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Abandono, ratas y mal olor es lo que padecen varios comerciantes del Atanasio

Vendedores de algunos módulos del estadio denuncian una precaria situación y piden condiciones mínimas de dignidad mientras comienzan las obras de remodelación y se define su futuro.

  • Los comerciantes de una zona del estadio piden condiciones mínimas de salubridad y mantenimiento, mientras comienzan las obras de modernización. FOTO Jaime Pérez
    Los comerciantes de una zona del estadio piden condiciones mínimas de salubridad y mantenimiento, mientras comienzan las obras de modernización. FOTO Jaime Pérez
  • Huecos y contadores sin tapa abundan en la zona más deteriorada. FOTO Jaime Pérez
    Huecos y contadores sin tapa abundan en la zona más deteriorada. FOTO Jaime Pérez
  • Así lucen muchos de los módulos, que se han convertido en orinales y sanitarios. FOTO Jaime Pérez
    Así lucen muchos de los módulos, que se han convertido en orinales y sanitarios. FOTO Jaime Pérez
07 de diciembre de 2022
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Una de las zonas de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot está sumida en abandono, deterioro y olores nauseabundos. En la carrera 70, a un costado de la pista de atletismo, son pocos los módulos (locales) abiertos en semana. Están ocupados por comerciantes que se niegan a dejar de trabajar allí, pese a las condiciones. Los otros están cerrados porque o no abren todos los días o son usados como bodegas o son baños sellados.

A la incertidumbre sobre su futuro cuando arranque el proyecto de modernización del estadio se suma lo que podría ser desidia y negligencia. Como no hay una buena vigilancia, los espacios son prácticamente un baño a cielo abierto en el que hacen sus necesidades habitantes de calle y asistentes a eventos como partidos o conciertos. No es raro que un vendedor tenga que matarse lavando para quitar los olores. Ni qué decir de los contadores, son escasos los que quedan con tapa y muchos medidores se los han robado.

Asimismo, algunos comerciantes deben ir varias veces al día al coliseo, con baldes y botellones para que les regalen agua, se queja Natalia Londoño, una de las vendedoras. Ella también debe ir hasta el gimnasio aledaño si quiere entrar al baño, porque los sanitarios de esa serie de módulos están cerrados y abandonados, dicen que hace dos años. “También hay inseguridad. Hace ocho días bajé la reja del negocio para ir al baño al gimnasio, me fui solo un momentico y cuando volví se habían robado la caneca de la basura”, cuenta.

Huecos y contadores sin tapa abundan en la zona más deteriorada. FOTO Jaime Pérez
Huecos y contadores sin tapa abundan en la zona más deteriorada. FOTO Jaime Pérez

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Obviamente, esto ha hecho que al lugar vaya menos gente, lo que les genera pérdidas económicas. Es el caso de Cecilia Rojas, otra comerciante que lleva allá casi 50 años, llegó muy joven, con su padre. Recuerda que la que antes era una fuente linda y limpia hoy sirve para que los habitantes de calle se bañen y laven la ropa.

“Esto también está lleno de ratas y cucarachas, y eso nos afecta los negocios”, dice. El basurero que dejan a diario, en especial cuando hay partidos o conciertos como el pasado, de Bad Bunny. Es una labor en exceso pesada para los escobitas que se encargan de la zona.

En la zona se preguntan por qué es tan alto el nivel de abandono en el que la administración tiene esta parte del estadio. EL COLOMBIANO consultó a la Alcaldía sobre el tema, pero no recibimos respuesta. Eduardo Pamplona, que tiene uno de los módulos de comerciantes y es integrante del comité de derechos humanos de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), cuestiona estas condiciones, teniendo en cuenta que allí se hacen eventos de gran magnitud, y recalca que es muy marcada la diferencia con la zona que da a la carrera 74, hacia el Obelisco.

Allí persisten los negocios y fruteras en espacios limpios, sin malos olores y con más afluencia de personas. Tanta diferencia ven que es conocido que en el lugar tienen tres clasificaciones. La zona que queda hacia el Obelisco es playa alta, la de Cecilia, Eduardo y Natalia es playa baja, y la del Parque de Banderas es playa media. No obstante, este último también se ve deteriorado, de las banderas no quedan sino dos trapos descoloridos en lo alto de las astas.

Así lucen muchos de los módulos, que se han convertido en orinales y sanitarios. FOTO Jaime Pérez
Así lucen muchos de los módulos, que se han convertido en orinales y sanitarios. FOTO Jaime Pérez

Por eso, más que todo “playa baja y playa media” están a la expectativa sobre el proyecto de modernización de la unidad deportiva, cuya licitación se abrió a mediados de año y para la que se dijo que había por lo menos 10 inversionistas interesados. Con la modernización, ha explicado la administración, se mejorará el estadio de acuerdo con normas internacionales, se cualificará el urbanismo y se construirá un hotel deportivo y un edificio multipropósito, así como una nueva zona gastronómica.

Y aunque desde la Agencia para la Gestión del Paisaje, el Patrimonio y las alianzas Público Privadas (Agencia APP), que lidera el proceso, dicen que han hecho talleres, encuentros y socializaciones con más de 420 venteros de la zona, hay muchos que manifiestan incertidumbre sobre si los sacarán de allí, los reubicarán o qué pasará con ellos. Pamplona asegura que no les han dado una respuesta clara.

Sin embargo, en junio pasado, el director de la entidad, Rodrigo Foronda, le dijo a EL COLOMBIANO que en la zona gastronómica, que será en el Parque de Banderas, se ubicarán los cerca de 250 venteros que tienen contrato vigente con la alcaldía.

La negociación con los comerciantes estará a cargo del concesionario que se quede con el proyecto, lo que garantizará su permanencia en la unidad deportiva, según explicó entonces Foronda. Esta modernización tiene previsto recursos por 172 millones de dólares, que hará un inversionista privado que, además, se encargará de prestar los servicios, operar y hacer mantenimiento a la infraestructura, pero también podrá aprovechar económicamente las áreas concesionadas. En este proyecto no se invierten recursos públicos.

El futuro se perfila mejor, pero muchos comerciantes no están seguros de si podrán disfrutarlo y consideran una injusticia que mientras tanto su presente esté en condiciones tan deplorables, pues solo piden mayor vigilancia permanente, mantenimiento mínimo de los espacios, conexión de agua potable a todos los módulos, baños públicos y condiciones dignas.

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