En la casa de la familia Veloza Rodríguez hicieron 40 buñuelos para compartir con los vecinos. Toda la semana estuvieron además, empacando las ollas, limpiando los muebles, lavando las cobijas y hoy en la mañana, estaban listos para volver. Su trasteo a Gramalote incluyó además dos perros, dos loros, patos y gallinas.
En medio de una caravana que inició en la mañana de hoy y después de una misa, el primer grupo de gramaloteros, conformado por 57 familias, se instaló en el nuevo Gramalote tras seis años de que un deslizamiento destruyera este municipio nortesantandereano. Iván Mustafá, gerente del Fondo Adaptación —entidad encargada de la reconstrucción— indicó que están dadas todas las condiciones para que se diera el primer trasteo.
Y en esa caravana estaban Vicente, María y Yajaira con los buñuelos listos y a la espera de saludar a los vecinos que dejaron desde aquella noche de diciembre de 2010. “Hoy estamos pisando nuevamente tierra firme, esta será una casa llena de amor, de lucha y esperanza”, dice María, ya sentada en las escalas de su nueva casa.
Vea aquí imágenes de los 6 años de espera de los gramaloteros
Yajaira, una muchacha de 25 años, narra este retorno con tanta emoción que ella misma llora cuando se le pregunta por el nuevo Gramalote. “Por Dios, este es un momento soñado, y perdóneme si me pongo a llorar cuando le digo que estoy feliz porque yo amo esta tierra, me emociono mucho. Y claro, nos vamos a ir a vivir a nuestro Gramalote, vamos a dejar algunas cosas en la casa que papá construyó, pero nuestro hogar será en el nuevo Gramalote”.
Cuenta además que el volver a encontrar a los vecinos ha sido lo mejor y por eso volvieron a planear juntos la rutina de tomar el café por las tardes, buscarán juntos el mejor lugar para hacer un gran bazar y van a organizar la novena de la virgen de Monguí y este año, estarán juntos para las comparsas y a buena hora, volverán a estar juntos para Navidad.
Por eso es que cuando se le pregunta a Yajaira por aquella noche de diciembre en el que lo perdieron todo, la muchacha es breve y dice que además de haber perdido todo lo material, a ella la marcó mucho quedarse sin amigos y volver a empezar. “Literalmente, la vida se nos derrumbó. Nuestra casa se construyó con mucho sacrificio y ver cómo se caía fue demasiado doloroso, en esa casa estaba el trabajo de mis papas, todos los esfuerzos quedaron ahí. Pero lo más doloroso no fue ver cómo se nos caía la casa, no, lo más doloroso fue ver cómo se rompieron los lazos con la comunidad, los vecinos dejaron de ser los vecinos, todos se fueron y la verdad es que se demoró mucho tiempo el volver a encontrarnos”.
Y volvieron a empezar. La primera parada fue en el municipio de Santiago donde un familiar los acogió unos meses. Luego don Vicente decidió volver a Gramalote y compró un lote en zona rural y comenzó a construir una casita. “Mi papá compró un terreno que era solo piedra y cuando la gente pasaba y lo veía le decía que estaba loco. Diez meses después mi papá tenía la casa terminada y la puso ‘Corral de piedra’ porque los muros están construidos con piedra y con los ladrillos y las tejas que rescató de nuestra antigua casa”.
A pesar de que volvieron a construir una casa y que hoy ya ese pasado no duele tanto, decidieron volver por la urgencia del corazón de volver a tener vecinos. Y por eso dejarán ‘Corral de piedra’ y desde este fin de semana comenzarán a armar nuevamente la vida al lado de su gente, con los nuevo vecinos, el café por las tardes, la misa los domingos, el mercado en la plaza y el clima fresco del nuevo pueblo.
El nuevo Gramalote
Mustafá explicó que para iniciar el proceso de traslado se comenzó con el desarrollo del protocolo con el fin de garantizar la seguridad y el desarrollo económico de los nuevos habitantes. Indicó que las familias tendrán un acompañamiento para la formulación de su Plan de Vida en este reasentamiento, así como el apoyo después del retorno para fortalecer las asociaciones comunitarias y el mantenimiento del casco urbano.
En total serán 1.007 casas distribuidas en 16 barrios, de las cuales 619 corresponden a quienes eran propietarios y las restantes 388 son para quienes en el momento de la tragedia eran arrendatarios. “Ahora todos serán propietarios. Las viviendas son gratuitas y con unas especificaciones incomparables. No solo cumplimos sino que mejoramos sustancialmente la calidad de vida de los gramaloteros”, dijo el gerente.
María Lepesqueur, asesora de participación comunitaria del Fondo, les explicó a los nuevos propietarios que serán privilegiados en tener una planta de tratamiento para agua potable y otra para aguas residuales. Además el tema de seguridad ya se trabaja con la Policía y se estudian varias posibilidades como tener un CAI móvil o una estación provisional mientras se construye la definitiva. Y la educación y la salud también están garantizadas, pues el Fondo Adaptación ha asegurado el transporte de los estudiantes hasta el colegio y de quienes tengan alguna urgencia médica para trasladarlos hasta la actual IPS.