La guerra, que tantas veces se ha ensañado contra Chocó, esta vez volvió a mostrar su poder intimidatorio por los enfrentamientos entre el Eln y el Clan del Golfo, bacrim conocida en esa zona como Águilas Negras.
Las confrontaciones entre estas dos estructuras armadas han llevado a que más de 700 personas de las comunidades indígenas Emberá- Soquerré y Unión-Chogorodó no puedan salir de sus viviendas a cazar, pescar o a sembrar, todo porque después del último enfrentamiento el pasado 6 de marzo, los grupos armados sembraron minas en los caminos y les prohibieron salir de los resguardos. Así lo contó un habitante de la zona a EL COLOMBIANO que por temor pidió reserva de su nombre.
“Los enfrentamientos entre los dos grupos se presentaron dentro del resguardo indígena. Ellos dieron la orden de que no saliéramos para evitar ataques. No hemos podido buscar nuestro alimento y estamos pensando en desplazarnos”, expresó el habitante de la comunidad.
El Consejo de Autoridades Indígenas Asociación Orewa, expresaron que los enfrentamientos en los territorios se vienen presentando desde el pasado mes de febrero.
“Sentimos gran preocupación sobre este hecho que nos pone, en una guerra a la que nos han sometido contra nuestra propia voluntad. Ya lo hemos pronunciado y anunciado, no queremos más sangre en nuestros territorios, porque desde la firma del Acuerdo de paz, ya son 100 indígenas asesinados, nos están exterminando, pero seguimos resistiendo”, comentaron las autoridades indígenas.
Según los habitantes de la comunidad Alto Guayabal, hasta ahora ninguna entidad gubernamental se ha presentado en la zona, pese al llamado hecho desde que empezaron los enfrentamientos.