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Apertura democrática: el legado político de Bernardo Jaramillo Ossa

Se conmemoran 25 años del asesinato del dirigente político y candidato en 1990 a la Presidencia por la Unión Patriótica. Un líder carismático de la izquierda en Colombia.

  • Barragán dice que Jaramillo dio otra opción al bipartidismo. Foto colprensa
    Barragán dice que Jaramillo dio otra opción al bipartidismo. Foto colprensa
23 de marzo de 2015
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“Mi amor, no siento las piernas, esos h.p me mataron, me voy a morir”, le dijo en tres oportunidades Bernardo Jaramillo a su esposa, Mariela Barragán, el día en que el entonces aspirante a la Presidencia de la República fue asesinado.

“El 22 de marzo íbamos de viaje a Santa Marta; él iba a preparar el pleno del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, para iniciar la campaña a la Presidencia”, narró Barragán, recordando el día en que su esposo perdió la vida ingresando al Aeropuerto ElDorado.

“Fue una campaña muy dura porque en ella murieron tres candidatos presidenciales”, añade en clara referencia a Luis Carlos Galán; del Partido Liberal; Carlos Pizarro, del M-19, y “mi Bernardo”, rememoró la viuda.

Y recordó que “ese día, como siempre, salimos hacia el aeropuerto, Bernardo no quiso ponerse el chaleco antibalas (...) cuando entramos al puente aéreo, me tomó de la mano y empezamos a caminar. Cuando llegamos al frente de la droguería, sentí unos disparos, sentí porque no vi, sólo vi a lo lejos un agente de policía, yo pensaba que era un robo, pero de los escoltas que llevábamos, que eran 16..., uno de ellos me empujó, entonces yo caí encima de Bernardo, él ya estaba herido”.

Este testimonio fue entregado por la señora Barragán en el documental El baile rojo, memoria de los silenciados, dirigido por Yesid Campos, y en el que se narra el genocidio de la Unión Patriota por parte de grupos paramilitares.

Candidato que brillaba

Bernardo Jaramillo Ossa fue un político de izquierda que militó en la Unión Patriótica durante los años ochenta. Tras el asesinato de Jaime Pardo Leal, Jaramillo se convirtió en presidente de ese movimiento hasta el día de su muerte, aquel 22 de marzo de 1990.

Manizalita de nacimiento, Jaramillo de 35 años (1955), desde joven hizo parte de la izquierda colombiana. Desde que pisó la facultad de derechos de la Universidad de Caldas se enroló en las juventudes comunistas, siendo esas banderas enarboladas hasta el día de su fallecimiento.

En 1977 se casó con Ana Lucía Zapata, una profesora risaraldense, de cuyo matrimonio nacieron Paula Tatiana y Bernardo Jaramillo Zapata. En 1985 Jaramillo se vinculó de manera formal a la Unión Patriótica, desde donde criticó duramente el proceder de las guerrillas de las Farc y el Eln por la “combinación de todas las formas de lucha”. A pesar de lo cual siempre defendió que se realizara un proceso de paz con estos grupos, por lo que se hizo amigo de Carlos Pizarro Leon-Gómez, excomandante del entonces recién desmovilizado M-19.

Su carisma y las ideas que exponía, sin pelos en la lengua, lo llevaron a que en 1986 fuera elegido Representante a la Cámara por Antioquia. En ese torrente político, y con la UP en la mira de la ultraderecha, Jaramillo vio como varios de sus compañeros caían producto de la intolerancia.

“Él significó el momento culmen del liderazgo de la UP y sobre todo lo hizo enarbolando un sentido de renovación, un sentido de apertura hacia una visión mucho más incluyente, inclusive hizo crítica a la izquierda tradicional”, dice Álvaro Villaraga, director de Acuerdos de la Verdad del Centro de Memoria Histórica.

En 1990, su nombre salió a la luz pública como la carta de la UP para llegar a la presidencia de la República, posibilidad que muchos vieron cerca por el favoritismo que despertaba, y tan cerca estaba de la primera magistratura del país, por lo menos para la ultraderecha, que para cerrarle el paso decidió asesinarlo. “Era el líder más connotado de la izquierda en su momento y para esta misma significó perder uno de los más ilustres dirigentes de su época”, añade Villarraga.

Ese temor de los enemigos de la izquierda se hizo más fuerte cuando se habló de una candidatura conjunta para la Presidencia, de la que harían parte Carlos Pizarro-León-Gómez, y (Jaramillo.

El país sin Jaramillo

Para Lazaro Vivero, 25 años después del asesinado de Bernardo Jaramillo, no es mucho lo que ha cambiado. “Cualquier muerte de un dirigente independiente es algo nefasto”. Para este dirigente político no son ciertas las versiones que señalan que en Colombia llevamos más de 50 años de guerra, pues considera que son muchos más. “En este país desde la muerte de Jaramillo y muchos otros dirigentes más, “hemos visto cómo se asesina a una persona por el sólo hecho de no compartir sus pensamientos o sus expresiones”.

“No hay derecho que se le quite la vida a una persona solo por sus ideas, sin importar si se comparten o no”, agrega, al cuestionar las que llamó “prácticas politiqueras y corruptas que se han tomado el país, y que al ver a alguien brillar por sus ideas de cambio seguro será asesinado”.

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