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Comedores: otro cierre en la frontera

El obispo de Cúcuta le pide al Gobierno abrir un canal humanitario. Así está la situación.

  • El comedor que tiene la iglesia para migrantes está localizado en el corregimiento La Parada del municipio de Villa del Rosario. En las fotos, un antes y después del lugar. FOTO cortesía
    El comedor que tiene la iglesia para migrantes está localizado en el corregimiento La Parada del municipio de Villa del Rosario. En las fotos, un antes y después del lugar. FOTO cortesía
  • Comedores: otro cierre en la frontera
31 de marzo de 2020
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Tras dos años y nueve meses de repartir alimentos a los migrantes venezolanos en el corregimiento de La Parada, a 30 minutos de Cúcuta, la semana pasada cerró sus puertas la casa la Divina Providencia, un hogar de paso para migrantes administrado por la Diócesis de Cúcuta y que entregó durante estos años 3.500.000 raciones de desayunos y de almuerzos. La razón del cierre temporal: la prohibición de realizar conglomeraciones de más de 500 personas para frenar el coronavirus en el país. La consecuencia: cientos de venezolanos deambulando por las calles de la capital nortesantanderana sin refugio y sin comida.

Con la decisión de cerrar el comedor, aunque es entendible, explicó el obispo de Cúcuta, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, se agudizará la crisis fronteriza debido a que los migrantes no tendrán ni siquiera una porción diaria de comida. Por eso, desde Cúcuta, le hace un llamado al Gobierno Nacional para que se establezca un canal humanitario.

¿Cómo está viviendo la frontera la pandemia del coronavirus?

“Es muy complejo. Nos enfrentamos cada día a una población flotante de 50 mil personas, casi 100 mil los fines de semana, de migrantes que vienen a Cúcuta a buscar medicamentos o alimentos. La situación de Venezuela ha venido empeorando mucho. Ahora bien, la ciudad ha crecido y hoy en día es un municipio que puede llegar al millón de personas y eso nos está creando dificultades. El mismo hospital Erasmo Meoz está en una situación muy compleja porque tiene que atender en estos momentos a colombianos y venezolanos”.

¿Cómo vio usted el cierre de la frontera?

“Es necesario hacerlo, pero tienen que abrirse espacios humanitarios. Estamos tratando de que las autoridades entiendan que se hace necesario un canal humanitario. La entidades sanitarias locales han estado atentas, sabemos que es un fenómeno que desborda cualquier institución y más en un contexto como el nuestro”.

¿Qué tan real es ese cierre de frontera? ¿Las trochas siguen abiertas?

“Las trochas están funcionando. Hay un cierto control de parte de la Policía Nacional. Se ha hecho un trabajo juicioso por cuidar la frontera, pero son más de 200 trochas en el espacio de 20 kilómetros. Entonces, cuando cierran una, se abre otra. Es un tema bien complejo. La frontera no existe. Es una afirmación muy dolorosa, pero, le insisto, no existe, se dice que son cuatro puentes. Eso muy débil. Las medidas del Gobierno venezolano de crear un acuartelamiento sanitario nos indica que sí hay crisis. El riesgo es muy grande en la zona, no es para crear alarma, pero los casos de coronavirus se pueden multiplicar”.

¿Qué ha pasado con los comedores humanitarios que la iglesia tenía en La parada y en Cúcuta, en general?

“Los cerramos. Estábamos repartiendo unas 13 mil raciones diarias: 6.500 en La Parada y otras 6.500 en ocho parroquias. Por las normas de aglomeración que el Gobierno promulgó con las que no es posible juntar a más de 500 personas, recibimos una anotación del Servicio de Salud de Norte de Santander y hemos tenido que cerrar. El riesgo era muy grande. Hemos buscado otras formas de atención como la entrega directa en los barrios a algunas familias puntuales”

¿Canceló todas las misas?

“Están cerradas 107 parroquias pero sí hay misas, pero no asiste el pueblo. El padre da la misa solo. A veces asisten las mamás de los sacerdotes y el sacristán. Estamos trasmitiendo por la emisora y por Facebook”.

¿Cómo está el orden público en Norte de Santander?

“El departamento vive una situación muy compleja. Tenemos en este momento una gran actividad del Gobierno Nacional en el tema de erradicación de coca en Sardinata. Hay una especie de protesta popular de los cocaleros. Ese es un tema social complejo, ya que los campesinos piden que sean escuchados, poder negociar la sustitución de esos cultivos, el Gobierno está decidido a erradicar. Hay otra cosa y son las bandas de narcotraficantes de la zona que han ganado espacio. También tenemos la presencia del Eln y del Epl; todo esto crea un panorama muy complejo a las puertas de Cúcuta”.

¿Usted no cree que es el momento de que los gobierno de Maduro y Duque se sienten a hablar?

“Creo que es necesario un diálogo entre los dos gobiernos. Se tiene que dar, al menos un entre las autoridades locales. He propuesto que se dé entre la Gobernación del Táchira y la de Norte de Santander, entre La Guajira y El Estado de Zulia. Es un pueblo que está sufriendo y por eso, frente a esta pandemia, tenemos que dialogar. Es necesario coordinar la atención, políticas médicas, tratamiento y ayuda a las personas que están enfermas”.

¿Quiere enviarle algún mensaje al Gobierno Nacional?

“Sí. Cúcuta necesita ayuda. Necesitamos una atención particular porque nuestros hospitales están viviendo una situación muy compleja. Hay que ponerle atención a ese tema. La ciudad es el punto de referencia para los venezolanos que necesitan comer y vivir” .

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