Manuela Vanegas empezó a coquetearle al balón desde muy pequeña y como en su pueblo (Copacabana) no había equipo de mujeres, le tocó competir contra los hombres. Antes de cumplir los 10 años, aferrada a esa pasión y con el apoyo familiar, presentó una prueba en el Club Formas Íntimas de Medellín, en el que se quedó una década recibiendo formación deportiva y personal.
Ahora, con 19 años y amplia trayectoria en selecciones de Colombia, acaba de dar el salto al fútbol europeo, concretamente al Espanyol de Barcelona, donde busca ratificar su calidad. Su potencia, fuerza y técnica con la pierna zurda la llevaron al Viejo Continente en enero de 2020 y allí forja un futuro que, según ella, apunta a la élite.
“Quiero trascender y escalar hasta llegar a liga de Francia o EE. UU., que son top del mundo”, dice la jugadora que aspira a participar con la Selección sub-20 en el Suramericano de Argentina, del 4 al 22 de marzo.
¿Cómo comenzó esta experiencia internacional?
“Desde que llegué me he sentido contenta, tranquila, en paz, porque así fluyen las cosas. Al principio fue duro por el cambio futbolístico (acá se juega a otro ritmo) y por la lejanía de la familia, pues soy una persona muy apegada a pesar de que, a mi corta edad, he viajado mucho y me ha tocado estar por fuera de la casa periodos largos. La última vez permanecí 8 meses en Neiva, con el Huila, pero estaba a una hora de la casa, en avión, y ahora son 12 hasta Barcelona. Pero aquí estoy, acoplándome y aprendiendo de los técnicos y jugadoras tan buenas”.
¿Cómo va la adaptación?
“Al principio cuesta, pero me he caracterizado por ser una mujer fuerte mentalmente y tengo claro a qué vine acá (España). La idea es avanzar, aprender, sumar experiencia, seguir escalando, pero consciente de todo”.
¿Cómo se ha sentido en este nuevo club?
“Me recibieron súper bien, es un grupo fuerte y a veces pienso cómo un equipo tan completo atraviesa un momento difícil de resultados. Pero estamos trabajando duro para salir adelante, unidas, y eso me hace sentir bien. Las otras extranjeras son una brasileña, dos costarricenses y una paraguaya”.
¿Qué influyó para que decidiera irse al exterior?
“Era un sueño. La mayoría de suramericanas queremos irnos a Europa en busca de más visibilidad, a pesar de que, para mí, la liga colombiana es de las más fuertes. Son metas que uno se hace desde niña y construye día a día. Desde que iba a cumplir los 18 años comencé a hacer planes para irme a EE. UU. y no se dio. Quiero estudiar una carrera y sigo construyendo otros caminos. Lo de España se dio en un momento importante en mi carrera, pues tuve un año excelente con la Selección y con el DIM que hizo realidad otra ilusión que tenía, lástima que no alcanzamos el título pero lo buscamos hasta el final y entregamos el 100%”.
¿Qué piensa del éxodo de jugadoras colombianas?
“Estoy feliz por eso, porque usted conoce la lucha del fútbol femenino. Cada vez tenemos más representantes en el exterior. Es una muestra de que en Colombia hay mucho talento para mostrarle al mundo, pese a que no hay una liga estable. Eso habla de lo que hacemos, cómo entrenamos y el amor que le tenemos al fútbol”.
¿En qué posición la están utilizando en el Espanyol?
“Ahora, de lateral izquierda, pero cuando llegué me pusieron de central. Conozco las dos posiciones; las zurdas somos escasas. Estoy a disposición del cuerpo técnico y juego donde el entrenador considere que puedo aportar”.
¿Con quién vive en España?
“Comparto apartamento con una americana y una brasileña, un sitio súper chévere, en una comodidad impresionante. Soy una afortunada, es un orgullo vivir tantas cosas. Me he sentido bien en este club en todos los sentidos” n