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Las brechas educativas que reflejó la cuarentena

El primer estudio de la Unesco sobre los impactos de la pandemia en la formación, indica que el 91 % de los estudiantes del mundo están afectados.

  • Los niños no van a la escuela por lo difícil que es garantizar la distancia social en estos espacios. FOTO Juan Antonio sánchez
    Los niños no van a la escuela por lo difícil que es garantizar la distancia social en estos espacios. FOTO Juan Antonio sánchez
Las brechas educativas que reflejó la cuarentena
25 de junio de 2020
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No son días fáciles para la educación en el mundo. Como una medida de prevención para evitar más contagios del coronavirus, las escuelas han cerrado sus puertas y pasaron sus modelos de formación al ámbito digital en 194 países, en los que 1,6 millones de estudiantes han visto afectado su proceso educativo por este cambio de planes, según indicó la Unesco.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), publicó ayer su informe anual sobre la situación de la educación en el mundo que en este 2020 tiene un componente sin precedentes: formar en tiempos de pandemia, cuando los alumnos están en casa y muchas veces no cuentan con la conectividad ni los dispositivos necesarios para tomar sus lecciones.

El informe constituye el primer panorama global en cifras de cómo se deterioró el sistema en los últimos meses. Para la Unesco, “el mundo se encuentra en medio del trastorno más inaudito de la historia de la educación”. La crisis del coronavirus, dice la organización, exacerbó las desigualdades que ya estaban presentes en los sistemas de formación, y es una “amenaza” para poder conseguir las metas mundiales en este ámbito, que están plasmadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Desde antes, la Unesco tenía identificados asuntos que excluían a niños y jóvenes de las escuelas, impidiéndoles continuar con su formación o generando vacíos en esta como la pobreza, la discapacidad o el origen étnico de ciertos alumnos. Pues bien, el coronavirus agregó un factor más de exclusión asociado con la accesibilidad a las oportunidades del aprendizaje a distancia.

Básicamente, es una cuestión de medios para continuar con el proceso educativo. Lo que hicieron los sistemas de educación fue intentar llevar las clases presenciales al ámbito digital, pero esto es un obstáculo dado que hay personas que no cuentan con internet en sus hogares o dispositivos para poderse conectar.

Por ejemplo, en un país desarrollado y de altos ingresos como Francia, el 8 % de los alumnos perdieron contacto con sus profesores. En otros, que reciben el calificativo de “pobres” como lo es Etiopía, si bien han intentado que la formación no dependa del internet sino de otros medios como la televisión o la radio, en las zonas rurales del país un escaso 7 % de niños tiene un radio para sintonizar la emisora en la que les imparten las clases.

Por datos como ese, para la Unesco la pandemia “precipitó una crisis educativa, alimentada por profundas y múltiples desigualdades (...) Forzar a estos alumnos a pasar más tiempo en casa puede no haber sido propicio para el aprendizaje”.

Obstáculos para educar

Mónica Brijaldo, profesora de la Facultad de Educación de la U. Javeriana, explica que el ejercicio que se hace en las aulas de clase no puede replicarse tal cual en el entorno de digital. Si se pudiera, dice la experta, persiste un problema respecto al uso de los maestros de la tecnología que aún no estaban preparados para enseñar de manera virtual o no conocían las herramientas adecuadas para hacerlo.

Además, con la educación en casa se está generando una exclusión para los que no tienen conectividad, equipos o un espacio adecuado para recibir una lección virtual. “Si en la parte urbana de las ciudades hay problemas, pues las zonas rurales se ven terriblemente afectadas dado que las conexiones son mínimas por la falta de infraestructura”, apunta.

Si un alumno no puede asistir a la escuela de manera presencial y tampoco tiene las herramientas para seguir con su formación desde casa, es probable que deserte. La Unesco dice que “al aumentar el aislamiento social, la pandemia también incrementó el riesgo de que los estudiantes marginados se desvincularan más de la educación y abandonen la escuela temprano”. Lo más alarmante es que el 40 % de los países de ingresos bajos y medio ni siquiera han acompañado a los alumnos en este proceso de cambios.

Ante la falta de intenet, hay soluciones como la televisión, la radio o retomar las cartillas educativas que se envían a los alumnos, todos estos formatos que ha adoptado el Ministerio de Educación en Colombia, también las autoridades de Perú y Sri. Lanka, entre otros (ver Paréntesis). Estas estrategias se deben aplicar con urgencia porque, según la Unesco, “la mayoría de los niños y jóvenes han sufrido una pérdida de aprendizaje directa a corto plazo”.

Y es que de acuerdo con Sergio Rodríguez, decano de la Escuela de Educación de la U. Sergio Arboleda, “el principal riesgo que tenemos es que queden vacíos en la educación, considerando que los maestros tenían claro cómo enseñar mediante la presencialidad y tuvieron que cambiar su modelo”. No obstante, Rodríguez destaca que este escenario también llevó a una reinvención de los docentes que puede traer resultados positivos a largo plazo.

Esa es la tarea pendiente tanto para estudiantes como profesores: sacar la mejor nota en este proceso de aprendizajes compartidos al que llevó la pandemia.

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