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La fotografía de una mujer dando leche materna a su hijo mientras iba en un vagón del metro se convirtió la semana pasada en motivo de polémica y reflexión en redes sociales, y dejó en evidencia que persiste el estigma hacia las madres que deciden alimentar a sus hijos en público.
La imagen la dio a conocer un ciudadano que vio el natural hecho como “una falta de respeto”. Y las reacciones en contra de su postura no se hicieron esperar tras una contundente respuesta de la empresa de transporte.
“Esto es una falta de respeto con los usuarios del sistema Metro. ¿Cómo es posible que la señora no tenga al menos una cobija o una camisa para taparse, así como se quejan de que en el metro las manosean y que son abusadas sexual y verbalmente. Lástima del Metro”, escribió el usuario en su cuenta de Twitter, a lo que la empresa respondió breve: “Sí, una lástima... tu comentario”.
La respuesta del Metro fue aplaudida en redes sociales por quienes ven la necesidad de normalizar la lactancia materna en los espacios públicos, como un acto de amor y bienestar entre madres e hijos. Incluso, la mujer le envió un mensaje interno a la compañía de transporte para agradecer la decisión de defender la práctica en el sistema.
Valentina Henao, profesional de Gestión Social del Metro, reiteró que cualquier espacio de la empresa está disponible para que las madres alimenten a sus bebés. Y recordarlo es necesario, aun cuando esta política de la empresa es antigua.
Salas y espacios amigables
Casualmente, el 18 de mayo, cuando se conoció la crítica del ciudadano a la madre lactante, se movía en redes sociales el numeral #Lactatón, promovido en Colombia como una forma de sumarse a la conmemoración mundial del Día de la Donación de Leche Humana, que se cumple el 19 de mayo.
Y esta situación también recordó que el Metro tiene tres espacios especiales para la lactancia materna, en las estaciones San Javier, San Antonio y Hospital, creadas en 2019 y que cuentan con sillas diseñadas ergonómicamente, a medida y visibles para que las madres lacten tranquilas.
En Medellín existen por lo menos 150 empresas que han abierto centros o salas amigables con la lactancia materna, en las cuales se puede alimentar a los bebés en espacios seguros, tranquilos y cómodos, o bien, extraerse le leche mientras las madres no están con sus bebés.
Centros comerciales, dependencias públicas, universidades y compañías de distintos sectores disponen de estos espacios, ya sea para empleadas o estudiantes, pero también para visitantes.
Entre los últimos que se abrieron están el de la Universidad de Medellín y el de la Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia, espacio que es usado por estudiantes, empleadas, docentes y contratistas, no solo de esa entidad sino también de las aledañas ITM y Pascual Bravo. Salas como estas también han sido abiertas en otras universidades y compañías, entre ellas EL COLOMBIANO.
Aunque las características de estos espacios varían, es común que estén dotadas con elementos seguros e higiénicas, equipos y elementos para la extracción de leche o neveras para refrigerar el líquido.
“No es asunto de mamás”
Para Diana Pineda Ruiz, líder de Inversión Social y Generación de Conocimiento de la Fundación Éxito el hecho de que persistan críticas contra la lactancia materna en lugares públicos es más una equivocación social o individual y demuestra desconocimiento sobre las bondades de esta práctica, que no compete solo a mujeres e hijos, sino a toda una sociedad que debe rodear, apoyar y proteger a las mujeres que deciden dar el alimento más importante.
“La lactancia materna salva vidas, es el primer antídoto contra la desnutrición y aporta al desarrollo económico de los países, porque los bebés lactados de manera acertada son niños que tienen coeficiente intelectual más alto, se enferman menos y van a ser ciudadanos más activos que aportan al desarrollo económico”, manifestó la experta.
Bajo esta premisa, es importante recordar que las salas o espacios amigables con la lactancia materna no pueden cercar las posibilidades de las madres de alimentar a sus hijos en espacios públicos.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la lactancia se debe dar a libre demanda, cuando el bebé lo disponga, pues su estómago no puede garantizar saciedad a largo tiempo.
Y en este sentido, en consideración de Pineda, el Metro dio una respuesta acertada porque dejó claro que una mujer no debe esperar a llegar a una estación con espacio de lactancia, bajarse y alimentar al bebé, sino que puede hacerlo con tranquilidad en cualquiera de los medios del sistema.
Y por eso, anotó Pineda, la crítica que la semana pasada se hizo a la mujer podría catalogarse como una vulneración al derecho del bebé a tener una sana alimentación y es una forma de atacar a una madre que tomó una decisión de vida que pone a su hijo por encima de lo difícil que puede ser alimentar en un vagón de metro.