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Es 1961. Un hipopótamo pasta en las afueras de lo que era la plaza de toros La Macarena junto a tres niños que miran desprevenidos. La imagen fue tomada por el fotógrafo Gabriel Carvajal Pérez y su original hace parte de la colección de cerca de dos millones de fotogramas que tiene el archivo de la Biblioteca Pública Piloto, una de las más importantes de América Latina, junto al Archivo Nacional de Brasil y la Fototeca Nacional de México.
La fotografía se puede ver en una habitación adecuada como sala de visitas. Tiene cuadros de pared, un sofá y una mesa de centro con un control de mando para que el visitante recorra un álbum de la ciudad en gran resolución. Es una exhibición pensada como una experiencia que piensa el patrimonio más allá que una vitrina.
Desde 2017 La Piloto venía pensando cómo divulgar los acervos, fondos y materiales para que estuvieran más cerca de las personas. “No queríamos contar la misma historia. Luego de definir qué era lo que íbamos a hacer, pensamos en cómo las íbamos a contar”, cuenta Shirley Zuluaga Cosme, directora de la biblioteca.
De ahí surgió la premisa “guardar para encontrar”, en la que se reunieron los tesoros del material litográfico, fotográfico y cartográfico que tiene la BPP y se decidió contarlas como experiencias.
En la entrada del nuevo Museo Cámara de las Maravillas hay un “armario” o gabinete de curiosidades en el que se exhiben objetos como máquinas de escribir, estereoscopios, primeras ediciones de revistas y libros, incluso las herramientas para esculpir lápidas que usó el papá de Melitón Rodríguez, uno de los fotógrafos paisas pioneros.
Las cámara de maravillas fueron usadas por nobles y burgueses europeos desde el siglo XVI. Allí guardaban y clasificaban sus objetos y son el primer antecedente de los museos actuales de historia natural. La de la Piloto se le parece, toma su idea y tiene la misma intención: mostrar objetos muy valiosos, extraños. Y hay más: vivir entre ellos.
Estetoscopio
Este aparato fue presentado en la Royal Society de Londres. Creaba la ilusión de ver imágenes tridimensionales a partir de dos fotografías tomadas en ángulos levemente diferentes. “Se usaba no solo como entretenimiento sino para promover, por ejemplo, el canal de Panamá o las inversiones en nuevas industrias. Era el render de su momento”, explica Juan Miguel Villegas, gestor de divulgación y curaduría de la BPP.
A partir de 1850 se popularizó en Europa y América, llegó a la aristocracia, a la burguesía y al pueblo. En Colombia fue famoso el view-master, un juguete para ver imágenes estereoscópicas en rollos.
Positivos en vidrio
Uno de los soportes empleados para fijar la imagen fue el vidrio, que tenía una superficie muy pulida en la que, con una capa de gelatina y sales de plata, se lograba fijar la imagen. La exhibición muestra varios negativos en vidrio sobre una mesa de luz. Si va a esta sección descargue Helmut Film Scanner, una aplicación gratuita que permite escanear negativos para obtener imágenes en color. Es revelado automático y en tiempo real. Pura magia digital.
Retratos
Ante la novedad de la fotografía a principios del siglo XX, fue usual hacer retratos de cuerpo entero con ambientaciones de telones, accesorios, vestuarios y muebles. A través de una pantalla de croma, la exhibición recrea en tiempo real escenografías digitales de Melitón Rodríguez, Wills & Restrepo y Gonzalo Gaviria. En esta “máquina del tiempo” los espectadores pueden fotografiarse en escenarios de época, probarse trajes y tomarse una fotografía al instante, mucho más rápido de lo que se hubieran imaginado los maestros de la fotografía antioqueña.
Tres máquinas
Juego de cámaras de fuelle. La de la izquierda perteneció a la compañía Fotografías Rodríguez entre 1910 y 1920; la segunda es una cámara de placa de 1880 cuyos propietarios fueron Gonzalo Gaviria, Gonzalo Escovar y Benjamín de la Calle. Finalmente pasó a manos de Francisco Mejía. La más pequeña perteneció a León Ruiz desde 1975, es conocida como la foto agüita. “Dicen que con la de Melitón y la de Benjamín se llegaron a tomar 350.000 fotografías”, comenta Denéiber Mesa.
Crear, colorear y diseñar
Las imágenes monocromáticas (blanco y negro) por un tiempo fueron coloreadas a mano. En la cámara hay dispositivos desarrollados para ver el proceso de coloreado y pintar las imágenes con pasteles en pantallas táctiles. Otro dispositivo tiene un software para hacer creaciones litográficas como carátulas de libros, portadas de discos y cartas. Hay frases, sellos, tipografías, fondos y viñetas sacadas del archivo de la biblioteca, combinaciones que tienen el encanto de crear con lo viejo.