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La dinastía liberal en Envigado completa 43 años en el poder

  • Parque principal de Envigado. FOTO JAIME PÉREZ.
    Parque principal de Envigado. FOTO JAIME PÉREZ.
05 de noviembre de 2015
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Desde 1972 que llegó por primera vez Jorge Mesa Ramírez a la Alcaldía de Envigado, el destino de todos los envigadeños cambió, fue ese el último año que vieron un gobierno diferente al liberal y fue ese el inicio de toda una sofisticada maquinaria que no se ha bajado del poder en los últimos 43 años.

Una maquinaria tan perfecta y aceitada que ha colocado a todo tipo de alcaldes polémicos que han repetido cuatro y hasta seis veces periodos, que ha pasado sin mancharse por el lado de todos los conflictos sociales que ha vivido Envigado desde la época del cartel de Medellín hasta “la Oficina de Envigado”, pero también una maquinaria que se mantiene en el trono gracias a unos resultados contundentes en lo social como la superación de la pobreza, la salud, la educación, la infraestructura y las finanzas.

Según comenta Miguel Silva Moyano, politólogo y director del Instituto de Estudios Metropolitanos y Regionales de la UPB, lo que pasa en Envigado es la unión de la administración pública con las elecciones. “Ellos lograron montar una administración pública que les da resultados en términos electorales. Pero también que va validada por los buenos resultados. Es un grupo político que logra mantener buenos resultados en la administración y esto les sirve para apalancar su siguiente elección. Es tal vez la casa política más enquistada en todo el Valle de Aburrá. Esa es la dificultad de cambiar ese panorama político”, argumenta Silva.

Como una “dictadura perfecta” la califica Jorge Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Ciencias y Humanidades de Eafit. “En Envigado hay una alianza política antigua que gira alrededor de un mecanismo muy sofisticado de clientelismo político, por el cual hay una red de privilegios, empleos, subsidios, programas de vivienda, por el cual los distintos directorios mantienen un caudal electoral muy estable”, afirma el analista.

Según Giraldo, esta dictadura se basa también en no tener una oposición auténtica, sino en nuevas caras que juegan un papel de oposición pero que terminan siendo aliados del gobierno de turno. “Son unos grupos que se presentan para que haya una competencia electoral. Para que no quede un solo candidato como en alguna ocasión ocurrió. Pero que luego también ganan porque mantienen alguna participación en la burocracia y obtienen los ingresos por reposición de votos. Entonces es un sistema bastante sofisticado, en el que ganan muchos y pierde la ciudadanía, porque en Envigado lo que hay es una dictadura perfecta y los derechos de la ciudadanía se van perdiendo”, agregó.

Educación y pocos pobres, las dos claves

Héctor Londoño, alcalde saliente de Envigado y Raúl Cardona, alcalde electo, atendieron a este diario para tratar de explicar desde su perspectiva su fenómeno electoral y revelan que nadie como ellos se ha caminado las calles del municipio tanto, ni ha ayudado a las personas pobres como para poderles ganar en las elecciones. Además recalcan su trabajo en dos ítems: la salud y la educación. Y resalta que el único lunar ha sido el de la seguridad.

“Lo de nosotros no es una dictadura. Cuando los gobernantes hacen las cosas malas también la gente los castiga. Es una democracia que la comunidad ha visto que hemos invertido, que la plata sí se ve, que no la robamos, que la plata es invertida en toda las necesidades del municipio. Es como Robín Hood, quitarles a los ricos para darle a los pobres. Quitarles en el buen sentido de la palabra, se les cobra impuestos, pero hacemos énfasis en los pobres porque los ricos lo tienen todo”, explica Londoño, al que le faltan unos pocos meses para terminar su administración.

