Era un 23 de enero como hoy pero en 1994. Los habitantes de La Chinita, un barrio asentado en un terreno invadido del municipio de Apartadó, Antioquia, compartían al interior de una casa mientras realizaban una “verbena popular” para recolectar dinero. Corrían la 1:00 a.m en el reloj, aproximadamente, cuando los disparos de los fusiles empezaron a sonar y las malas noticias llegaron a los hogares de las víctimas: esa noche fueron asesinadas 35 personas, mientras que otras 17 resultaron heridas.
Para ese entonces, los periódicos titularon como la mayor masacre ocurrida en los últimos tiempos del país. La portada de este diario, por ejemplo, abrió con una inografía de las personas que murieron y un título en letras grandes que rezaba “La barbarie sacudió al Urabá”.
En letras más pequeñas, la portada de EL COLOMBIANO también escribió que esa era una masacre anunciada, pues el rumor de que asesinarían a personas en La Chinita por su pensamiento político ya rondaba las calles desde hacía días. Hoy, 27 años después, se saben verdades a medias que las víctimas siguen reclamando para llevar a cabo su proceso de reparación.
De los victimarios, se conoce que fue el Frente Quinto de las extintas Farc el encargado de cometer el crimen. Sin embargo, durante un acto de perdón llevado a cabo el 30 de septiembre de 2016 entre los exjefes de ese grupo armado y las víctimas; Iván Márquez, uno de los máximos comandantes y fundadores, negó que la orden de asesinar a los habitantes de La Chinita hubiese venido desde el mando de las Farc y tachó el acto como “un error que jamás debió haber ocurrido”.