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Hay 38.000 variedades de fríjoles, descubra varios en esta exposición

Descúbralo en Casa Enzo, en El Retiro, en la exposición Un jardín, de Xandra Uribe. Recorrido con ella y conversación sobre sus aprendizajes.

  • Hay 38.000 variedades de fríjoles, descubra varios en esta exposición
  • Foto 1. Xandra Uribe es la creadora de esta exposición. Se ha dedicado a estudiar y a crear con el fríjol.
    Foto 1. Xandra Uribe es la creadora de esta exposición. Se ha dedicado a estudiar y a crear con el fríjol.
  • Foto 2. En el Frijolatorio ella tiene muestras de variedades de fríjoles. Lo ve como un minimuseo. En la exposición hay una réplica del original.
    Foto 2. En el Frijolatorio ella tiene muestras de variedades de fríjoles. Lo ve como un minimuseo. En la exposición hay una réplica del original.
  • Foto 3. Xandra en el cultivo, donde siembra con la idea de preservar.
    Foto 3. Xandra en el cultivo, donde siembra con la idea de preservar.
  • Foto 4. Frijoyeros con diferentes variedades de fríjoles.
    Foto 4. Frijoyeros con diferentes variedades de fríjoles.
  • Foto 6. Tesoros criollos, un estante en el que hay diferentes variedades del país.
    Foto 6. Tesoros criollos, un estante en el que hay diferentes variedades del país.
  • Foto 7. Las Magdalenas, unos collares inspirados en los rosarios, para hacerle un homenaje al río.
    Foto 7. Las Magdalenas, unos collares inspirados en los rosarios, para hacerle un homenaje al río.
  • Foto 8. Las frijoyitas las crea Xandra con artesanos. Es un trabajo de buscar la belleza.
    Foto 8. Las frijoyitas las crea Xandra con artesanos. Es un trabajo de buscar la belleza.
  • Foto 9. Polinizaciones cruzadas es la propuesta que Xandra realiza con otros artistas. Fotos: Jaime Pérez.
    Foto 9. Polinizaciones cruzadas es la propuesta que Xandra realiza con otros artistas. Fotos: Jaime Pérez.
20 de noviembre de 2021
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En un viaje a Portugal, Xandra Uribe descubrió que había más frijoles que los que ella se comía en la bandeja paisa, que le encanta: son 38.000 variedades en el mundo. ¡38.000!

Estaba en una granja que iba a recorrer, pero llovía tanto que la señora abrió una gaveta y le mostró 25 variedades; algunas no las había visto nunca. Xandra se maravilló tanto que la señora le regaló unas cuantos y ella volvió a Medellín, las sembró y ahí empezó esta historia que ahora tiene incluso una exposición que puede ver en Casa Enzo, en El Retiro, cerca al parque. Se llama Un Jardín.

Párese en la puerta, donde está el nombre de la muestra. Una pared gris con letras blancas y azules (foto 1). Xandra explica.

–En un jardín uno piensa lo obvio, se siembra, pero igual es un lugar donde hay mucha diversidad, se juega. No es casualidad que estemos hablando de un jardín porque cuando miré un fríjol de verdad fue apenas hace cinco años y estaba en Portugal. Llegué acá e investigué y descubrí lo de las variedades de fríjol. Empecé a aprender mucho más y me enteré, por ejemplo, de que fue domesticado primero como adorno y como pieza central en juegos y rituales, y dos mil años después, ahí sí para comer. En resumidas cuentas se traduce en que la belleza ha jugado un papel importante en su conservación, porque gracias a que fueron llamativos y lindos, el hombre los fue sembrando y sembrando, una y otra vez, y gracias a eso hoy existen las 38.000 variedades. Irónicamente mientras descubría estas bondades, también me daba cuenta de que ha sido menospreciado; en muchos sitios le dicen la carne del pobre, a los mexicanos y latinos nos dicen frijoleros en Estados Unidos, y yo decía esto no tiene sentido. Tiene muchas bondades y no mencionamos las obvias, nutritivo para la tierra porque la fija con nitrógeno, y para nosotros, porque muchos fríjoles tienen más proteína que la carne. Entonces dije, vamos a darle dignidad a estas semillas. Desde ahí nació la idea de este jardín y es una producción de Xandra Uribe porque para que floreciera, la verdad es que ha sido una producción coordinando artesanos, diseñadores, joyeros. Lo que vas a ver aquí es el resultado de una producción donde no solo yo, sino que personas desde diferentes vocaciones, nos hemos maravillado.

