El reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes por parte de grupos armados ilegales sigue siendo un problema de grandes magnitudes en Colombia, según las últimas alertas que han hecho organizaciones de la sociedad civil y autoridades. Antioquia tiene dos subregiones en las que este problema preocupa con más fuerza por el creciente número de casos. Y lo más grave es que las redes sociales están siendo usadas como una modalidad para atraer a las víctimas e incorporarlas en estas estructuras armadas.
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En un reciente informe de la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), por medio del mecanismo de monitoreo de riesgos lograron identificar que el reclutamiento y la utilización de menores de edad es una práctica que persiste en grupos armados ilegales tras la firma del Acuerdo de Paz.
Según dicho informe, entre el primero de diciembre de 2016 (año en el que se firmó el Acuerdo de Paz) y el 10 de abril de 2025, se han registrado en todo Colombia más de 1.494 casos de reclutamiento de menores de edad, lo que en promedio significa que cada 48 horas es reclutado un niño, una niña o un adolescente.
Antioquia se encuentra entre las seis subregiones del país que juntas contienen el 29% del total de los casos. La primera zona del departamento con más hechos son el Norte y el Nordeste antioqueños, con 40 casos confirmados. La segunda es el Bajo Cauca antioqueño, con 28. Según la UIA, en estos lugares el principal reclutador de menores de edad sería el Bloque Roberto Vargas Gutiérrez del Clan del Golfo.
Grupos armados usan las redes sociales para reclutar a los niños y niñas
No obstante, en estas tres subregiones antioqueñas también han tenido injerencia en el reclutamiento de menores de edad las disidencias de las Farc. De hecho, en el 61% de municipios del país donde este grupo armado tuvo presencia en 2024 se registraron casos de niños, niñas y adolescentes reclutados.
A lo grave que es que persista este problema se suma la nueva modalidad que están empleando los integrantes de los grupos armados ilegales para captar a las víctimas. En el informe de la UIA consta que se ha proliferado el uso de las redes sociales para atraparlos y siguen siendo frecuentes las falsas ofertas de trabajo y promesas de dinero para engañarlos.
En el reporte consta también que más de medio millón de usuarios en el país visualizan publicaciones en redes sociales en las que se promueve el reclutamiento de menores de edad por parte de grupos armados ilegales y que hay 146 cuentas activas que se determinó que son usadas por integrantes de dichas organizaciones armadas para lograr la vinculación de menores de edad a sus filas. “En conjunto, estos contenidos han alcanzado un promedio de más de 230.000 reproducciones”, indicaron en el reporte.
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No es para menos la alerta que hace la JEP, puesto que una publicación que contiene invitaciones a los niños y niñas a vincularse a grupos armados ilegales puede llegar a tener un alcance de hasta 625.000 visualizaciones. Además, también se concluyó que TikTok es la plataforma que más utilizan para “romantizar, normalizar y promover” en los jóvenes la pertenencia a la vida armada. Y los grupos armados ilegales han aprendido a sortear las condiciones, regulaciones y algoritmos de Meta y TikTok para evitar los bloqueos de estos contenidos.
Aunque Cauca es el departamento con mayores riesgos del ciberreclutamiento de menores de edad, la preocupación se extiende a las demás zonas, como Antioquia, puesto que la población infantil y juvenil usa con frecuencia estas plataformas y los grupos armados han encontrado cómo atraparlos, al incluir “aspectos culturales de los carteles mexicanos, como la música, el dinero y las armas para incentivar la vinculación de menores a sus filas”.
Así, los contenidos más virales son videos en los que usan audios de moda y etiquetas que estén en tendencia, con el fin de camuflar los mensajes. Para la JEP, esta es “una estrategia digital peligrosa que banaliza el conflicto, legitima a los actores armados y favorece los entornos para el reclutamiento forzado”.
Además, identificaron que un trébol, un ninja y fajos de dinero son algunos de los emojis más utilizados por los usuarios de esas cuentas que promueven la vinculación de los menores de edad a los grupos armados. Por otro lado, usan la música como un elemento clave de atracción emocional para los niños, niñas y adolescentes; por ejemplo, con cumbias, vallenatos, corridos mexicanos y canciones de las extintas Farc, que combinan con ritmos de tecnocumbia, corridos o tumbados que refuerzan la estética y el imaginario del poder armado.
La narrativa que predomina en estas publicaciones se basa en romantizar el estilo de vida guerrillero, por lo cual muestran la cotidianidad de los campamentos como si fuera aspiracional.
En el informe también se lee que integrantes de las disidencias de Iván Mordisco serían los que más utilizan las redes sociales para reclutar menores de edad, por medio de contenidos en los que exaltan el poder armado, el narcotráfico y la vida en campamentos ilegales. La forma como evaden los filtros y algoritmos de las plataformas como TikTok, que bloquen palabras como Farc, es camuflar apellidos de los frentes en nombres de usuario, como ”Ramos”, “Martínez”, “Urias”, “Patiño” o siglas como JM (Jaime Martínez) y EP (Ejército del Pueblo).
Ante este panorama, la UIA de la JEP reiteró unas recomendaciones al gobierno nacional, en especial al Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, fortalecer la estrategia “Las redes sociales no son como las pintan”, de modo que por medio de pedagogía se puedan resignificar los imaginarios de poder ligados a las armas y promover referentes alternativos de liderazgo, éxito y pertenencia comunitaria: “Es necesario priorizar los departamentos de Cauca, Huila y Nariño donde este fenómeno se ha concentrado tras la firma del Acuerdo de Paz”.
Asimismo, en las zonas donde se registran más enfrentamientos armados entre las disidencias de las Farc y la fuerza pública es necesario fortalecer mecanismos y comités de prevención del reclutamiento de menores de edad, de modo que las entidades territoriales también tengan las suficientes capacidades instaladas para actuar de inmediato ante estos casos.
En el caso de Antioquia, desde la oficina territorial de la Unidad para las Víctimas han reiterado que en Bajo Cauca, Nordeste y Norte se evidencia la persistencia del reclutamiento, en medio del temor de las familias a denunciar, por lo cual es muy posible que haya subregistro. Los padres o cuidadores sienten miedo de que al contar a sus hijos les pase algo peor, mientras que otras familias se han tenido que desplazar de sus hogares para evitar que a sus hijos se los lleven a las filas armadas; y muchas de ellas ya habían sido desplazadas en el pasado.
A esto se suma que en otras regiones del departamento, como el Oriente, el Suroeste y el Valle de Aburrá se sigue presentando el uso y utilización de menores de edad en actividades como el microtráfico, como los llamados carritos o campaneros, que los ponen en múltiples peligros, incentivan el consumo de sustancias psicoactivas y los alejan de las escuelas, una afrenta total a sus derechos, sin contar las niñas y adolescentes mujeres que se convierten en víctimas de explotación sexual de integrantes de estas estructuras.
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