¿Qué tiene que ver el arte con los números? ¿La matemática con la cultura? ¿Los patrones con la naturaleza? Para el científico matemático y escritor de varias obras literarias, Marcus du Sautoy, la matemáticas y la ciencia se reúnen, trabajan de la mano, en buscar significados y explicaciones para la existencia y nuestro rol en la Tierra. Lo hacen utilizando diferentes lenguajes. Él, por su parte, ha decidido mezclarlos.
Es catedrático, profesor, autor de varias obras de teatro, viaja por el mundo dando conferencias y escribió obras como La música de los números primos; Simetría, un viaje por los patrones de la naturaleza; Lo que no podemos saber, exploraciones en la frontera del conocimiento; y Programados para crear, cómo está aprendiendo a escribir, pintar y pensar la inteligencia artificial. Estará este fin de semana en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.
Presentará, sobre todo, el libro Programados para crear, cómo está aprendiendo a escribir, pintar y pensar la inteligencia artificial, en la Filbo. Además, participará con tres charlas: Los números, el lenguaje del universo, que fue a las 6:00 p.m. de ayer viernes; El futuro está aquí: inteligencia artificial, creatividad y pensamiento, que será hoy sábado 30 de abril a las 3:00 p.m. y Todo arte tiene su ciencia: la música y la magia de las matemáticas, el domingo 1 de mayo a las 4:00 p.m.
¿Qué hace un científico en una feria del libro?
“Es una pregunta que muchos se hacen pero, para mí, la ciencia tiene unas de las mejores historias para contar. Historias que nos afectan a todos, que no solo tienen que ver con Londres, Medellín o Bogotá, sino que son universales. A mí me gusta contarlas y ayudar a los demás a entender cómo funciona el universo, porque además creo que así se convierten en reales, vivas. Así mismo pasa con la ciencia, que solo comienza a vivir y respirar cuando se la compartes a otros y ellos pueden tener sus propias ideas. Esta es parte de mi misión”.
¿Por qué es importante hablar de ciencia, de matemáticas y de otras áreas exactas?
“Primero es importante recordar que las ciencias no están separadas de la cultura, sino que son parte de ella y debe ser compartida. Además, vivimos en una era muy científica, una era donde la tecnología tiene mucho impacto, donde el medio ambiente está amenazado y es en parte por esa tecnología que nosotros creamos, pero que esa tecnología también puede ser la solución para traer de nuevo niveles sanos al ambiente. Políticamente, es importante que la sociedad entienda sobre ciencia aunque no sean científicos porque serán ellos los que tomen decisiones, los que digan hacia qué dirección iremos, si usaremos energía nuclear, por ejemplo, y deben ser decisiones informadas”.
Y de eso habla en su libro sobre inteligencia artificial.
“Sí, me enfocaré en esta Feria del Libro en este tema, que es otra área en la que la sociedad tendrá que decidir cómo usa esta tecnología de IA. Si no entendemos qué es lo que en realidad puede hacer esa tecnología, entonces ahí es donde nace el miedo. Hollywood lo muestra como un futuro distópico pero para mí no es así, sino que si la entendemos, la podremos usar en nuestro beneficio. Muchos de esos temores nacen porque los científicos hacen y entienden su ciencia, pero no la comparten con el resto del público y no saben hacerlo, entonces la gente, al no entender, se asusta. Otro ejemplo son los cultivos modificados genéticamente, donde mucha gente del público están asustados, como si fuera un monstruo de desarrollo de comida pero, si entendemos la ciencia, comprenderemos que esto tiene el potencial de solucionar problemas de hambre en todo el mundo. Es el miedo el que nos limita y limita a la ciencia”.
Mencionó que la ciencia y la cultura están relacionadas, ¿cómo se logra transformar la ciencia a historias, literatura, música...?
“Siempre se ha hecho. De hecho, las primeras historias que el ser humano contó, esas culturas indígenas y ancestrales, eran sobre los orígenes del universo y han tenido esa cualidad científica. De alguna forma, creamos arte, música, historias, para encontrar un lenguaje que nos permita entender nuestras interacciones con nosotros mismos pero también nuestro papel en el universo. Es inevitable que la ciencia sea parte de eso. Los artistas están intentando entender, sobre todo, la naturaleza, al igual que los científicos. Se trata de diferentes lenguajes para tratar de entender nuestro lugar en el mundo, algunos son con la música, otros son visuales, otros científicos, y es normal que se mezclen”.
¿Y cómo lograr que ese lenguaje lo entiendan todos? Porque, como usted mencionó, si los científicos no se saben expresar, no serán entendidos.
“El lenguaje sí puede ser una barrera para que la gente entienda la ciencia. Es como si fuera un lenguaje extranjero. Con la ciencia, la distancia es aún mayor y por eso debemos trabajar más duro en buscar formas de traducir las ideas más difíciles hacia alguien que no ha estudiado. Hay que encontrar formas de conectar, herramientas, como la música o la historia, que son cosas que la gente disfruta.
Usted, ¿dónde encuentra inspiración y cómo aprendió?
“Porque yo siempre he estado inspirado e interesado, he tocado la trompeta desde niño, disfrutaba del teatro, entonces ha sido parte de mi camino. He disfrutado usando otros medios, pero he encontrado que puedo usar mi pasión hacia el teatro para contar sobre temas más complicados de la ciencia”.
¿Por qué es importante el tema del libro Inteligencia Artificial?
“Es un gran tema del que muchos están hablando, pero suele ser en un ambiente económico, de negocios o tecnológico. Yo quería verla desde un ambiente creativo, porque la creatividad ha sido considerada como algo solo humano. Yo siempre he creído que las matemáticas son creativas, requieren imaginación, intuición, permite analizar lo desconocido. Y que la Inteligencia artificial de ahora ha cambiado, ahora puede mutar, crear algo nuevo, que nos sorprenda”.
En cuanto a la inteligencia artificial, ¿deberíamos tener miedo?
“Creo que no necesitamos asustarnos pero sí ser cautelosos. Cautelosos de lo inesperado, por ejemplo. No queremos solo confiar en la tecnología a ciegas, porque entonces podría hacer cosas inesperadas que no entendamos. Debemos entender el por qué, y eso es importante para empoderar a la humanidad y mantener el control”.
¿Podremos devolvernos, apagarla, o cuáles son nuestras opciones?
“Es importante tener protocolos que nos permitan conservar el control. Para mí, lo más miedoso son las armas en la inteligencia artificial, su intromisión en la guerra, y ahora un dron toma decisiones sobre objetivos a impactar que deben tener acompañamiento humano, porque hay errores que una perspectiva humana podría revelar. Hay que intentar crearla en conjunto con la humanidad, no solo la tecnología sola, y así será como podremos aprovechar en lo que cada uno es bueno, para hacer las decisiones correctas. Hay cosas en las que por supuesto la IA es mejor.
En su carrera como matemático y escritor, ¿qué sigue?
“Tengo dos proyectos grandes para este año. Uno es una nueva obra que escribí durante la cuarentena, es más filosófica pero con matemáticas y lo que hace es explorar si sí tenemos libre albedrío. El otro es un libro sobre juegos, se llama Alrededor del mundo en 80 días, inspirado en los juegos de la historia, de diferentes partes del mundo, como Suramérica, China, India, pero también sobre cómo los juegos se conectan con las matemáticas”.