Por donde se le mire, la historia es una tragedia: en poco menos de seis meses dos familiares cercanos del novelista norteamericano Paul Auster –Premio Príncipe de Asturias en 2006– murieron en hechos relacionados con el consumo de narcóticos.
El 1 de noviembre de 2021, Ruby, de diez meses y su nieta, falleció mientras era cuidada por su padre Daniel Auster, víctima de una sobredosis accidental de heroína y fentanilo. En su momento, la Fiscalía de Brooklyn informó que la cantidad de droga encontrada en el cadáver del bebé era suficiente para “dejar inconsciente a un adulto”. El caso fue procesado como homicidio involuntario por no encontrar huellas de violencia y traumatismos en el cuerpo de Ruby. Daniel enfrentó los cargos y pagó una fianza de cien mil dólares.
Según The New York Post, Daniel murió a los 44 años el martes pasado, víctima de una sobredosis accidental de drogas. Fuentes de la policía calificaron el hecho de accidental porque el nivel de narcóticos en la sangre de Auster era similar al usado normalmente por los adictos de su estatura y peso. El hijo del autor de La Trilogía en Nueva York enfrentaba a la justicia por la muerte de Ruby.
No era la primera vez que se veía involucrado en líos con la justicia gringa: hace dos décadas se declaró culpable de robarle tres mil dólares al narcotraficante Andre “Angel” Melendez, asesinado por Michael Alig y Robert Riggs. La vida y muerte de Melendez –toda una celebridad en el mundo contracultural de la Gran Manzana– han inspirado películas, libros, capítulos de series televisivas y canciones.
Las muertes de Ruby y Daniel confirman una tendencia que tiene con las alarmas encendidas a las autoridades sanitarias de los Estados Unidos: 2021 fue el año con mayor cantidad de fallecimientos por consumo de drogas en la historia del país del Norte.
Cien mil estadounidenses perdieron la vida entre abril de 2020 y abril de 2021 por asuntos relacionados con los narcóticos. Según informó la BBC, la cifra en este periodo superó el número de muertes por armas, accidentes automovilísticos y la gripe. Entre las razones esgrimidas para explicar la mortandad se encuentran el desgaste psicológico de la pandemia y la facilidad para conseguir opioides sintéticos.