Foto 1. Xandra Uribe es la creadora de esta exposición. Se ha dedicado a estudiar y a crear con el fríjol.
Foto 1. Xandra Uribe es la creadora de esta exposición. Se ha dedicado a estudiar y a crear con el fríjol.

Dese la vuelta y vaya hasta la puerta de la izquierda donde está el Frijolatorio (foto 2), que es casi una réplica de ese espacio que ella tiene en una finca en El Retiro, donde además de cultivar algunas variedades, tiene lo que considera es un minimuseo: los exhibe de una manera bella para darles dignidad, los cosecha para salvaguardarlos, los guarda bien, los exhibe y los va seleccionando para convertirlos en joyas y en historias. Xandra, en los últimos cinco años, ha estado intercambiando fríjoles con personas de Colombia, de Europa, de Perú, ha hablado con guardianes de semillas, con campesinos.

Foto 2. En el Frijolatorio ella tiene muestras de variedades de fríjoles. Lo ve como un minimuseo. En la exposición hay una réplica del original.
Foto 2. En el Frijolatorio ella tiene muestras de variedades de fríjoles. Lo ve como un minimuseo. En la exposición hay una réplica del original.

–Este sitio es un laboratorio, y también es minimuseo y jardín, y de ahí brotan muchos objetos que están en el espacio que vamos a recorrer. Si uno entra al jardín lo primero que ve es que hay muchas variedades de fríjol. Ves unos que vienen desde Gómez Plata, Guarne, Fredonia, hasta La Guajira, Valencia, la costa norte del Perú, Italia, Suiza, fríjoles del mundo. Algo que ha sido maravilloso es que he descubierto el mundo del trueque, yo intercambio desde semillas hasta obras de arte, prendas de vestir hechas por diseñadores colombianos. En este espacio además está mi investigación. El fríjol, a diferencia del maíz o la papa, sobre los que hay mucha información, no ha sido muy investigado. Conseguir detalles es difícil. También está mi interés en la belleza, que aparentemente es superficial, pero que bien nos demuestra el fríjol que esta ha jugado un papel importante en su conservación (y me gusta repetirlo). Gracias a que son llamativos el hombre los ha ido sembrando una y otra vez para usarlos en juegos, en regalos, en joyas.

En esta primera pieza de Casa Enzo, en el techo hay un video que ella grabó en la quietud de la pandemia en su jardín real (ver foto 3). Fue casi como un paparazzi de esta semilla, porque quería grabarlo en su intimidad. Siéntese en la silla blanca y mire cómodamente hacia arriba. Vea el Frijolatorio real, el cultivo de Xandra, los abejorros que lo visitan, las vainas, los fríjoles que van apareciendo. Lo que busca es que la gente se maraville como ella.

Foto 3. Xandra en el cultivo, donde siembra con la idea de preservar.
Foto 3. Xandra en el cultivo, donde siembra con la idea de preservar.

Luego, cuando esté maravillado, salga para volver al patio de la casa, donde está el resto de la exposición. Atraviéselo y llegue a Semillas para pensar (foto 4), donde hay objetos diseñados con fríjoles. Mire los frijoyeros y empiece a descubrir las variedades que hay: negros con blanco, rojos, verdes, todos negros, otros con puntos rojos, blancos. Descubra que solo conoce dos o tres. Piense que solo se acuerda del cargamanto, tal vez hay uno llamado bola roja. No es más. Xandra explica que para ella los fríjoles son una joya, que esa palabra viene de joy, que en inglés es gozo. Mire a la pared y observe tres fotografías (foto 5), y quédese en los detalles: en la primera hay una vaina verde que contrasta con el azul del cielo, en la segunda hay un fríjol en su vaina, como un dálmata, y en la tercera está el fríjol, como una zebra.

