La noche fue otro día más. Pero no en el sentido de la aburrida cotidianidad, sino porque el desarrollo de la segunda jornada de biblioteca abierta las 24 horas que celebró la Universidad Nacional en su sede de Medellín fue exitosa.
Sonia Valencia Grajales, directora de bibliotecas de la sede regional del centro académico, explicó que el primer día- o mejor noche- de esta jornada que se celebró entre el jueves y domingo pasados, registró la entrada de poco más de 3 mil usuarios, que es la misma cantidad que se presenta en un día de labor normal de la biblioteca.
Esta entrada de usuarios se dio entre las 6 de la tarde del jueves y las 7 de la mañana del viernes, agregó.
Al presentar, en diálogo con EL COLOMBIANO, los resultados de esta estrategia, Sonia explicó que se buscaba que los estudiantes del área de matemáticas tuvieran la oportunidad de adelantar sus jornadas de estudio y preparación para sus exámenes parciales. Aunque no solo ingresaron estudiantes de estas áreas, “también había estudiantes de arquitectura haciendo sus maquetas”, por ejemplo.
El desarrollo de este programa piloto de biblioteca 24 horas no implicó solo poner a disposición de los alumnos este espacio sin restricción de horario. Además, toda una estrategia de servicios complementarios para facilitar la labor.
Es así como la biblioteca activó el servicio de fotocopias durante todo el tiempo de uso del espacio.
También con el apoyo de bienestar universitario se coordinó la apertura de algunas cafeterías hasta las diez de la noche, y luego de esa hora, la disposición de máquinas dispensadoras de comestibles y bebidas para acompañar a los alumnos en sus horas nocturnas y de madrugada.
Incluso un espacio lúdico que facilitara pausas activas para hacer más amable la jornada y propiciar espacios cortos para relajarse.
Esta jornada se realizó para estudiantes de la Nacional exclusivamente, pero la idea es que en octubre y noviembre se realicen dos programas más de biblioteca abierta 24 horas que se extenderá para la utilización de los estudiantes del denominado G8, que reúne a las universidades más representativas de la ciudad. Serían 100 cupos para estudiantes de estos centros de educación superior.
Incluso en un largo plazo, cuenta la directora de la biblioteca, el objetivo es habilitar otros espacios y permitir el acceso no solo a estudiantes, sino a la comunidad en general. Un campus en el que el día y la noche sean iguales.