El funcionario se remite a los indicadores que tienen a Envigado como uno de los mejores vivideros del país y en los primeros puestos en transparencia del Índice de Gobierno Abierto (IGA) de la Procuraduría. “Nadie puede desconocer en Colombia que Envigado es un ejemplo de municipio. Es el segundo lugar en transparencia calificado por Procuraduría, el municipio de mejor calidad de vida y el mejor vividero según Planeación Nacional, el municipio que menos pobreza tiene. El índice es del 14 por ciento y en Colombia del 73%. Es el municipio con menos necesidades básicas insatisfechas (DNP), uno de los municipios con mejor manejo fiscal (Minhacienda), el que más invierte en educación (Mineducación). Yo recibí la medalla Simón Bolívar al municipio que más ha progresado en educación. Tenemos menciones por todos lados y eso no se hace gratuito”, explica Londoño.

Y eso es lo más complicado, aseguran los expertos. Pues un modelo de Gobierno que se supone que debería dar malos resultados, por las limitaciones en la democracia, sale bien librado en la mayoría de indicadores. “Para el caso de Envigado, no es que tengan buenos resultados pero tampoco es que sean unos pésimos gobiernos. Estas élites se reeligen porque logran mantener unas estructuras políticas muy minuciosas, milimétricas. Unos esquemas de relevo casi que determinados, que pasan por concejales. Y con buenos resultados, eso les permite no generar mayores polémicas, que son muy fuertes como en otros municipios”, argumenta Silva Moyano.

¿Maquillaje?
Para otros, estos resultados son mero maquillaje. “Las buenas cifras están basadas en el hecho de que Envigado expulsó a los pobres. Los sectores más pobres del municipio fueron expulsados por presión tributaria y económica a otros municipios, especialmente a Medellín, con los viejos proyectos de valorización en los barrios que hoy quedan en la avenida de Las Vegas, que en tiempos anteriores eran uno de los sectores más pobres”, argumenta Ramírez.

Lo mismo piensa Andrés Torres, excandidato a la Alcaldía y concejal de Envigado, y que ha sido uno de los grandes críticos de esta hegemonía que se ha instalado en Envigado. “Hemos venido siendo gobernados por constructores. Entonces el secretario de Planeación es constructor, Héctor Londoño es dueño de depósitos y se dedica al comercio en materia de construcción. Ellos han venido favoreciendo a través de impuestos, valorización y de intervenciones a que Envigado se desarrolle en las zonas suburbanas con viviendas de estrato 5 y 6 y eso genera desplazamiento urbano. Una familia a la que le llegue una contribución de valorización de 4 a 20 millones de pesos, está prácticamente obligada a vender su vivienda para pagar ese impuesto y con lo que le queda no le alcanza para comprar otra vivienda entonces se tiene que ir”, explica sobre cómo se estaría registrando esa dinámica hoy en día.

Y Giraldo agrega que ya los ciudadanos han comenzado a protestar. “Ya cuando los abusos son sistemáticos y excesivos como ha pasado en la Loma del Esmeralda, el Túnel Verde, y en otros casos como el tema del desplazamiento que ha ocurrido por la autorización para crear urbanizaciones de lujo en la zona rural del corregimiento Las Palmas, es un asunto callado porque no hay ciudadanía ni hay quien ejerza una veeduría o un control ciudadano sobre lo que pasa en el municipio”, asegura Giraldo.

En materia de educación, el experto dice que pasa exactamente lo mismo. La administración celebra indicadores que no hacen parte de su gestión, y que se deben al programa robusto de colegios privados de élite, que se ubicaron desde hace algunos años en Envigado. “Los buenos resultados en educación, en la mayor parte de los casos, no tienen que ver con la educación pública. Con excepción del colegio La Paz que es público, las grandes instituciones que le dan esos indicadores a Envigado son instituciones privadas, que no tienen nada que ver con la gestión del municipio. Hablemos del Colombo Británico, el Columbus School o los colegios de élite que se ubicaron en Envigado en los últimos 20 o 30 años”, sostiene el analista.

Un bastión liberal envuelto en polémicas

Pero si los indicadores no son una de las mayores razones como se sostiene esta casa política en el poder y a qué se debe su liderazgo. Algunos, como Héctor Londoño, señalan a René Mesa como el gran impulsor de la casa liberal en los años 70, como la persona que acabó con el poder conservador en Envigado. “Desde los tiempos del médico René Mesa ha estado muy fuerte el partido Liberal. Porque Envigado era realmente muy Conservador. René Mesa era un hombre muy carismático e impulsó mucho el partido”, afirma Londoño.

