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Ser señalado como supuesto auxiliador de la guerrilla, aunque fuera por broma o mero chisme, se convirtió en una sentencia de muerte para los habitantes del Occidente de Antioquia a mediados de los años 90. Y el ejecutor de ese veredicto criminal fue el comandante paramilitar Luis Arnulfo Tuberquia, alias “Memín”.
Así lo padeció María de las Nieves Gómez San Martín, la única encargada de la caseta telefónica en el corregimiento Fuemia, de Frontino.
El 9 de abril de 1996 fue secuestrada por un comando armado, tras recibir uno de esos fatales señalamientos. La mataron y enterraron en un paraje rural de la vereda La Hondita, y su cadáver estuvo desaparecido por 13 años, hasta que las autoridades lo exhumaron en diciembre de 2009.
La misma suerte sufrieron en el municipio de Dabeiba los hermanos Óscar y Jairo Cobaleda Roldán. Ambos eran abogados, el primero litigaba, y el segundo había sido personero municipal, pero tuvo que renunciar por amenazas.
El 21 de abril de 1998 viajaban en un automóvil por las calles del pueblo, cuando fueron interceptados por hombres armados que los desaparecieron, jamas se volvió a saber de ellos.
Los paramilitares del Bloque Noroccidente de las Auc, que comandaba “Memín”, también desplazaron a cerca de 300 campesinos entre 1998 y 1999, por sospechas de colaborar con los subversivos.
Estas y muchas otras historias de dolor regresaron a la memoria de los pobladores de esa zona, luego de que la Fiscalía informara ayer que Tuberquia había aceptado otros 167 crímenes contra la comunidad, perpetrados entre 1996 y 2005.
Deicy Jaramillo Rivera, directora contra las Violaciones a DD.HH. del ente acusador, declaró que las afectaciones incluyeron 46 secuestros, 40 casos de desplazamiento, 31 asesinatos, 25 desapariciones forzadas y 10 torturas, entre otras conductas ilegales.
El terror del Occidente
Tuberquia perteneció a la Casa Castaño, la organización clandestina que orquestó la integración de todas las facciones paramilitares en una sola: las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
Por orden de la Casa, “Memín” asumió en los años 90 la comandancia del bloque Noroccidente, sembrando el terror en la subregión del Occidente y sus fronteras con el Suroeste y Urabá (27 municipios).
Cuando las Auc se desmovilizaron por frentes entre 2003 y 2006, el cabecilla continuó en la esfera del crimen. Junto a otros “paras” renegados formó uno de los grupos de “Águilas Negras” que azotaron a Colombia, operando en la misma jurisdicción de su antiguo bloque.
Luego decidió unirse al Clan del Golfo, el cartel narcotraficante que en ese entonces se expandía como la peste por toda Antioquia.
La Policía lo capturó en 2008 en la Costa Atlántica y actualmente está recluido en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí, pagando varias condenas por crímenes que ha venido confesando en los últimos años.
Este último paquete de aceptación de responsabilidad en 167 hechos recoge delitos ejecutados en el municipio de Frontino.
Entre ellos están el asesinato de Héctor Herrera Durango, miembro de la Junta de Acción Comunal de la vereda Los Monos (octubre 24/98).
El secuestro y homicidio de dos adolescentes, los cuales fueron raptados en una finca en la cual los “paras” de “Memín” se robaron 30 reses (junio 5/99).
La muerte violenta de Joselito Bailarín Domicó, gobernador indígena de la comunidad Cañaveral, de la etnia Embera Katío (junio 30/00).
Y la violación de una campesina en la vereda El Filo de Pontón (febrero de 2001), contra la cual Tuberquia envió a uno de sus secuaces para que la ultrajara sexualmente, “con el supuesto de que la víctima colaboraba con otros grupos ilegales”, según el reporte de la Fiscalía.
Egresado de la U.P.B. Periodista del Área de Investigaciones, especializado en temas de seguridad, crimen organizado y delincuencia local y transnacional.