En los próximos días, y justo antes del plebiscito, el presidente Juan Manuel Santos y alias “Timochenko” firmarán el acuerdo de paz, lo que abrirá el camino a la dejación de armas y el inicio al proceso de reincorporación a la vida civil de los guerrilleros, el famoso Día D.
El Acuerdo Final contempla los beneficios que tendrán los guerrilleros para facilitar su reincorporación y para quienes quieran participar en política. Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del Gobierno, expresó en una rueda de prensa desde La Habana, que estas no son concesiones sino mínimos necesarios para que se logre el fin del conflicto armado y Colombia empiece a solucionar sus conflictos con deliberación.
Además, anotó que son beneficios muy cercanos a los obtenidos por las Auc y a los que la Agencia Colombiana para la Reintegración, ACR, maneja actualmente.
Paulo Serna, director del Programa Paz y Reconciliación de la Alcaldía de Medellín, que implementa para el Valle de Aburrá los programas de la ACR, explicó que de lo rigurosos que sean los procesos de reintegración, de las posibilidades que los excombatientes encuentren en la sociedad en materia de educación, empleo, productividad, el entorno familiar y social, será más exitoso el resultado.
De las experiencia previas pudo aprenderse, dijo Serna, “que los desmovilizados reinciden máximo en un 30 %, mientras los exconvictos lo hacen en un 80 %”.
En ese sentido, Frank Pearl, negociador del Gobierno, advirtió que el costo de mantener a un procesado en la cárcel es mucho más alto que el costo que tendrá que facilitar las condiciones de los guerrilleros que dejarán las armas: “claramente estamos hablando de unas cifras que son 40 % o 50 % menos”.
Según Pearl, todos esos apoyos económicos se darán después de recibir un apoyo psicosocial y de finalizar una ruta educativa, “todo dirigido a que puedan aterrizar en un empleo formal o en un proyecto productivo”.