En 2016, Chocó estuvo paralizado durante una semana por cuenta de un paro cívico que logró, entre otras cosas, que el Gobierno Nacional se comprometiera con vías y acueductos. Pues bien, tres años después, uno de los puntos que exigían los chocoanos en esa protesta los tiene divididos.
Una de las peticiones era, se lee textualmente: “Construcción colectiva de la política portuaria del Pacífico y trámite de estudios y licencia ambiental del puerto de Tribugá”. Sin embargo, eso quedó en nada, el gobierno de Juan Manuel Santos no aceptó dicha petición y no se consignó en los acuerdos finales.
Así fue como, por varios meses, el puerto de Tribugá quedó enterrado y no se volvió a hablar de él. Sin embargo, desde hace un par de semanas apareció a flote al quedar oficializado en el Plan Plurianual de Inversiones, donde se lee: “Construcción del Puerto Multipropósito de Tribugá”.
¿Por qué ahora no quieren su construcción? ¿cuál es la molestia de los ambientalistas? Básicamente se oponen porque, dicen las comunidades, no les han consultado. Los que lo apoyan (ver recuadro) hablan de desarrollo y de una nueva fuente de ingresos. Ahora bien, en la mitad de la discusión, sobre si va o no el puerto, quedan 1.500 hectáreas de manglar que se podrían ver afectadas por su construcción, según el Consejo Comunitario de Nuquí.
Sin embargo, desde el Gobierno hay un “sí” en el Plan de Desarrollo y pone como ejemplo que por el puerto de Buenaventura se moviliza la mayor cantidad de carga internacional del país con 13,8 millones de toneladas en 2017, según el Ministerio de Comercio, lo que impulsa la economía de la región y del país.
A pesar de que esta información está consignada en el documento, la ministra de Transporte Ángela María Orozco, a principios de mayo, negó la construcción del puerto y dijo que la información se estaba malinterpretando. “En el Plan quedó la posibilidad de que exista un nuevo puerto en el Pacífico sin nombre propio y eso venía desde el Plan de Desarrollo anterior”, dijo.
Sin embargo, la información que se conoce a través del Proyecto Arquímides –empresa que promueve los proyectos de infraestructura en el Pacífico– ya tiene datos sobre cómo sería ese puerto. Tendría muelles de hasta 3.600 metros de longitud, una profundidad entre 15 y 20 metros a 1,5 kilómetros de la playa y, entre otras cosas, una capacidad de recibir barcos de hasta 200.000 toneladas para navíos de 50 pies de calado.
Es de anotar que en el Plan de Desarrollo actual de Nuquí (municipio donde quedaría el puerto) hay un “sí” para el proyecto. Allí se lee que “debe reconocerse que es una necesidad urgente del país en el propósito de insertarse en el mercado mundial. Esto viene siendo liderado por Arquímedes, de la cual hacen son socios tanto la Gobernación del Chocó como el municipio de Nuquí”, dijo.
Oposición al proyecto
Luis Alberto Angulo, líder comunitario del Consejo General los Riscales de Nuquí, le dice un “no” contundente al puerto. Su posición se basa en que lo primero que hay que hacer es una consulta previa y generar un espacio de interlocución con todos los actores.
“Nosotros decimos ‘no’ porque desde nuestra postura venimos haciendo unos procesos de concertación en el territorio, estamos trabajando el tema de las áreas protegidas, el plan de manglares, estamos convencidos de la educación ambiental, del reciclaje; todos esos temas van en contravía a lo que propone el puerto. Además, esa construcción no se va a hacer pensando en nosotros. Ese progreso que nos están vendiendo no está cobijado a lo que como comunidad venimos trabajando”, dijo.
Frente al por qué antes sí querían el puerto –al menos así estaba en el acuerdo del paro cívico– el líder indicó que nunca les consultaron. “¿Será que nos preguntaron si queríamos puerto?, ¿o fue una decisión que tomaron alrededor de una lucha que estaba allá en Quibdó? Una lucha que, de hecho, apoyamos en el tema de educación, pero un puerto no se decide así. Claro que el Chocó quiere desarrollo, pero hay decisiones que no se toman en gestas, se toman en comunidad. No podemos ser irresponsables”.
A manera de paréntesis es importante saber que a Nuquí se llega por aire o por mar, los gobiernos llevan varias décadas tratando de sacar adelante la carretera Ánimas-Nuquí. En su zona rural hay ocho horas diarias de energía y aunque hay cobertura de acueducto y alcantarillado con cobertura que alcanza el 90 %, su servicio, según la alcaldía, es malo.
Ante esta realidad, la pregunta es: ¿por qué se oponen al desarrollo? El líder insiste que lo que piden es que el Gobierno “no nos deje tan abandonados, que nos invierta en salud, en educación, en vías, que nos pregunten qué es lo que queremos. Por ejemplo, tenemos un brote de paludismo ya que en menos de un mes van 96 casos y no se ha hecho nada”.
Protección ambiental
Julián Idrobo, doctor en Gestión Ambiental y de Recursos Naturales del Instituto de Recursos Naturales de la Universidad de Manitoba, Canadá, y uno de los académicos que más ha investigado Tribugá, indicó que el impacto, básicamente, se debe a que van a poner un puerto en la mitad de un área que es ecológicamente sensible y que está en la zona de amortiguación del Parque Nacional Ensenada de Utria.
“Hablamos de un lugar donde hay mangle, corales y ecosistemas bastante frágiles. Poner un puerto ahí lo que hace es interrumpir esas dinámicas, se va a afectar el tránsito de las ballenas. Además, los barcos van a contaminar las aguas donde están naciendo los ballenatos y fuera de eso van a afectar las rutas de navegación de peces migratorios. El manglar es la guardería de casi todas las especies marinas”, dijo.
William Klinger Brahan, director del Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, le dijo a EL COLOMBIANO, que su postura personal es por el ‘no’ al puerto.
“Mi ‘no’, no es porque las ballenas dejen de venir o porque las aves migratorias ya no vuelvan. No es un tema de biodiversidad. El asunto es que la costa Pacífica escogió un modelo de desarrollo económico propio y distinto del resto del Chocó que se basa en la conservación de sus recursos y lo que está en juego es un modelo que tiene cosas ejemplarizantes para el resto del país. Por ejemplo, ellos participaron en la creación de un parque nacional, de un distrito de manejo integrado, de una zona exclusiva de pesca artesanal”, explicó.
A renglón seguido subrayó que la postura institucional es: “Que con puerto o sin puerto hay muchas cosas por mejorar, pero en el marco de ese desarrollo económico. El Instituto tendrá que estar en el territorio –con o sin puerto– para que las cosas sean como la ciudadanía quiere que sea”.
Indicó que ambientalmente este es uno de los ecosistemas más ricos del departamento por sus arrecifes, sus manglares, por ser un sitio de anidación de tortugas y de ballenas. “Mire, ambientalmente no hay discusión, pero la competencia científica para opinar sobre lo ambiental no la tenemos nosotros”, dijo.
Esta megaobra fue el sueño, entonces, del Paro Cívico. Sin embargo, al día de hoy las opiniones encontradas y es más, los líderes consultados por El COLOMBIANO, no reconocen que dentro del pliego de peticiones haya quedado incluido el puerto de Tribugá.
20
por ciento de la fauna del país se concentra en la zona costera del Pacífico.
90
por ciento de cobertura en acueducto tiene Nuquí, pero alcaldía admite deficiencias.