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“Caótica”. Así calificó la contabilidad de Plaza Mayor Medellín el revisor fiscal, Hernán Darío Estrada, en un informe remitido el 15 de septiembre de 2014 al entonces gerente General, Gabriel Jaime Rico Betancur, y al gerente Administrativo y Financiero, David Rodríguez Restrepo. El desorden era tal, que, según Estrada, se prestaba para que se hicieran “malos manejos” y, además, los estados financieros no eran tan confiables como para presentarlos a terceros.
En el documento conocido por EL COLOMBIANO, Estrada afirma que “el descontrol existente abre un espacio grande, un riesgo latente, a que se presenten malos manejos, sin que esté diciendo o afirmando que esta situación se está presentando”.
Sus comentarios los hizo a escasos tres meses de terminar un ejercicio que, en palabras de Uriel Sánchez Zuluaga, sucesor de Rico en la gerencia General, fue “el mejor año de Plaza Mayor”, según reza un comunicado oficial de la entidad.
Otra, sin embargo, es la realidad que retrató el revisor fiscal: “teniendo en cuenta la magnitud del problema y que la contabilidad es un sistema de información y de control, cuyo registro es de partida doble, es decir, que lo que está afectando las cuentas bancarias colateralmente está afectando otras cuentas de la contabilidad, considero que la confiabilidad de los estados financieros no es óptima como para presentarlos ante terceros”.
Entre el inventario de irregularidades que halló el revisor fiscal (y que ampliaremos en la edición impresa de mañana), figuran detalles como este: “se realizan pagos y se reciben dineros o consignaciones sin que se realicen los correspondientes documentos contables”.
Al llegar a las recomendaciones, Estrada incluyó la siguiente: “no presentar información contable a terceros, así sea los entes de control, hasta tanto no se hagan todas las correcciones”.
Antes de pasarle oficialmente el informe a Rico y Rodríguez, el contador, dice, lo compartió con los contadores Hugo Sierra y Alberto Mira, “con el fin de discutir sus comentarios previamente, sin que presentaran objeciones al presente”.
Esa, sin embargo, no fue la única alerta del revisor Fiscal. El 18 de agosto de 2015 Estrada le rindió un informe a la Junta Directiva sobre la cuenta de los diferidos. Estos son costos y gastos que se realizan en un período, pero para no castigar los resultados se llevan a una cuenta del activo y se amortizan luego gradualmente. Contadores consultados por este diario manifestaron que esta es una mala estrategia para encubrir pérdidas.
En el documento del revisor se lee que en Plaza Mayor Medellín los diferidos pasaron de 2.430 millones de pesos en 2013 a 6.833 millones de pesos en 2014. El revisor fiscal anota que al analizar esa cuenta del balance, encontró que 3.246 millones de pesos correspondían a costos del año 2014.
“Le pregunté al Contador cuál fue el motivo por el cual no se llevaron los costos de lo facturado en el 2014 al período contable 2014, su respuesta fue, porque no los había identificado”.
Consultado por EL COLOMBIANO sobre los documentos del revisor fiscal, el actual gerente General de Plaza Mayor Medellín, Juan David Pérez Ortiz, aseguró que esos informes no le fueron entregadas por la anterior administración, ya son de conocimiento de la Junta y se está evaluando si todas las advertencias de Hernán Darío Estrada llegaron al conocimiento de la Junta Directiva o si fueron engavetadas.
Periodista y escritor. Diplomado en información económica y financiera, Geopolítica y finanzas para no financistas.