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Las letras tocan la puerta de San Carlos

El sueño de crear una biblioteca independiente en su municipio se convirtió en un proyecto social.

  • Los estudiantes adelantan el proceso de clasificación del material recibido para crear el banco de libros. Además, adecúan el espacio en el que lo establecerán. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
    Los estudiantes adelantan el proceso de clasificación del material recibido para crear el banco de libros. Además, adecúan el espacio en el que lo establecerán. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
14 de septiembre de 2019
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A cuatro horas de su oriundo San Carlos, en el Oriente, dos jóvenes arañan minutos de sus jornadas universitarias para cumplir un sueño: crear un espacio para fomentar la lectura y difundir la cultura en su pueblo.

Estefanía Gómez y Kevin Manco, estudiantes de los programas de Pedagogía y Antropología de la Universidad de Antioquia, se propusieron a finales del año pasado fundar un centro de puertas abiertas al que los habitantes de San Carlos pudieran acercarse a la cultura.

Desde hace un mes, decidieron que las letras les señalarían el camino a través del cual llegarían a su objetivo, por lo que iniciaron una colecta de libros para crear el acervo de una biblioteca pública, que sería uno de los múltiples servicios que esperan ofrecer.

El origen de la idea

En diciembre de 2018, en uno de los mercados campesinos en los que los jornaleros del pueblo comerciaban con huevos, café, cacao y miel, Estefanía y Kevin montaron el único puesto en el que la mercancía no tenía ningún costo y no era un producto de la canasta familiar.

“Sacamos una mesa con libros para niños y adultos, periódicos o revistas de Condorito, la idea no era centrarnos en que la gente leyera algo específico, sino que leyera lo que fuera”, recuerda Kevin.

Así, los asistentes al mercado se acercaron con curiosidad a su toldo, tomaron uno de los libros, y minutos después los retornaron, a la vez que les decían a los jóvenes que fueran más a menudo. A los dos les quedó sonando la propuesta, y pensaron en unirla a un naciente cineforo, que en ese entonces consistía en reuniones informales, en la casa de alguno de ellos, en las que juntaban a un grupo de amigos alrededor de un proyector por un par de horas, y se dedicaban otras cuantas a conversar una vez rodaban los créditos de la película.

Mientras encontraban los recursos y el espacio para poder unir ambas propuestas, en el primer semestre de este año siguieron sacando su puesto de libros a los mercados campesinos, en los que notaron que su público crecía a medida que se hacía más constante su presencia.

A finales del primer semestre se percataron de que los libros que habían juntado entre sus colecciones personales y donaciones de locales no eran suficientes para su naciente público, por lo que se decidieron a dar el siguiente paso que le daría forma a la etérea iniciativa.

Un éxito inesperado

El 8 de agosto Kevin y Estefanía publicaron en sus redes sociales una imagen en la que promocionaban una colecta de libros para crear la que denominaron Biblioteca Solidaria de San Carlos.

“Ese nombre de Biblioteca Solidaria lo elegimos para partir de la lectura en un lugar compartido, pero no queremos limitarnos a tener un lugar lleno de libros, sino abrirnos a otro tipo de lecturas. El cine, por ejemplo, nos puede abrir a otra forma de leernos y conocernos como sociedad, y eso también lo integraremos al lugar”, añade Estefanía.

Pese a no tener una gran cantidad de seguidores, la publicación de la Biblioteca Solidaria fue replicada en Twitter, y compartida a través de mensajes directos que se transformaron en numerosas llamadas de interesados en hacer un aporte a un municipio que, en muchos casos, los benefactores desconocían.

Así fue como en menos de un mes juntaron cerca de 300 títulos, que ellos mismos reconocen no han alcanzado a clasificar y enumerar con exactitud por la constante entrada de nuevas donaciones y el escaso tiempo entre las jornadas de clase y los recorridos para recoger las nuevas adiciones al acervo.

“Teníamos que cuadrar un recorrido en taxi en el que pudiéramos cubrir el mayor número de casas”, dice Estefanía, quien aclara que el metro no era una opción por el peso y tamaño de las cajas de libros que les entregaban.

Ahora, cuando ya llevaron una primera tanda de los libros recogidos a San Carlos y arrendaron un espacio para albergar su sueño, Kevin y Estefanía siguen recibiendo donaciones (en la carrera 76 # 22-28, apartamento 202), y ven más cerca la realización de su lugar soñado .

300
libros, aproximadamente, han recogido en el primer mes de la colecta Estefanía y Kevin.
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