La única certeza jurídica ante lo que puede suceder con el triunfo del No aparece en la sentencia C-379 de 2016, con la que la Corte Constitucional reglamentó el plebiscito. En caso de que ganara el No, los magistrados de la Corte señalaron que no se podrían implementar los acuerdos de paz alcanzados en La Habana. “Ante la negativa del pueblo”, dice la sentencia, se puede poner bajo consideración de los colombianos un nuevo acuerdo “con unas condiciones diferentes a las que inicialmente se pactaron”.
Tras analizar la sentencia, César Rodríguez Garavito, director del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia), le dijo a EL COLOMBIANO que “el presidente Santos no ha perdido la capacidad de negociar un nuevo acuerdo de paz, incluso puede cambiar el existente. De hecho, puede renegociar otro acuerdo y refrendarlo a través del plebiscito. Jurídicamente es posible, pero políticamente se debe considerar el pronunciamiento de los líderes del No. La gran pregunta es si ellos están dispuestos a sentarse con las Farc a conversar para lograr un nuevo acuerdo”.
Ante este interrogante, Federico Hoyos, representante a la Cámara por el Centro Democrático, dice que su partido tiene claros los puntos que se deberían renegociar: “Rechazamos la participación política de miembros de las Farc sin que paguen un año de cárcel. Pedimos una justicia real, no una justicia simbólica. Necesitamos unos acuerdos sin impunidad”.
La negociación no será fácil. En los acuerdos actuales, los miembros de las Farc podrían obtener “penas alternativas” si colaboraban con la verdad de lo sucedido en el conflicto. Para Hoyos, los miembros de las Farc deben pagar cárcel. De hecho, los promotores del No han señalado que la guerrilla también debe entregar su fortuna, algo que no estaba claro en los acuerdos actuales.
El exalcalde de Bogotá y también exministro de Gobierno Jaime Castro, confía en que las Farc no se paren de la mesa para negociar un nuevo acuerdo. Como argumento señala que la guerrilla está lejos de alcanzar el poder a través de la vía militar, y que el panorama internacional le es cada vez menos favorable.
Respetar la democracia
“La democracia es sabia, y hay que respetar los resultados de la democracia. La mayoría del pueblo rechazó los acuerdos de La Habana y por eso se deberá renegociar un nuevo acuerdo. La guerrilla ha dicho claramente que no regresará al monte. Ahora estamos a la espera frente a lo que quieren los promotores del No. Ellos tienen la vocería”.
Este es el escenario que prevé el profesor Rodolfo Arango, doctor en Derecho constitucional de la Universidad de Kiel (Alemania) y exconjuez de la Corte Constitucional.
Para Jaime Arrubla, exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, existen unos “puntos grises” en el acuerdo que firmó el Gobierno con las Farc en La Habana. “En el tema de justicia, la conformación de un nuevo tribunal representaba un reto enorme. Tampoco había claridad con la forma cómo se iba a abordar el problema del narcotráfico”.
Además de estos puntos, podrían ser revisados otros puntos acordados con las Farc, como el de la política de desarrollo agrario integral, que buscaba que el 50% de los campesinos mejoraran sus condiciones de vida.
Para la senadora Claudia López, el país queda en una “gran incertidumbre. Sin embargo, vamos a encontrar una salida a este momento difícil. Vamos a encontrar una salida que nos permita acabar esta guerra de una vez por todas. Que no nos condene al odio, a la polarización y a la violencia siempre”.