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Llanos de Cuivá recupera un monumento y lo convierte en su símbolo

La obra rinde homenaje a la Virgen del Carmen, estaba en el olvido y la comunidad la recuperó. La historia.

  • El monumento o Parque Lineal El Camionero les devolvió el orgullo de los habitantes del corregimiento Llanos de Cuiva, en la vía a la Costa, Norte antioqueño. FOTO manuel saldarriaga
    El monumento o Parque Lineal El Camionero les devolvió el orgullo de los habitantes del corregimiento Llanos de Cuiva, en la vía a la Costa, Norte antioqueño. FOTO manuel saldarriaga
09 de enero de 2022
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La cabina de un camión y adentro, San Pedro al volante, a su lado la Virgen del Carmen con el niño Jesús en brazos y detrás de ella dos ángeles custodios, todos vestidos impecablemente y en pose de viajeros. Así es el singular monumento al camionero que acaba de reconstruirse en el corregimiento Llanos de Cuivá, en la vía a la Costa Atlántica, entre los municipios de Yarumal y Angostura.

Pocas veces una obra en apariencia tan sencilla puede llenar de tanto orgullo a una comunidad. Pero este es el caso: tras muchos años de no tener un elemento de identidad en el que la población pudiera verse reflejada, este altar logró estrechar los lazos comunitarios y de solidaridad entre los cerca de 7 mil habitantes de este corregimiento, generalmente mencionado cuando por alguna circunstancia se cierra la vía a la Costa, pero no por su cultura, su desarrollo o sus referentes.

“Es que voy a muchas partes y cuando digo que soy de Llanos de Cuivá nadie identifica el lugar, y no me gusta decir que soy de un municipio, nosotros preferimos decir que somos de acá”, comenta Érica Zapata, una comerciante nacida y criada en este acogedor sitio del Norte de Antioquia. Su actitud la comparten muchos paisanos, que tienen más sentido de pertenencia por el corregimiento que por la localidad a la que este pertenece.

La historia

Con tantos años de vida como los pueblos que lo circundan -Yarumal, Angostura y Santa Rosa de Osos-, Llanos de Cuivá empezó a construir su identidad hace unos 40 años. Antes era una zona netamente ganadera, luego también agrícola y en los últimos años sumó la explotación forestal, pues ya son comunes los aserríos como fuente de empleo y generación de recursos.

A principios de este siglo llegó allí el sacerdote Conrado López, quien tuvo la idea de construir un monumento que uniera dos referentes: la Virgen del Carmen, patrona de la parroquia, y rendirles un homenaje a los camioneros y en general a los conductores que cruzan por el sitio de manera constante, teniendo en cuenta que el lugar está a ambas orillas de una troncal nacional.

“El padre Conrado hizo realidad su proyecto, compró la cabina del camión en $2 millones, y el troque (el eje con las llantas) en un millón, consiguió las imágenes y a punta de rifas y empanadas logró dejar la obra lista”, recuerda Alba Doris Medina, una reconocida educadora del corregimiento.

Pero el monumento tenía una particularidad: la Virgen del Carmen iba sentada y el niño Jesús en la mitad entre ella y San Pedro. Era algo muy peculiar no visto en ninguna otra obra en homenaje a los conductores. “Eso fue tan impactante, que en la prensa lo destacaron como el único monumento en el que la Virgen iba sentada”, recuerda Alonso Cardona, un expolicía de Medellín que una vez jubilado se fue a montar empresa en Cuivá y terminó convirtiendo el lugar en su sitio de residencia desde hace más de cinco años.

Luego de levantado en su pedestal, por mucho tiempo el monumento fue el orgullo de Cuivá, pero llegaron años de olvido y deterioro y la infraestructura se vino a menos: el padre Conrado emigró, la cabina se desgastó, la Virgen se envejeció y ya los conductores ni la miraban ni se echaban bendiciones al pasar a su lado.

Pero todo cambió hace dos años, cuando José Luis Sánchez, el párroco actual, decidió recuperar el monumento y convertirlo en el referente de Cuivá y en elemento de reconocimiento nacional.

“Al principio, los sacerdotes de acá, viendo el abandono, veían costosa la restauración, pero conformamos un comité y gracias a muchas gestiones se consiguieron los recursos para intervenirla y recuperarla”, relata el padre.

Fueron meses y meses de unir voluntades, corazones y billeteras para recoger los frutos del esfuerzo: con una inversión de $72 millones aportados por empresarios, líderes y campesinos, se logró el milagro de tener una obra renovada e instalada en lo que los llaneros llaman el Parque Lineal Monumento al Camionero.

De la vieja cabina sacaron a la Virgen sentada y la reemplazaron por otra nueva con el niño Jesús en brazos; detrás de ella ubicaron dos ángeles custodios, como mandan los cánones religiosos, y San Pedro siguió al volante, conduciendo la nave como hace 25 años, y solo lo pusieron a estrenar ropa “porque esta imagen no tenía deterioro”.

Dicho y hecho

“Dame Dios mío mano firme y mirada vigilante para que a mi paso no cause daño a nadie”, reza al inicio la oración del conductor y prácticamente no hay persona dedicada a esta profesión que no se la sepa. Así quedó tallada en una losa ubicada al lado de la cabina, visible a los conductores, para que en su visita al altar la recen y se echen bendiciones.

Julián Pérez, que maneja un camión hace diez años, dice que “la Virgen del Carmen es nuestra gran protectora, y más en este país donde uno se expone a tantas cosas cuando viaja”. Al ver el nuevo monumento, no vacila en chantarse bendiciones y destacar lo que lo impresiona: “he recorrido casi todo el país y no he visto en ninguna parte un monumento como este”.

El altar quedó instalado a borde de vía en un área de 16 por 4,7 metros, donada por el propietario del lote. El techo es de madera con paneles solares para que sea autosostenible. En las noches se ilumina y cuenta con un sistema de luz remota que se enciende cuando los conductores le pitan en señal de saludo.

Adicional a la cabina (con las placas MAC 033, que traduce Monumento al Camionero y la edad de Cristo) se instaló el letrero Yo Amo Llanos de Cuivá, un distintivo propio de los municipios pero que los llaneros quisieron ubicar para reforzar el mensaje del sentido de identidad y pertenencia, y que contiene elementos como la vaca, que resalta su vocación lechera; un árbol sobre la Y que simboliza la agricultura, y piñones que representan la actividad de conducir y la industria local.

“Para mí este es el primer paso para no morir, porque nuestra identidad estaba perdida y ahora la recuperamos”, dice emocionada Érica Zapata, integrante del comité que revivió esta obra. El resto la aplaude y le celebra la frase con un coro de risas .

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