Tres de los principales cabecillas que la banda criminal “los Urabeños” había destinado para expandir sus redes en Medellín, se encuentran hoy tras las rejas.
El último en ser detenido es Carlos Arturo Rincón Correa, alias “don Daniel”, “Pablo” o “el Pastuso”, quien cayó este lunes cuando se hospedaba en un hotel de Apartadó.
Según el general Ricardo Restrepo, director Antinarcóticos de la Policía, este exparamilitar era el encargado de establecer las conexiones entre “los Urabeños” y las Odín (organizaciones delincuenciales integradas al narcotráfico) del Valle de Aburrá, especialmente las de “Altavista”, “la Sierra” y “San Javier”.
Aunque delinquió en los bloques Metro y Centauros no se desmovilizó oficialmente, según datos de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR).
Su caída estuvo precedida por la de Johan Arenas Rúa, un exoficial del Batallón Guardia Presidencial del Ejército, quien pasó de custodiar el Palacio de Nariño a servir para las finanzas de la banda en Medellín y otras subregiones antioqueñas, bajo el alias de “el Capi”.
Este hombre fue detenido el 11 de noviembre en el municipio de El Retiro.
Y antes de él, la Policía había arrestado en Tolima (28 de septiembre) al presunto jefe político de la banda: Albeiro Feo Alvarado, alias “Benavidez”, quien se encargaba de gestionar los acuerdos de cooperación de pactos de paz entre “los Urabeños” y otras facciones ilegales, como “la Oficina”, las Farc y “los Rastrojos”.
En la capital antioqueña, al igual que “don Daniel”, fungía como garante del pacto con “la Oficina”, que desde julio de 2013 redujo los enfrentamientos entre combos y el índice de asesinatos, al tiempo que repartió los territorios y cuotas para el tráfico de estupefacientes y la microextorsión.
Ante el encarcelamiento de estos tres delegados, las autoridades se preguntan quiénes asumirán las riendas de esa agrupación delictiva en Medellín, una ciudad clave para el lavado de activos, el narcotráfico y los cobros extorsivos.