En 1997, el artista, en ese tiempo Robi Rosa, terminó de grabar su segundo álbum como solista, Vagabundo, en la ciudad de Londres, Inglaterra, y antes de regresar a su casa pasó a visitar a su mamá en la Florida, Estados Unidos.
Con la distancia que da el tiempo, Draco confiesa que estaba contento, muy animado por el resultado, pero a los pocos días recibió una llamada de su sello discográfico, anunciando una larga lista de inconvenientes. Existía la posibilidad de no publicarlo.
Años antes había hecho su debut como solista con Frío, un buen primer disco, pero lejos de lo que marcaría Vagabundo, un álbum que 20 años después merece una gira conmemorativa y que estará presente en esta edición de Rock al Parque.
Pese a las críticas de su disquera, el álbum fue lanzado para convertirse en uno de los mejores del rock en español de la época.
Bajo la producción de Phil Manzanera, este primer trabajo resultó ser una mezcla de opereta rock psicodélica, entre canciones contundentes y letras oscuras de fuerte influencia de los poetas malditos.
Una introducción inspirada en la obra de Leopoldo María Panero, Hablando del amor, abrió el disco de catorce cortes, entre letras oscuras, llenas de poesía, pero lejanas de los hits radiales del momento. Piezas que han logrado trascender en el tiempo.
Los sonidos más roqueros estaban presentes, también otras formas musicales como la intensa balada Penélope, en la que explora los sonidos celtas en una composición inspirada en la historia clásica de Ulises.
Un disco entre la vida, el amor y la muerte, con temas como Blanca Mujer, una canción en la que un suicida entra en diálogo directo con la muerte, y La flor del frío, inspirada en el amor clandestino entre los poetas Arthur Rimbaud y Paul Verlaine.
Para el cierre, junto al bajista colombiano Chucho Merchán, la intensa balada Amantes hasta el fin, para lograr un viaje emocional y una pieza musical única y fundamental en el rock en españo.l.
Un disco que se escuchará en el Simón Bolívar: para devolverse en el tiempo