Y aunque René Mesa logra convertir a Envigado en el actual bastión liberal, otros piensan que el modelo administrativo y político que consolida la “dictadura perfecta” lo monta Jorge Mesa. “Fue él el responsable de ese modelo que le ha permitido a esta clase política sobrevivir a todo lo que ha pasado en 35 años de historia, empezando por Pablo Escobar concejal, hasta la entrada del Envigado Fútbol Club a la Lista Clinton”, afirma Jorge Giraldo Ramírez.

Y es que esta casa liberal ha salido bien librada de escándalos como la supuesta relación de Jorge Mesa (seis veces alcalde de Envigado) con el Cartel de Medellín. “Jorge Mesa dijo que era amigo de Pablo Escobar y eso realmente le deterioró su imagen. Pero nosotros hemos sido muy imparciales, yo nunca conocí a Pablo Escobar, porque además cuando yo ingresé a la política Escobar estaba oculto, escondido. Yo en ese tiempo no era del grupo de Jorge Mesa sino del grupo de William Jaramillo Gómez, un líder departamental muy importante que fue alcalde de Medellín y senador”, afirma Londoño.

Por su parte, el alcalde electo Raúl Cardona, comenta que los malos comentarios sobre Mesa siempre vinieron solo de sectores de la prensa y contradictores. “Comentarios siempre hay pero a Jorge Mesa se le reconoce mucho, obviamente era un alcalde muy polémico, pero ayudó mucho a la gente más necesitada de Envigado. En los medios de comunicación fue muy estigmatizado pero el pueblo lo elegía con una cantidad de votos impresionante. Reconocían en él una persona muy organizada, que manejaba muy bien el presupuesto, era cero burócrata”, reitera Cardona.

Pero esta no ha sido la única polémica de esta casa política, pues varios de sus líderes han sido relacionados con personajes como Gustavo Upegui y miembros de “la Oficina” como alias “Danielito”, por mencionar algunos casos. Cabe recordar, que el mismo Gustavo Upegui fue velado en cámara ardiente en las instalaciones de la alcaldía cuando Londoño (cuatro veces alcalde de Envigado), se desempeñaba en su cargo en junio de 2006. Otra polémica, fueron los contratos de José Diego Gallo (alcalde 2008 - 2011) a un hermano de la contralora del municipio, de los cuales salió bien librado pues Fiscalía, Procuraduría y Contraloría lo absolvieron de todo.

“Siempre los que no están contentos con la administración pues hablarán. El tema de José Diego Gallo salió exonerado de todo su problema. El doctor Álvaro Jobanny ha sido contratista como cientos de personas que han sido contratistas del municipio de Envigado. Él es hermano de la contralora actual, pero no volvió a contratar”, asegura Raúl Cardona.

Con todo este abanico de situaciones que los han rodeado, nadie ha podido demostrar a ciencia cierta alguna alianza entre el narcotráfico o el paramilitarismo con esta casa política, pues ninguno de estos políticos ha sido condenado.

Las elecciones rojas

“Tenemos muchos enemigos que quieren regir los destinos de Envigado. Se vio en las elecciones donde hubo muchos candidatos a la Alcaldía. Ellos se descuidaron en toda la campaña. Nos decían corruptos, que 30 años de hegemonía, una cantidad de barbaries, insultos, atropellos y calumnias. Raúl en la campaña no hizo sino proponer cosas, en cambio los otros se dedicaron por completo a atacarlo y eso no está bien visto por la comunidad”, argumenta Londoño sobre como ganaron las elecciones.

Y mientras tanto este gobierno de partido único, muy bien diseñado, que ha durado más de 40 años no parece que vaya a estar amenazado en el corto plazo. “Una de las cosas inteligentes es que estos señores han logrado modificar los nombres. Tienen unos nombres que van cambiando en las alcaldías, pero si usted mira los nombres de la burocracia clave del municipio son nombres que se repiten a lo largo de 30 años. Cambia la figura que está en la alcaldía y da apariencia de alternancia y renovación”, afirma Giraldo.