Foto 4. Frijoyeros con diferentes variedades de fríjoles.
Foto 4. Frijoyeros con diferentes variedades de fríjoles.

Vaya luego hacia su derecha, a la esquina, y deténgase en los Tesoros Criollos (foto 6), una repisa llena de tarritos pequeños llenos del grano: 75 variedades de diferentes lugares del país.

–Todos son colombianos. Creo que es muy diciente que pensemos solo en dos o tres, y solo en Antioquia hay casi 700 variedades, y en Colombia, casi 4.000. Decimos que es el país más biodiverso por kilómetro cuadrado, y tú lo dices y todo bien, pero cuando ya lo ves ilustrado en un fríjol, en todas estas bellezas de variedades, es otra cosa.

–¿Qué pasa que usamos tan poquitas?

–Creería que por los monocultivos y los monsantos, y por ser prácticos, porque muchas de las variedades están a prueba del clima, de bichos, de enfermedades, entonces por ser prácticos y se nos olvida que tenemos toda esta riqueza y olvidamos que todo esto está vivo. Por eso yo invito a la gente a que vaya a los mercados campesinos, a que compre en estos sitios. Es la mejor manera, más que cambiar una ley y tal, es uno ir a un mercado campesino y comprarle al campesino.

–¿Todos se pueden comer?

–No todos se pueden comer, hay algunos que les pasa como a la yuca brava, que si te la comes pailas porque tiene cianuro, así que hay que remojarla y hacerle un proceso. Con los fríjoles pasa igual, incluso a veces los más lindos son los que más se deben remojar, y no por un día sino por tres, y cambiarles el agua para extraerles cualquier residuo posible de cianuro. Hay un señor, Daniel Debouck, que es el frijolero que más sabe, es el Wade Davis del fríjol, y él me ha enseñado un montón, de él aprendí que fue domesticado inicialmente por su belleza para ser utilizado en juegos y rituales y 2.000 años después para la comida. Él llegó a esta conclusión porque la cerámica se inventó hace 6.000 años, y el fríjol ha estado domesticado hace 8.000 años, entonces hay un gap de 2.000 en los cuales, digamos que el 90 por ciento de los fríjoles tienen que ser cocinados, hay unos que no, que se llaman uña, pero de resto, no tenían cómo cocinarlos. Muchos de los que se encuentran hoy en día, los más llamativos tienen residuos de cianuro, así que no fue como la yuca brava que ya el hombre la domesticó y se come, hay unos fríjoles que aún siguen siendo casi que no comestibles, y son los que existen hace 8.000 años.

Foto 6. Tesoros criollos, un estante en el que hay diferentes variedades del país.
Foto 6. Tesoros criollos, un estante en el que hay diferentes variedades del país.

Mire a su derecha y lea un texto del investigador Wade Davis, quien escribió El Río y Magdalena, y con quien Xandra trabajó cinco años para este último libro. Está en la pared: “Aunque suene extraño, el amor de Xandra por Colombia encuentra su más perfecta expresión en su pasión por los fríjoles... ama sus fríjoles como los pájaros el viento o como los peces el mar. Los usa para preparar maravillosos platos, añadiendo cada día nuevas recetas a su repertorio culinario”.

Termine de leer y al lado, después de una mata florecida, están las Magdalenas (foto 7), unos collares como una culebra. Quería hacerle un homenaje a ese tiempo del trabajo con Wade Davis, que fue el tiempo en el que floreció el trabajo con estos granos. Así como los rosarios cristianos, dice, están las Magdalenas para valorar la riqueza natural y cultural.

En cualquier parte donde pare encontrará un fríjol en el que deberá detenerse, porque quizá nunca lo había visto. Déjese emocionar: en serio parece un dálmata, en serio es verde limón, en serio parece que tiene gafitas. Búsqueles las formas, los detalles. Pregunte. Aprenda.

