Noemí Franco ha dedicado más de 30 años a la venta de libros en el pasaje La Bastilla. Llegó con 35 años y cinco hijos bajo su cuidado. Tenía un toldo en la plazuela Uribe Uribe y, por su condición de madre soltera, consiguió un espacio en el naciente Centro Comercial del Libro y la Cultura a inicios de los años noventa. “Soy una de las fundadoras”, dice orgullosa, entre otras, porque su local se convirtió en la fuente de ingresos con la cual, libro a libro, pudo comprar una casa y sacar adelante a su familia. “Los libros eran un mejor negocio antes. Pero desde que llegó el internet, todo cambió”.
Sin embargo el internet, ese nuevo compañero incómodo que pareció poner en jaque a los libreros del centro, se ha convertido ahora en un aliado. Tras la flexibilización de las medidas de aislamiento obligatorio en el país y la inclusión de las librerías entre los sectores autorizados, el centro comercial ubicado sobre el pasaje La Bastilla abre sus puertas de nuevo. Esta vez, de la mano de las redes sociales para ofrecer servicio a domicilio.
En su página de facebook, el centro comercial ha dispuesto el directorio de sus diferentes librerías, y varias de ellas ya tienen cuentas de Instagram en las que promocionan sus títulos “a la mitad de lo que una persona los puede conseguir en otros lugares”, expresa Claudia Goez, hija de Noemí y heredera del oficio (@antioquia.librería).
Yeison Bedoya, presidente de la Asociación de vendedores de libros de Antioquia (Avelan), explicó que para esto, el colectivo de libreros del centro comercial ha diseñado un estricto protocolo de bioseguridad. El personal podrá entrar entre las 10:00 a.m. y las 4:00 p.m. Durante la jornada habrá dos horarios en los que se despacharán los domicilios o, en su defecto, se entregarán los libros en la puerta del centro comercial.
“No estará permitido el ingreso del público. Los libros que no se despachen por domicilio, podrán recogerse solo en dos horarios: a las 1:00 p.m. y a las 4:00 p.m.”, señaló Bedoya.
El aislamiento al interior del centro comercial se garantizará, indicó, reduciendo al mínimo la presencia de personas. “Solo podrá haber quince libreros al mismo tiempo en el edificio, escalonando los turnos por días de la semana, y se delimitará el espacio de un metro que deben conservar entre uno y otro”.
También habrá microfumigaciones generales y desinfección de personal cada tres horas, y será obligatorio el uso de tapabocas y guantes, como lo reza el documento del protocolo.