lucas (González) está debutando con nosotros, entonces como dice uno cuando contrata un empleado recién salido de la universidad, no tiene resabios ni caprichos. Viene de dirigir la sub 20 de Nacional y de hacer escuela y capacitarse en Europa, sabe bastante, es entregado a su trabajo. Es estudioso, muy juicioso. Y los que lo acompañan (Carlos Tabares, Alexis Henríquez, Thiago y Johny Yepes) son espectaculares... Eso ha permitido mucha empatía”.
¿Y qué tal le fue con Leonel Álvarez?
“Lo hemos tenido en dos ocasiones. En 2012-1, que fue una de las mejores campañas del club (la de actual es la mejor) , era un Leonel muy diferente. El del año pasado fue una persona espectacular, sencilla, que escuchaba. Nos dolió mucho que se fuera porque contábamos con él, pero lastimosamente a última hora resultó que se iba y bueno, ahí llegó en buena hora Lucas”.
Su hermano es muy polémico y usted tranquila, ¿cómo hace para ese manejo?
“Somos muy distintos. Yo soy calmada, manejo las cosas diferentes, entonces sí es un complemento. Él ha cambiado mucho desde hace un año, una enfermedad que yo tuve lo tocó mucho, pero sigue siendo impulsivo, acelerado. Es un hincha más en los partidos”.
¿Qué les dice a quienes creen que ser futbolista es fácil?
”Es una carrera corta, pero bonita, que exige muchos sacrificios si se quiere ser un buen profesional. Ya en nuestro caso, pasamos las navidades contratando jugadores, pero lo disfrutamos”.
¿Cómo se siente y la tratan los dirigentes de otros clubes?
“Muy bien, desde la primera reunión a la que asistía en 2009, aunque últimamente he delegado. Eso lo hago porque estoy enfocada en Lucas mi hijo y dejé de viajar a los partidos. Me dije, si lo tuve es para criarlo yo, no que lo haga mi mamá. Pero en términos generales ha sentido el respaldo y cariño de los colegas”.
¿Qué quisiera para el fútbol colombiano?
“Me gustaría que hubiera más colegaje entre todos los equipos. Una cosa es la rivalidad en la cancha y otra es por fuera. Yo en este momento manejo la mejor relación administrativa con Katia Giraldo y Francy Puerta en Medellín y Nacional. Qué bueno sería que los 36 clubes hiciéramos convenios con los hoteles, transportadores, con empresas de uniforme. Que no nos veamos como rivales, son los muchachos los que definen en la cancha. Nos falta crecer más como gremio. También quisiera llegar a una reunión de la Dimayor y ver mitad hombres y mitad mujeres, pero es difícil que eso se dé”.
¿Cuál es su sello en Águilas?”
“El nombre lo puso mi hermano, es un soñador y visionario. Mi aporte está en la ejecución y el mantenimiento de seguridad de la empresa, manejar un presupuesto juicioso”.
Comunicador social periodista de la U. de A. Sigo el fútbol profesional y aficionado, la gimnasia, el voleibol y las otras disciplinas del ciclo olímpico. Redactor de El Colombiano