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Los dos representantes electos en Antioquia para ocupar las curules de paz en el Congreso

Opiniones opuestas generan los dos representantes electos en las organizaciones, líderes y víctimas.

  • John Jairo González y Karen Juliana López son los dos representantes antioqueños por las curules de paz. FOTOS Cortesía
    John Jairo González y Karen Juliana López son los dos representantes antioqueños por las curules de paz. FOTOS Cortesía
  • González cuenta con respaldo mayoritario de organizaciones de víctimas y de derechos humanos de su región. FOTO cortesía
    González cuenta con respaldo mayoritario de organizaciones de víctimas y de derechos humanos de su región. FOTO cortesía
  • A López le cuestionan la procedencia de la inversión en publicidad, gorras, camisetas y eventos. FOTO cortesía
    A López le cuestionan la procedencia de la inversión en publicidad, gorras, camisetas y eventos. FOTO cortesía
28 de abril de 2022
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A los 17 escaños que le corresponden a Antioquia en la Cámara de Representantes se suman dos nuevas caras que integrarán esta corporación a partir del próximo 20 de julio: Karen Juliana López Salazar y John Jairo González Agudelo, quienes ocuparán las dos curules transitorias de paz por el departamento. La elección de ambos ha generado reacciones opuestas entre las organizaciones de víctimas, civiles y de derechos humanos, a las que representarán en el Congreso de la República.

González Agudelo se ganó la circunscripción 3, integrada por 13 municipios de Norte, Nordeste y Bajo Cauca. Se postuló con la Asociación de Desplazados del Municipio de Briceño, en dupla con Martha Cardozo, y obtuvo 1.068 de 2.022 votos que logró esa lista.

López Salazar se quedó con la circunscripción 16, que comprende ocho municipios del Urabá antioqueño y uno del Occidente. Se presentó con el movimiento Yo Soy Urabá y logró 5.518 de los 10.372 que obtuvo su lista, cuyo otro integrante fue Everto Arroyo.

De desplazado a congresista

John Jairo González nació en la vereda El Respaldo, de Briceño, de donde se desplazó con su familia por causa del conflicto armado y huyó a Medellín. Allí empezó a participar en las juntas de acción comunal y a visibilizarse como joven víctima del conflicto.

Regresó a su municipio y, desde 2016, cumplió labores manuales en el plan piloto de desminado humanitario y se abanderó de procesos de sustitución de cultivos ilícitos, para cambiar sembrados de coca de las familias campesinas por yuca, café, cacao o maíz.

Fue coordinador de la Mesa Municipal de Víctimas de Briceño, integrante de la Mesa Departamental, de instancias de la sociedad civil creadas por el Acuerdo de Paz y ha liderado procesos del Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).

González cuenta con respaldo mayoritario de organizaciones de víctimas y de derechos humanos de su región. <b> </b>FOTO<b> cortesía</b>
González cuenta con respaldo mayoritario de organizaciones de víctimas y de derechos humanos de su región. FOTO cortesía

Víctimas, defensores de derechos humanos y líderes le manifiestan hoy su apoyo y reconocen su trabajo en el sector. “Es una curul que se salvó de manera honesta”, dicen algunos. Su candidatura fue un consenso entre la mayoría de mesas de víctimas, líderes y lideresas de los 13 municipios que integran la circunscripción que hoy le pertenece. Esto permitió que su campaña fuera impulsada por equipos en las distintas zonas.

González cuenta que fue muy difícil porque hicieron campaña sin plata ni garantías: “De los casi 30 candidatos que hubo en Norte, Nordeste y Bajo Cauca fui uno de los únicos sin esquema de seguridad y el anticipo de dinero del Gobierno para promover la candidatura llegó el lunes después de elecciones”.

Fotocopias baratas con diseños poco elaborados, recorridos en chiva, bus y a pie, vereda a vereda, puerta a puerta, les permitió llevar su mensaje y hacerse a la mayoría de votos para convertirse en uno de los 16 representantes del país por curules de paz.

Una campaña cuestionada

Por su lado, Karen Juliana López es odontóloga y proviene de una familia con raíces en el Urabá antioqueño y en Sincelejo, Sucre. Su familia fue víctima de desplazamiento en 1994 por amenazas de grupos armados ilegales del Urabá. Dos años después regresaron al territorio y la hoy representante culminó sus estudios, incluidos los universitarios.

Cuenta que se postuló a la curul de paz 16 por invitación de líderes comunitarios y sociales, presidentes de las juntas de acción comunal y organizaciones de los corregimientos del norte de Turbo. Sin embargo, varios líderes y víctimas de la región indicaron que no se sienten representados por ella, en tanto que no ha sido abanderada de procesos sociales, de paz o reparación integral.

A López le cuestionan la procedencia de la inversión en publicidad, gorras, camisetas y eventos. <b> </b>FOTO<b> cortesía</b>
A López le cuestionan la procedencia de la inversión en publicidad, gorras, camisetas y eventos. FOTO cortesía

También le critican la forma como hizo campaña. Para muchos tuvo gran ventaja frente a la mayoría de candidatos a las curules de paz, por lo menos del Urabá, evidenciada en la cantidad de publicidad y eventos desarrollados que difícilmente, en consideración de otros excandidatos, hubiese sido posible pagar con recursos propios para un líder o defensor de derechos.

Algunos testimonios de personas que pidieron no revelar su identidad indican que habría contado con apoyo de maquinarias políticas tradicionales de la región y habría hecho alianzas con partidos y candidatos a la Cámara ordinaria. Dicen que se movilizaba en camionetas hacia las veredas y que hacía reuniones políticas en escuelas rurales.

Pero ella niega apoyo de maquinarias: “No recibí respaldo de partidos políticos en mi campaña, puesto que es mi primera participación en campaña política”. Asimismo, manifestó que el único respaldo fue de líderes sociales, JAC, organizaciones de productores, juveniles, religiosas, de víctimas y campesinas, que se vieron representados en ella.

Dijo que estas personas la acompañaron por los municipios para dar a conocer su candidatura, presentada con el movimiento Yo Soy Urabá, tras recoger 18.000 firmas, de las cuales la Registraduría avaló unas 10.800.

En redes sociales, videos y fotografías conocidas por este diario se ve, en efecto, a López en eventos públicos, tarimas, entregas de mercados y publicidades, como cualquier otro candidato ordinario. Lo que llama la atención a los críticos es que la austeridad con la que la mayoría de aspirantes a las curules de paz hizo la campaña contrasta con la de López, quien además habría entregado hasta gorras y camisetas.

Hoy, desde Antioquia se preguntan si se incumplieron las normas establecidas para las curules de paz, entre las que se cuentan no hacer alianzas o acuerdos con partidos u otros candidatos ordinarios o recibir directamente donaciones de particulares, pues estas debían ir al Fondo Nacional de Partidos y Campañas Electorales para que distribuyera los recursos entre todas las campañas por partes iguales, respetando los topes de ley.

Y varias víctimas aseguraron que prefieren quedarse sin la representación en el Congreso de la República y que esperan que las autoridades competentes investiguen si hay motivos que generen una pérdida de la curul. En todo caso, anuncian que harán constante control y veeduría a los 16 representantes del país.

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