En Colombia hay registros de discursos de odio contra los migrantes que arriban al territorio nacional. Esa realidad quedó plasmada en el Barómetro de Xenofobia, un proyecto en el que participan la academia y la sociedad civil que es lanzado hoy, con el objetivo de medir cómo está la acogida de los ciudadanos extranjeros en el país.
Su conclusión es que “en momentos de crisis rápidamente las personas venezolanas se convierten en el objetivo de discursos de odio y xenofobia para desviar la atención. Estos ponen en riesgo sus derechos fundamentales, terminan por incentivar visiones estereotipadas e incluso pueden legitimar detenciones arbitrarias y deportaciones”.
El Barómetro es realizado por la U. Externado, Save The Cildren, la fundación Friedrich Ebert, Interpreta, la Corporación Otra Parte y el Observatorio de Racismo, Xenofobia y Odio. El análisis abarca a Barranquilla, Bogotá, Cali, Cúcuta y Medellín, las capitales en las que viven más venezolanos, según Migración.
Van dos mediciones. La primera, de julio, revisó 92 mil comentarios de redes sociales y páginas web sobre la movilidad humana. La segunda, de agosto, estudió 46 mil publicaciones. También se hizo un balance preliminar de la segunda semana de septiembre, cuando el país fue escenario de protestas, porque identificaron un incremento de publicaciones contra los foráneos.
La sistematización se hace a través de un algoritmo para identificar mensajes contra los extranjeros. Irene Cabrera, investigadora de la U. Externado que participó en el estudio, dice que la solución para evitar que esos discursos persistan es que los usuarios de internet sean críticos con la información que reciben y que en las ciudades se implementen estrategias que reconozcan los aportes económicos y culturales de los venezolanos.
Lo que dicen las cifras
Para agosto, el barómetro midió las variables de educación, salud, seguridad, trabajo y xenofobia. Los hallazgos sugieren que en los mensajes que circularon en redes sociales y páginas web estuvo “fuertemente correlacionada una conversación que asocia migración y seguridad”, que ocupó el 32 % de las interacciones.
Otro 21 % tenían un tono xenófobo; 19 % hablaban del acceso a la salud, 13 % de la relación con el trabajo y el restante 8 % de educación (ver Infografía).
No obstante, esto no puede leerse como una realidad nacional, sino que cada ciudad tiene discursos particulares sobre los extranjeros. Incluso, el documento, al que tuvo acceso EL COLOMBIANO, da cuenta de que en algunos periodos esas alocuciones aumentan.
El momento más reciente en el que se incrementaron esas interacciones fue la semana pasada, el 9 y el 10 de septiembre, cuando se presentaron manifestaciones. Dice el informe que “el tipo de mensajes detectados relacionan a migrantes venezolanos con hechos de violencia durante las protestas”.
Entre tanto, en julio, encontraron que el 55 % de los comentarios conectaban a la movilidad humana con la criminalidad, lo que da cuenta de un pensamiento que comienza a repetirse: hay internautas que piensan que los extranjeros influyen en la seguridad.
Sobre esto, vale anotar que estudios publicados por la U. de los Andes (ver Radiografía), el Buró Nacional de Investigación Económica, el Migration Policy Institute (MPI) y otras entidades, dan cuenta de que aún no se identifica un patrón directo entre las dos variables.
El más reciente de esos análisis fue divulgado ayer lunes por el MPI y concluye que en Colombia los venezolanos “no están provocando un aumento en los delitos violentos”. Un fenómeno similar ocurre en Chile y Perú.