Ver a Juan Guillermo Cuadrado con la cinta de capitán de la Juventus es motivo de orgullo. Eso demuestra la ascendencia del futbolista colombiano en uno de los clubes más grandes de Europa, igualando lo hecho por Iván Ramiro Córdoba con el Inter.
La primera vez que Cuadrado portó ese distintivo fue en noviembre de 2020 después de haber jugado 178 partidos con esa escuadra. En la actualidad se ha hecho habitual verlo con esa cintilla.
Un capitán es sinónimo de liderazgo y personalidad. Aquel que por logros o experiencia, guía al equipo en la cancha.
Para el técnico bogotano Wilson Gutiérrez, quien porte ese brazalete debe ser un buen comunicador, un puente entre el cuerpo técnico y los jugadores. “Tiene que meterse en la cabeza que es la voz de mando, y más en situaciones difíciles o conflictos. Su comportamiento debe ser ejemplar. Ser una persona propositiva, responsable y con actitudes que marquen la diferencia en un partido”.
Sin embargo, además de Cuadrado, han sido varios los colombianos que han logrado sobresalir en el fútbol del exterior y con equipos grandes, no solo por sus goles o sus habilidades técnicas o su protagonismo, sino también por su liderazgo, experiencia y su ejemplo dentro y fuera de la cancha.
Ellos fueron o son capitanes de grandes equipos en Europa y Suramérica (ver uno por uno).
La Selección los requiere
Sin embargo, hoy cuando la Selección Colombia atraviesa una situación coyuntural de cara a la clasificación al Mundial de Qatar, se necesita de ese liderazgo, ausente en gran parte de la fase de clasificación.
“Es muy extraño lo que sucede en la Selección, porque los jugadores ni muestran el nivel ni tampoco esa jerarquía que habitualmente aparece en sus clubes”, agrega Gutiérrez.
Con él coincide el entrenador boyacense Diego Corredor, que dice que si son capitanes de grandes clubes no les puede quedar grande el desafío de serlo en el seleccionado.
“Uno ve que los brasileños y los argentinos llegan a sus selecciones potenciados por lo que hacen en sus equipos, pero en Colombia pasa al contrario, en los clubes son valorados como líderes y referentes y fuera de estos se transforman y se notan faltos de confianza”.
El último gran capitán de la Selección Colombia fue Carlos “El Pibe” Valderrama, y hoy toda la generación que jugó a su lado habla con profundo respeto de él.
“Era el primero en llegar a los entrenamientos y el último en irse, no le temblaba la voz a la hora de reclamarle a un compañero mayor actitud. También era estricto con los demás jugadores. A uno hasta le daba miedo fallarle en la cancha”, manifestó el exmundialista Hárold Lozano.
Por su parte, el mismo Valderrama indicó que para ser capitán se requiere personalidad para decir las cosas de frente.
“Uno no se puede quedar callado, hay que decirles a los demás muchachos lo que le gusta o no de ellos. Hablar con el profe y sugerirle cosas que le caigan bien al grupo, porque una cinta de capitán la puede portar cualquiera, pero no todo el mundo sabe ejercer esas funciones”.
El técnico colombo-argentino Óscar Héctor Quintabani destaca por ejemplo a un hombre como David Ospina. “Lo tuve muy joven en Nacional, pero con sus actitudes y la forma como se preparaba era ejemplo de liderazgo y hoy debe tenerlo en la Selección, y por eso es uno de los capitanes”.
Es cierto que Ospina es uno de los que ejerce esa función, pero para un hombre como Gildardo Gómez, exmundialista con Colombia en Italia 90, es muy difícil que un portero, como capitán, pueda ejercer su labor de la mejor manera.
“Se necesita alguien que esté cerca del árbitro, que le pueda hablar a él y a sus compañeros y eso para un arquero es complicado”.
Gómez destacó que ver a Cuadrado con la cinta de capitán de la Juventus genera emoción, pero que eso no se puede quedar ahí. “Es hora de que los jugadores colombianos se crean el cuento, que si están en grandes clubes de Europa y pueden ser capitanes, que lo demuestren también en la Selección, que necesita de todo lo que ellos le pueden brindar”