Y esto se ve con en el alcalde electo Raúl Cardona, con 20 años como funcionario y casi 15 como secretario de Obras Públicas, y que ganó con 37.693 votos, por encima de Jhony Vélez con 27.142 votos y Andrés Torres con 23.927 votos. “Esta elección no fue fácil, la diferencia fue de 10.500 votos, pero también se vio mucha participación. No crea que gané porque soy de la continuidad, gané por las propuestas, por el conocimiento, la experiencia y por las cosas buenas que queremos hacer por Envigado”, sostiene Cardona.

Pero han sido muchas las polémicas que han rodeado las elecciones en Envigado a nivel del tiempo, desde trashumancia hasta compra de votos. “El censo electoral de Envigado es más grande que el número de habitantes (el censo dice que hay 217.343 habitantes y pueden votar 225.101). Eso ya de por sí es una imprecisión, es una deformación de la democracia. Como pasó en algún momento el directorio liberal de Envigado movilizó muchos votos de otros municipios, incluyendo unos tan lejanos como Fredonia o Venecia, a votar en Envigado para mantener el poder político”, denuncia Giraldo Ramírez.

Para Silva Moyano, la cosa se complica más cuando los mismos ciudadanos ven en el cambio un riesgo innecesario. “Es cierto que la democracia está limitada, que hay problemas de representatividad y de acceso a las decisiones, pero el ciudadano hace el cálculo y dice esto es malo pero no nos podemos arriesgar a que venga una administración peor. En el caso de Envigado es en el Valle de Aburrá es uno de los más difíciles para la transición. Porque son décadas de perfeccionar y adaptarse, porque eso es lo más asombroso de esa élite, se adaptan ante cualquier cambio en el sistema político. Se adaptaron a las elecciones populares de alcaldes de 1988 y se adaptaron a la reforma política de 2003”, explica el experto.

Para Londoño, por su parte, la victoria se decidió en la calle, con la gente. “La gente en Envigado no vota por colores, ni por gente desconocida o que no haya hecho labor social. Tiene que ser una persona que se haya fogueado, que haya servido a la comunidad y que confíen en él. Para llegar aquí hay que lucharla. Nosotros no compramos votos. La gente aquí vota por opinión. Envigado es un municipio donde hay gente que ha estado toda su vida, mínimo 20 o 30 años, entonces son muy tradicionalistas, desconfían del que llega de un momento a otro”, asegura.

Según la posición del candidato perdedor Andrés Torres, la victoria de los liberales no se debe a esto sino una maquinaria con concejales y líderes comunales que ajustaron los votos para mantenerlos en el poder.

“En Envigado las listas que apoyaron al candidato del continuismo sumaban más de 50.000 votos. Sin embargo Cardona no sacó eso, estuvo muy lejos. Ellos logran endosar ciertos votos. Y los concejales que apoyan el continuismo son los mismos que en el gobierno participarán de la coalición, se verán favorecidos con la participación en las instancias de poder. Entonces esto de alguna manera se vuelve un círculo vicioso que hace que acabar con ese tipo de manejo no sea una cosa fácil”, argumenta.

Según él, la gente tiene un descontento generalizado con la administración. “La gente tiene una percepción de que en Envigado tiene que haber un cambio, que los recursos no se manejan con transparencia, que todos estos impuestos, la contribución de la valorización son injustos y que la administración debe cambiar. Y la dinámica política está cambiando lo vimos en Sabaneta y Medellín. Lo que considero es que Envigado ya llegó hace mucho tiempo el momento del cambio. Esa política fundamentada en la maquinaria ya está mandada a recoger”, concluyó.

Pero parece que ese no es el caso de Envigado. Un municipio que sigue apoyando a un partido que se reparte el poder desde hace 40 años, un alcalde electo que ha trabajado más de 20 años en la administración, pero también un Gobierno que seguirá medido por la dictadura de los resultados y que según la Encuesta de Calidad de Vida, es “el mejor vividero del Valle de Aburrá”.

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