Para el artista Luis Camnitzer es necesario cambiar los fundamentos teóricos sobre los que se han construido los modelos educativos tradicionales, pues dichos modelos no privilegian el pensamiento crítico, que tanta falta hace en el mundo de la hiperinformación, y promueven ideas limitantes como la del talento, la especialización en un campo del saber y el lucro como fin último de toda labor. Aunque su experiencia pedagógica ha sido desde el arte y la educación superior, sus ideas sobre el mundo contemporáneo llenan de preguntas y nuevas ideas.
¿Cómo podemos aplicar el concepto de inutilidad del arte para darle un nuevo enfoque a la educación?
“La división entre útil e inútil está basada en valores ideológicos, pero nunca se analiza en esos términos. En realidad, el arte más libre es realmente inútil, eso ya lo dijo Kant.
Kant hablaba del arte como el campo de lo que no tiene propósito. Nunca leí a Kant en profundidad, pero creo que lo decía para proteger el arte, para permitir que alguien pudiera soñar sin tener que ver cómo lo aplica. Buscar la utilidad está recortando esa inutilidad para un propósito.
Entonces, la inutilidad es tan ‘útil’ como la utilidad, además, la utilidad como la entendemos va dirigida al lucro, personal o de otros. La inutilidad últimamente también va dirigida al lucro, pero por qué está limitada a la producción de objetos o situaciones comerciales. El extremo es el NFT, que es digital, la obra no existe, lo único que existe es la propiedad de la obra. A mí me fascina eso, no hay obra, pero yo tengo la propiedad de eso, tengo prestigio porque soy propietario, no porque tengo algo tangible.
Para mí hay una diferencia muy grande entre diseño y arte, y no entiendo por qué están en la misma escuela, porque el diseño es un problema que contiene la solución, que está determinada por la utilidad; cuanto más linda sea, mejor, pero está basada en la utilidad, la forma sigue a la función, la forma no existe porque sí. En arte tenés un problema y la solución está en cualquier lado, el proceso cognoscitivo es opuesto al del diseño y, justamente, donde la utilidad te limita, a veces la incorporás y la digerís. No es que el arte tenga que ser inútil, pero el campo especulativo tiene que partir de la inutilidad. En diseño, el proceso es centrípeto, va hacia el centro, y el arte es centrífuga, totalmente distinta. Un buen diseñador no es un buen artista, un buen artista no es un buen diseñador. Noté en los artistas argentinos de los años 60 que se dedicaban al diseño para sobrevivir, que eran excelentes diseñadores, pero cuando hacían arte tenía una frialdad que venía del diseño, que no les permitía largarse totalmente a lo desconocido. Ese conflicto no está estudiado, pero es importante.
Es importante también cuando hablas de arte como práctica social, porque allí estás empezando a poner la utilidad de la comunidad dentro del diseño artístico y, en cierto modo, va perdiendo la noción de misterio. La noción de misterio en el arte es la especulación de lo desconocido, y no hay que resolverlo necesariamente; si lo resuelves, es para ver qué otro hay detrás”.