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En una campaña en la que los precandidatos se cuentan por decenas, solo hay dos mujeres, Francia Márquez y Arelis Uriana, aspirando a la Presidencia, frente a 40 hombres que preparan sus estrategias para las elecciones de 2022.
En las coaliciones (Centro Esperanza, Equipo por Colombia y Pacto Histórico) hay mujeres dando puntadas para conseguir alianzas entre sectores, pero son pocas frente a la proporción de hombres que también las integran.
El catálogo está así: en Coalición Centro Esperanza, Angélica Lozano e Ingrid Betancourt median la conversación; no obstante, aún se resisten a presentar candidaturas oficiales. Dentro de ese mismo grupo, el exministro Juan Fernando Cristo invitó a Betancourt y a Ángela María Robledo a ser candidatas, una convocatoria que aún no recibe un sí o un no como respuesta, pero que resultó en otro llamado: la propuesta de Betancourt a Francia Márquez y Margarita Rosa de Francisco para unirse al centro.
Posteriormente, esta semana, cuando su partido Oxígeno Verde recuperó la personería jurídica, dejó ver que no descarta la idea de competir por la Casa de Nariño.
Al otro lado, Dilian Francisca Toro es la única mujer visible de Equipo por Colombia, donde están los exalcaldes Alejandro Char, Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez y el exministro Juan Carlos Echeverry. Toro, exgobernadora del Valle del Cauca y cabeza del Partido de la U, dice que no ha definido su futuro político por cuestiones de salud.
En el bando de la izquierda, en el Pacto Histórico, Márquez, una líder social sin experiencia política, se perfila como la única que busca la Casa de Nariño. En esa agrupación también está Arelis Uriana, precandidata presidencial del Mais, y Clara López, quien fue fórmula de Gustavo Petro en 2010, candidata en 2014 y fórmula del Humberto de la Calle en 2018.
Ya en las filas del Centro Democrático, las precandidaturas de las senadoras Paloma Valencia y María Fernanda Cabal se decantaron con la elección de Óscar Iván Zuluaga como ficha del uribismo. Otros partidos de derecha, como el Conservador, ya apostaron por un hombre como candidato: David Barguil.
Ese panorama contrasta con la contienda de 2018, en la que hubo cuatro fórmulas con mujeres, en las que tres fueron las aspirantes principales en la primera vuelta. Cuatro años antes, en 2014, hubo dos candidatas a la Presidencia.
“No hay mujeres para ser candidatas, pero hay otras formas en que las mujeres pueden participar en política. Una muy buena congresista podría convertirse en una candidata a la Presidencia”, sentencia Viviana Sarmiento, investigadora Congreso Visible, de la Universidad de los Andes.
Si bien desde diciembre de 2020 el Congreso sacó adelante un nuevo Código Electoral que traza la paridad (50-50) como un requisito indispensable para las nóminas integradas por más de cinco candidatos, esa ley sigue en estudio en la Corte Constitucional, que tiene hasta el 26 de enero de 2022 para darle luz verde.
Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral, ha advertido que la paridad está en vilo por el pendiente del Código Electoral. Su organización, el Consejo Nacional Electoral, la Procuraduría y la Registraduría pidieron al alto tribunal que esa legislación sea tramitada con mensaje de urgencia.
En un contexto de pocas precandidatas a la Presidencia y escasas mujeres liderando las coaliciones, la paridad no será una obligatoriedad sino una opción de los partidos, movimientos y coaliciones.
El Partido de la U y Cambio Radical perfilan listas con una participación de mujeres superior al 30 %, el Pacto Histórico y la Coalición Centro Esperanza también hablan de igualdad en sus listas, que serían cerradas, mientras está por definirse lo que suceda con las de Equipo por Colombia y el Centro Democrático.
Hay otras apuestas como la de los cristianos de MIRA, cuya vicepresidenta, Irma Luz Herrera, aseguró en un foro que perseguirán hasta el 80 % de participación de mujeres. Y Estamos Listas es, hasta ahora, el único movimiento que tomó el feminismo como bandera. Ese grupo nació en 2019 en la contienda por el Concejo de Medellín y recoge firmas para llegar al Senado en una lista cerrada.
“Sí hay mujeres con aspiraciones políticas, pero encuentran una barrera al momento de definir los avales. Las coaliciones las están pactando los hombres que dirigen los movimientos. Hay muchas mujeres con vocación de poder aspirando a estar dentro de las listas, pero hay un gran problema para conseguir los avales y una posición relevante dentro de estas”, apunta Marta Restrepo, de la dirección general de Estamos Listas.
La cuestión, dice Yann Basset, va más allá de la paridad: se necesitan listas cerradas para garantizar mayor participación femenina. “Hay factores estructurales que obstaculizan la participación, como la dificultad de conciliar la vida política con la familiar”, añade el investigador del Observatorio Electoral de la Universidad del Rosario.
El número de hombres en el Senado multiplica por tres la cantidad de mujeres: mientras ellos tienen 83 escaños, ellas solo cuentan con 25. En la Cámara la proporción se divide por cuatro: ellos cuentan con 140 curules y ellas con 31.
Esa participación mantuvo un relativo equilibrio en los últimos periodos: en las elecciones de 2014 quedaron 23 mujeres en Senado y 33 en Cámara; en 2010, 18 en Senado y 20 en Cámara.
Sin embargo, está lejos de los promedios mundiales. ONU Mujeres detalla que el 20 % de los bancos del Congreso están ocupados por hombres, mientras la proporción global es del 30 %.
Islandia es ejemplo de paridad con 33 de las 63 curules en manos féminas; en Suecia, la proporción del Parlamento es 160 a 349, mientras que en México la Cámara de Diputados tiene 241 legisladoras y 259 legisladores.
“Nuestro país ha sido patriarcal y machista. Las mujeres tienen temor de participar de frente, carecen de apoyo suficiente y antes había pocas oportunidades en los partidos para formarlas y apoyarlas económicamente”, considera Dilian Francisca Toro.
Las mujeres representan el 52% de la población de Colombia, pero su liderazgo en las gobernaciones y alcaldías de ciudades capitales se cuenta con los dedos de una mano.
Solo hay dos gobernadoras (Clara Luz Roldán, en el Valle del Cauca, y Elsa Noguera, en el Atlántico), y dos alcaldesas de ciudades capitales (Claudia López, en Bogotá, y Virna Johnson, en Santa Marta).
Para el periodo 2016-2019 hubo cinco gobernadoras y ninguna alcaldesa, y en el lapso 2012-2015 hubo cuatro alcaldesas y una gobernadora.
El Gobierno de Iván Duque comenzó aplicando la paridad de género, pero hoy solo seis de los 18 ministerios son liderados por mujeres. Los partidos ASI, Centro Democrático y De la U son los únicos con directivas mujeres, el resto está encabezado por hombres.
Con esos antecedentes, queda una semana para que los partidos inscriban sus listas con un interrogante latente: ¿habrá paridad para 2022?