Los puntos que prestan servicio de pruebas para detectar covid-19 en el Valle de Aburrá están a reventar. Esa realidad explica, en parte, la escalada de contagios que ha registrado el departamento en los últimos días. Las festividades de fin de año y la llegada de la variante ómicron han pasado factura, pues en un mes los casos migraron de 582 a 3.572. Pese a ello, dicen las autoridades, la red hospitalaria aún no está colapsada.
Esta claridad, sin embargo, no se evidencia en el comportamiento ciudadano. Como palomas revolotean de un lado a otro cientos de personas en búsqueda de un testeo que les permita salir de dudas y saber, de una vez por todas, si les tocó recibir el año nuevo en compañía de un virus que, hasta el 3 de enero, tenía a 159 pacientes en Unidades de Cuidado Intensivo (UCI).
Las filas que en el cierre de año escasearon en los principales puntos de vacunación hoy colman las aceras de los centros médicos e instituciones que prestan el servicio de pruebas. Previo al puente de Reyes Magos, otra de las fechas en que aumentan las aglomeraciones de personas, laboratorios en Envigado, Sabaneta y Medellín parecen centros de peregrinación.
Y es que aunque muchos se descuidaron en diciembre, y bajaron el uso del tapabocas y el distanciamiento en los festejos del 24 y el 31, la variante ómicron parece tener a más de uno preocupado. Bien han detallado las autoridades departamentales que esta es más contagiosa que la delta y la mu, por lo que la escalada de casos estaría directamente relacionada con su llegada al país, hace casi 15 días.
Lo que dicen las cifras, con corte al 3 de enero pasado, es que de un total de 951 camas UCI habilitadas en Antioquia, 823 se encuentran ocupadas. La minucia, no obstante, permite advertir que de estos pacientes solo el 36,2% padece covid; el 63,8% restante se encuentra recibiendo estos cuidados por cuenta de accidentes de tránsito, quemaduras y otras enfermedades.
Esta instantánea no es para relajarse, afirma Leopoldo Giraldo, gerente para la gestión del covid en Antioquia. Al contrario: el parte para la ciudadanía es que el pico por ómicron puede tomar más de 15 días, por lo que hay que afinar cuidados, insistir en la vacunación y habilitar las camas UCI y de cuidados intermedios que la demanda implique.
En sus palabras, la red hospitalaria local está lista para comenzar a expandirse, como lo hizo en mayo del año pasado cuando el número de UCI llegó a 1.474. Pese a ello, aclara Carlos Valdivieso, presidente del Colegio Médico de Antioquia, habrá que suplir una necesidad que no es menor: la disponibilidad de personal de la salud para atender la camas que se habiliten.