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La decisión está tomada. El candidato presidencial del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, se cansó de esperar y descartó la posibilidad de aliarse con la convergencia de centro-derecha, el Equipo por Colombia. Con esta determinación el aspirante del uribismo confirmó que irá en solitario en la primera vuelta y se arriesgará a quedar aislado en unos comicios en los que se prevé que las coaliciones mandarán la parada.
Este distanciamiento con el equipo de Alejandro Char, Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa (quien recibirá mañana el aval del Partido de la U), David Barguil, Juan Carlos Echeverry, Dilian Francisca Toro y Aydeé Lizarazo, se cocinó el sábado con la participación de varios pesos pesados del Centro Democrático, incluyendo a su líder, el expresidente Álvaro Uribe.
EL COLOMBIANO conoció pormenores de esta decisión que se tomó en un ‘cónclave’ realizado entre varios alfiles del uribismo, después del portazo que Char le dio no solo al candidato, sino al partido, al revelar la semana anterior que no estaba de acuerdo con la llegada de Zuluaga a la coalición, según él, para no caer en el juego de la polarización.
El ‘cónclave’ del uribismo
Con esta decisión que se anunció en Barranquilla –el fortín político de Char–, el uribismo logró su cometido: dio un golpe de opinión a poco más de 10 días del inicio oficial de la campaña presidencial. El malestar por las palabras de Char hizo que Zuluaga se reuniera con los senadores Paloma Valencia, María del Rosario Guerra, Fernando Nicolás Araújo y María Fernanda Cabal –quien por fin apareció públicamente junto al candidato–, y el expresidente Uribe.
“En esa reunión se tomó la decisión conjunta de no unirse al Equipo por Colombia por un tema de dignidad. Había molestia inclusive en el expresidente Uribe por el rechazo al partido y porque el ingreso de Zuluaga a esa coalición podría darse de una manera forzada”, le contó a este diario una fuente del uribismo que pidió no revelar su identidad.
En ese cónclave del uribismo no solo pesó el rechazo de Char, sino también el de Toro, Peñalosa y Echeverry, quienes previamente habían manifestado que el Centro Democrático no cabía en la convergencia, en desacuerdo con Gutiérrez, Barguil y la recién llegada Lizarazo, quienes estaban dispuestos a aceptar a Zuluaga.
Los únicos que se pronunciaron tras conocer el camino que tomará el uribismo fueron Gutiérrez y Barguil. El primero dio pistas de que insistirá en la alianza al asegurar que “no ahorraré esfuerzos en seguir buscando unidad entre quienes defendemos la democracia y las libertades”, y el segundo planteó que ante el panorama político riesgoso en el país “los conservadores cumpliremos el deber afrontando el momento unidos”.
Sin duda, se trató de una decisión riesgosa para el uribismo, cuyo reto en 2022 es mantenerse en el poder, teniendo en cuenta que irán solos de cara a las elecciones de mayo, que estarán marcadas por coaliciones presidenciales que aglomeran los tres espectros políticos: el Equipo por Colombia (centro-derecha); la Coalición Centro Esperanza (centro); y el Pacto Histórico (izquierda).
Así lo consideró el director del Grupo de Estudios de la Democracia de la Universidad del Rosario, Yann Basset, quien planteó que “estamos en una situación de mucha división, incertidumbre y fragmentación electoral que de cierta manera ha obligado a la conformación de estas tres coaliciones políticas”.
Sumado a esta situación, para ganar las elecciones en solitario y no quemarse, Zuluaga enfrenta un reto no menor, ya que los comicios del 29 de mayo tendrán un escenario electoral distinto al de 2018, en el que el Centro Democrático era partido de oposición al gobierno de Juan Manuel Santos, y en el que lideró la coalición “Gran consulta por Colombia”, que conformaron Iván Duque, Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez.
“Por primera vez desde hace 20 años nos falta un elemento estructurante del espectro político como lo fue el uribismo, que desde 2002 había sido un eje fundamental del sistema político colombiano. Ahora no ha desaparecido, pero sale disminuido del gobierno de Iván Duque y ya no es el eje fundamental del sistema político”, apuntó Basset.
Esta podría tratarse de una situación riesgosa para el uribismo y para la convergencia de centro-derecha, pues el Equipo por Colombia competirá en primera vuelta sin los votos del Centro Democrático y sus mayorías legislativas que se miden en 19 senadores y 32 representantes a la Cámara