–Quiero incentivar a la gente a que los mire, que entienda que el hombre ha jugado un papel importante en la conservación. Mira la cantidad, las diferentes clases. Cuando arranqué en esta aventura yo hablaba con campesinos y me decían “si uno siembra estos frijolitos, este que tiene un puntico, le saldrá como estos dálmatas”. Pues lo hice, y tal cual. Es la teoría del naturalista Gregor Mendel, que justo la descubrió jugando con frijolitos. Así como los seres humanos, si los siembras puede que te salgan con los genes de los abuelos, de sus antepasados, y saldrán unos poquitos como este negrito, pero la mayoría van a salir como sus abuelos. Fue interesante, me sorprendí con este descubrimiento. Estos dálmatas (tiene en la mano esta variedad) son de Colombia, y he hablado con campesinos en El Peñol que los comen, no solamente se los comen así, sino que los tuestan y les sacan una harinita.

Foto 7. Las Magdalenas, unos collares inspirados en los rosarios, para hacerle un homenaje al río.
Foto 7. Las Magdalenas, unos collares inspirados en los rosarios, para hacerle un homenaje al río.

Continúe hacia el frente donde están las frijoyitas (foto 8), y en las que Xandra va eligiendo los fríjoles para crearlas: les va buscando las formas y los colores para ir dibujando collares. Trabaja con artesanos y para algunos con fibras o técnicas que se están olvidando. También los mezcla a veces con el oro, recordando que las culturas preincaicas pensaban que el oro contenía y reflejaba la energía del sol, y esos fríjoles, literalmente, vienen de la tierra y han recibido esa energía.

A Xandra le han dicho que ella es la voz del fríjol, y quizá un poco, pero sabe, sobre todo, que ellos son su voz, que le ayudan a expresarse. Por eso esas frijoyitas se van armando según las formas y les busca el movimiento. A veces los perfora por arriba, a veces por abajo. La pieza va encontrando su manera de decir.

Y hay más. Deténgase en la gaveta donde ella tiene más fríjoles o los sobres en los que llegan las semillas que intercambia con gente de Suiza, Italia, Brasil. Termine a un lado de la entrada, con lo que ella llama Polinizaciones Cruzadas (foto 9), que es el trabajo que ha hecho con otros artesanos o artistas que se han encantado con el fríjol.

Foto 8. Las frijoyitas las crea Xandra con artesanos. Es un trabajo de buscar la belleza.
Foto 8. Las frijoyitas las crea Xandra con artesanos. Es un trabajo de buscar la belleza.

Termine escuchándola:

–Yo sigo investigando, es una labor que nunca paro. A diferencia del maíz y la papa, que se dice maíz y papa, fríjol se dice poroto, aluvia, frijol, frisol... Aún así lo hemos dado por hecho y no hay mucho escrito sobre su antropología. Todo esto es muy empírico. Además, cada día llega alguien con un cuento. Alguien me dijo esta semana, “¿usted sabe que en Rusia no venden el fríjol por kilo sino que en el mercado uno pide 23, 42? Hay frijolitos feolindos, hay unos que salen en forma de corazón, les dicen riñón, a veces salen cuadrados, con unas formas rarísimas, y para mí son igual de lindos, y mucha gente los descarta. Si algo más me ha enseñado el fríjol, y lo repito, es que gracias a su belleza existen tantos. Claro que las variedades se están perdiendo, y en los mercados campesinos, los guardianes están ayudando a que se vendan, y eso es una resistencia poderosa. Yo invito a que investiguemos dónde hay casas de semillas que venden fríjoles criollos. Son poquitos, pero existen los campesinos que se están despertando. No es que yo sea la única, pero hay más gente que se está dando cuenta de que debemos cuidar y sembrar lo nuestro. Es más un voz a voz, así se generan los movimientos al final del día

$!Foto 9. Polinizaciones cruzadas es la propuesta que Xandra realiza con otros artistas. Fotos: Jaime Pérez.
Foto 9. Polinizaciones cruzadas es la propuesta que Xandra realiza con otros artistas. Fotos: Jaime Pérez.
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