Filas eternas en los estadios, bullicio en las ciudades, ventas de camisetas en cada semáforo y 230 futbolistas ansiosos por dar el primer paso rumbo a Catar 2022.
Todo eso habría ocurrido mañana, fecha inicial de la Eliminatoria suramericana, de no haber mediado la pandemia que mandó a parar todo.
Sin embargo, la postergación de la competencia, probablemente hasta septiembre, no necesariamente implica un perjuicio para todas las selecciones. A la vista de los hechos y según algunos analistas, varios combinados podrán tomar este tiempo como un periodo de gracia, mientras que a otros elencos sí les genera algún grado de afectación. ¿En dónde cae Colombia en este panorama? A continuación, una mirada al respecto.
Los que saldrían fortalecidos
Paraguay, Venezuela y Ecuador entran claramente en este grupo por un factor coincidente: son procesos incipientes. Eduardo Berizzo apenas cumplió un año al frente de los guaraníes, en tanto que José Pesseiro (Venezuela) y Jordi Cruyff (Ecuador) aún ni se estrenan en el banquillo.
Claro, tener más tiempo no garantiza nada, pero sí es un aliado necesario para llevar a cabo tareas básicas en la labor de seleccionador.
“Ecuador, por ejemplo, es una selección en búsqueda de una base, no la tiene, y para eso se necesitan meses de observación, viajes, trabajo cercano con varios jugadores, microciclos. Sin esto tan elemental es casi seguro un mal comienzo”, expone el entrenador Octavio Zambrano.
CINCO MESES QUE PODRÍAN DISMINUIRLOS
El grupo de los perjudicados parece liderado por Chile, Uruguay y Perú. ¿La razón? Al igual que el tridente anterior, a estos también los une una situación: pensaban arrancar el proceso eliminatorio aferrados a la base histórica, compuesta por jugadores que oscilan entre los 30 y 36 años.
La mayoría de estos futbolistas militan en ligas europeas y con los trastocados calendarios la exigencia competitiva les haría llegar al arranque del clasificatorio con algunas dificultades en su desempeño.
Esto, con el agravante de que la camada que llega a tomar las banderas en dichos combinados aún está “cruda”.
“En Chile, la generación dorada aún es vital. El recambio es obligatorio pero debe hacerse correctamente. Ninguna renovación forzosa ha triunfado en selección alguna”, considera el histórico de La Roja Marcelo Ramírez.
Los indecisos e indiferentes
La segmentación, tan clara para los 6 equipos anteriores, no lo es tanto para Argentina y Colombia.
En ambos casos la base la conforman jugadores con presente en ligas europeas, con buen rango de edad para afrontar la Eliminatoria completa.
El presunto beneficio o afectación oscilaría por situaciones concretas. Por ejemplo, que los futbolistas de la liga local, de los que el técnico Lionel Scaloni se ha valido tanto para robustecer convocatorias (hay 13 representantes de la Liga argentina en el radar de Selección) mantengan un nivel óptimo en los próximos meses.
En cuanto a Colombia, el caso más claro es el de Falcao, quien, a sus 34 años, tendrá que prolongar el buen momento que atraviesa con Galatasaray, máxime con el pobrísimo promedio de gol de 1,2 tantos por partido bajo el mando de Carlos Queiroz.
Por otro lado, solo 5 de los más de 30 legionarios de Colombia en ligas de élite, vienen de ser titulares, por lo que los demás tendrán margen de mejorar su rendimiento.
Lo cierto es que las 10 selecciones tendrán 5 meses para trabajar en pro de retribuir la espera de los aficionados y, sobre todo, con el deber de garantizar un nivel que les permita no solo aspirar por un cupo a Catar-22 sino ser competitivos en el plano intercontinental. Los cuatro mundiales consecutivos con marcada superioridad europea así lo exigen.